Deseo sexual “excesivo”: cómo entender la adicción sexual en hombres y mujeres

El deseo no es el problema, la clave está en comprender el vínculo con la emoción.

Deseo sexual “excesivo”: cómo entender la adicción sexual en hombres y mujeres

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Hablar de sexo sigue siendo un tema incómodo para muchas personas. Más aún cuando se toca el tema de la adicción sexual —un concepto que suele estar rodeado de mitos, estigmas y malentendidos. ¿Qué significa realmente tener una adicción sexual? ¿Es una excusa para la infidelidad? ¿Un deseo incontrolable? ¿Un trastorno real? Desde la psicología, la respuesta es clara: la adicción sexual no es tener “muchas ganas” de sexo. Se trata de una conducta compulsiva que escapa al control de la persona y que genera consecuencias negativas en su vida emocional, social, familiar y profesional.

¿Qué es la adicción sexual?

La adicción sexual, también conocida como trastorno hipersexual o trastorno compulsivo sexual, es un patrón de comportamientos sexuales que una persona no puede detener, a pesar de sus intentos y de los problemas que le causa. Esto puede incluir desde el uso compulsivo de pornografía, masturbación excesiva, sexo con múltiples parejas, hasta conductas de riesgo o ilegales.

No se trata de placer, sino de una necesidad psicológica que busca calmar el malestar emocional, la ansiedad o el vacío interior. Como en otras adicciones, hay una sensación momentánea de alivio o euforia, seguida de culpa, vergüenza y más ansiedad. Y el ciclo se repite. Cada persona lo vive de manera distinta, pero los patrones más comunes incluyen:

  • Pensamientos sexuales obsesivos que interfieren con la vida diaria.
  • Incapacidad para reducir o detener los comportamientos, a pesar de las consecuencias.
  • Uso excesivo de pornografía, muchas veces en secreto.
  • Relaciones sexuales impulsivas o de riesgo, incluso con desconocidos.
  • Dificultad para establecer vínculos afectivos estables.
  • Mentiras, aislamiento, doble vida o conflictos de pareja.

Quien lo sufre sabe que algo no está bien, pero no puede frenar la conducta. A menudo intenta dejarlo por su cuenta, sin éxito, lo que alimenta aún más la frustración y la culpa.

¿Qué hay detrás de esta adicción?

En muchos casos, la adicción sexual es una forma de evasión emocional. Es decir, una estrategia (inconsciente) para anestesiar emociones dolorosas: soledad, ansiedad, vacío, depresión, baja autoestima o incluso traumas del pasado.

El sexo, al activar el sistema de recompensa del cerebro, se vuelve una vía rápida para calmar el malestar. Pero, como todo alivio superficial, dura poco. Pronto regresa la incomodidad interna, y con ella, el impulso de repetir la conducta. La raíz del problema no es el sexo en sí, sino la relación que la persona tiene con su propio mundo emocional.

Algunos profesionales prefieren hablar de “adicción conductual” —como ocurre con el juego o las compras compulsivas—, mientras que otros lo encuadran como un tipo de trastorno obsesivo o un síntoma de otros cuadros clínicos, como trastornos del estado de ánimo, trauma complejo o personalidad.

Hablar de adicción sexual no es excusar conductas irresponsables, ni juzgar el deseo sexual de nadie. Es reconocer que hay personas que sufren en silencio, atrapadas en un patrón del que no saben cómo salir.

La clave está en quitarle el morbo al tema y reemplazarlo con comprensión, conocimiento y acompañamiento profesional. Nadie elige tener una adicción. Pero sí se puede elegir buscar ayuda y empezar a reconstruir una vida más libre, más consciente y más plena.

¿Cómo se vive la adicción sexual en hombres y mujeres?

Aunque la pérdida de control sobre el comportamiento sexual es similar, hombres y mujeres suelen vivir, expresar y experimentar la adicción sexual de formas diferentes. Estas diferencias no son absolutas, pero sí reflejan patrones comunes que están influidos tanto por la psicología como por el contexto cultural.

Las conductas compulsivas en hombres suelen enfocarse más en conductas visuales y físicas, como pornografía compulsiva, masturbación excesiva, prostitución o sexo con múltiples parejas. Las mujeres, aunque también pueden tener conductas similares, muchas tienden más hacia la búsqueda de conexión emocional a través del sexo. A veces, el impulso no es solo sexual, sino una necesidad afectiva encubierta (por ejemplo, relaciones tóxicas o dependencia emocional disfrazada de deseo sexual).

Los hombres buscan sexo para aliviar estrés, ansiedad, frustración o aburrimiento. En muchos casos, el sexo se vuelve una forma de desconexión emocional. En mujeres, con mayor frecuencia, el sexo compulsivo está relacionado con heridas emocionales profundas, baja autoestima, abandono, abuso o trauma. El impulso sexual muchas veces busca validación afectiva más que placer físico.

El enfoque terapéutico debe considerar el género y la historia emocional individual. Las mujeres pueden necesitar más trabajo en trauma, autoestima y límites afectivos. Los hombres, en manejo de impulsos, regulación emocional y desaprender el vínculo entre masculinidad y poder sexual. Ambos necesitan espacios seguros, sin juicio, donde puedan redefinir su relación con el deseo y el cuerpo, desde un lugar de libertad y no de compulsión.

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Marcelo Sitnisky. (2025, octubre 8). Deseo sexual “excesivo”: cómo entender la adicción sexual en hombres y mujeres. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/sexologia/deseo-sexual-excesivo-como-entender-adiccion-sexual-en-hombres-y-mujeres

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