La sexualidad es un fenómeno y llega a poder considerarse como una parte importante de nuestra personalidad interviniendo factores biológicos, psicológicos, sociales… Es, en definitiva, un concepto complejo en el que tanto la mente como el cuerpo juegan un papel importante.
Si hablamos de sexualidad, también hemos de hablar de erotismo, intimidad, deseo y placer; debemos tener en cuenta que, más allá de la función reproductiva, cumple una función afectiva vital, y debemos conocer el significado de conceptos como sexo biológico, orientación sexual o género. Y, sólo si tenemos en cuenta todos estos factores, estaremos entendiendo nuestra sexualidad en toda su amplitud, como ese aspecto intrínseco a nuestro ser que llega a moldear nuestra vida personal y social.
Y si la sexualidad es tan importante y a la vez tan compleja, ¿cómo podemos vivirla de manera plena y gratificante? La respuesta la podemos encontrar en la técnica del Mindfulness.
- Artículo relacionado: "Autoestima sexual: qué es, cómo nos afecta, y cómo mejorarla"
La sexualidad está en el cerebro
El concepto Mindfulness es aplicable a muchos, si no todos, aspectos de nuestra vida. La sexualidad incluida. La técnica de Mindfulness consiste en llegar a ser capaces de conseguir una atención plena en aquello que estemos haciendo. Si es una relación sexual, se tratará de fusionar mente y cuerpo y entregarse a la relación y a la experiencia de una manera consciente y plena.
Luchando en contra de la tendencia creciente de banalizar la sexualidad hasta convertirla en sexo de gimnasio o una simple masturbación con el cuerpo de otra persona, las técnicas de Mindfulness sexual nos van a permitir enfocarnos en el momento presente, en el instante mágico compartido, para disfrutar de él con plenitud y experimentar placer en mayúsculas.
La focalización en el aquí y ahora será la clave, y llegar a dominar la técnica tiene como consecuencias directas un placer más intenso, orgasmos más prolongados y mejores erecciones.
La sexualidad humana está en el cerebro, y eso significa que tenemos la capacidad de mejorarla. No es sólo un instinto, es una actitud y experiencia que podemos aprender a vivir desde otro lugar. Mindfulsex ayuda a superar disfunciones sexuales como la anorgasmia, vaginismo, aversión al sexo, falta de deseo, disfunción erétil y eyaculación percoz.
Uno de los efectos más inmediatos que podemos conseguir con la práctica es disminuir la rumiación: ¿qué pensamientos aparecen cuando tenemos sexo? “no estaré a la altura”, “no le gustará lo que le hago”, “y si no le atraigo”, “huelo mal”,… ¿cómo nos hacen sentir estos pensamientos? Quizás angustiados, tristes, frustrados, con malestar y estrés. Mindfulsex nos ayuda a tomar consciencia y nada más, sin emitir juicios, simplemente estar y abrirnos a la experiencia como si fuera cada vez la primera.
- Quizás te interese: ""Deseo sexual: ¿qué elementos físicos y psicológicos influyen en él?"
Conseguir la atención plena en el terreno sexual
Está ampliamente demostrado que los ejercicios de meditación y de respiración consciente mejoran la calidad de las relaciones sexuales. Estos ejercicios pueden ser múltiples y variados, adaptándose a cada persona y a cada pareja, pero podemos resumir su esencia en los siguientes ítems:
1. La importancia de la respiración
Si empezamos con una respiración relajada y fluida, cuerpo y mente se irán aclimatando. El objetivo que perseguimos respirando es mantenernos realmente en el aquí y ahora, y tomar consciencia de nuestras emociones, nuestros pensamientos y nuestras sensaciones. Coordinar la respiración con la pareja va a generar un efecto potenciador de las sensaciones y una sensación de intimidad y conexión profunda, donde no hay nada mejor que hacer ni ningún lugar al que ir, solamente estar aquí respirando, sintiéndonos, dejando que todo suceda.
- Artículo relacionado: "Los 4 tipos de respiración (y cómo aprenderlos en meditación)"
2. Comunicación consciente
La comunicación es un arte y un entrenamiento, desde la calma y la claridad mental podemos expresar aquello que sentimos y realmente necesitamos; la comunicación no violenta genera armonía, apertura, confianza, bienestar y conexión. Expresar lo que me gusta y agradecer favorece cultivar la intimidad y potencia el erotismo.
3. El reto de aprender a sentir placer
Si buscamos una sexualidad plena tendremos que ser capaces de aprender a gozar. Como habitualmente estamos en nuestra mente atrapados en los pensamientos, tenemos los cuerpos dormidos.
Aprender a identificar las sensaciones, gobernar los sentidos, identificarnos en el placer y despertar nuestros sentidos nos llevará a vivir la sexualidad de forma más intensa.
- Quizás te interese: "¿Cómo influye en el vínculo emocional de pareja el deseo sexual?"
De la teoría a la práctica
Conscientes de que hablar teóricamente es mucho más simple que llevar la atención plena a la práctica, vamos a indicar algunas pautas. Algunas acciones o ejemplos de comportamientos que nos van a encaminar hacia el bienestar sexual.
1. Respirar
Sí, conviene insistir en la respiración porque juega un papel crucial tanto en la meditación como en la sexualidad. Durante todas las fases de un encuentro sexual, una buena respiración nos va a permitir, por un lado, mantener el ritmo que requiere cada fase, y por otro lado, mostrar nuestro grado de excitación a nuestra pareja, cosa que nos va a permitir compenetrarnos mejor y generar conexión.
Es importantísimo poder detectar las sensaciones de nuestra pareja, saber cuándo sube su nivel de excitación; y viceversa, que nuestra pareja sepa ver cuándo vamos a llegar al clímax. La respiración será este hablar sin palabras tan necesario para el éxito de la relación sexual.
- Artículo relacionado: "¿Qué es el Mindfulness? Las 7 respuestas a tus preguntas"
2. Besar y acariciar de forma consciente
Concentrarse únicamente y de forma exclusiva en cada beso y en cada caricia que damos va a tener un efecto bumerang: todo lo que estamos dando va a volver a nosotros, porque habremos conseguido una concentración plena y esto abrirá la puerta al placer.
3. Olvidar el orgasmo para llegar a él
Es habitual estar tan pendiente del momento en que vamos a alcanzar el orgasmo que esto provoque una desconexión con el resto de sensaciones placenteras. El Mindfulness nos enseña que se trata de apreciar cada roce en nuestra piel y vivir el aquí y el ahora. El camino es el placer.