Tanto si eres padre, madre, compañero de trabajo o de piso, de aula como si no, todos transmitimos nuestros estados emocionales mediante el lenguaje no verbal, la expresividad, el estado anímico o mediante el lenguaje.
El pánico colectivo o la preocupación y alarma constante tanto por la salud como por el impacto en la economía familiar, local o nacional; va generando una angustia colectiva que sobre todo inunda a los niños quienes ni pueden entender bien el peligro.
Eso sí, quizás los más jóvenes sean los menos vulnerables respecto al impacto del coronavirus en la salud, pero son los más necesitados de un entorno seguro para poder mantenerse tranquilos.
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Cómo cuidarse psicológicamente y cuidar a los demás ante el coronavirus
El sistema de cuidados se activa y desarrolla mediante las conductas que precisamente las medidas de prevención limitan, como el contacto, la cercanía, el tocar, el acariciar, el besar...
Estamos sobreexpuestos a una información ingente de información, ante la cual nos convertimos en expertos del tema o nos vemos abrumados por indigestión de datos o caemos en rituales obsesivos de control. Así que hacer un uso responsable de las guías tanto medicas como psicológicas de las medidas que están llegando a nuestras manos es fundamental.
Podemos comenzar por observar la respuesta de nuestro cuerpo, cómo se disparan los pensamientos, e intentar conectar con la respiración.
Pequeño ejercicio para calmarse ante una amenaza colectiva
Mira a tu alrededor, si tienes niños a tu cargo o personas mayores, tus temores llegan a ellos mediante el contagio psicológico sin mediar palabras. No sigas leyendo, simplemente respira, imagina cómo al expulsar el aire tus miedos y alarmas se reducen, se desvanecen como el humo de una cerilla.
Ahora, sonríe, sonríe a tu interior, sonríe a esa capacidad emocional de calmarte y relajarte, sonríe también y acepta con calidez al miedo experimentado. Después dirígete a tus hijos o a las personas mayores que estén a tu cargo, sonríeles también a ellos, acoge igualmente el miedo que han experimentado sin ser aún conscientes, háblales con delicadeza, sonríeles con la miradas, dirígete a ellos con palabras delicadas y cuidadosas, no temas en poner palabras a sus miedos y a los tuyos.
En la medida que expresamos, domamos nuestros miedos más internos, y de esta forma favorecemos nuestra calma y la de los otros.
Darnos cuenta de la alarma que se nos dispara cada vez que buscamos indicios de calma y no la encontramos nos ayuda a valorar lo importante, que es que nosotros mismos no nos convirtamos en detonadores de alarma, de peligro para ayudar a mantener sosegados los ánimos entre todos.
Otros consejos para mantener el control
Actos compartidos como los encuentros grupales en balcones y ventanas nos permiten mantener vivo el contacto en el aislamiento, compartir la alegría de la unión y generar un estado compartido de júbilo.
Si tenemos que rescatar algo de esta experiencia es cómo estamos actualizando y primando nuestra mente-cuerpo social, que se extiende más allá de nosotros mismos y nos vincula en la distancia.
Recursos compartidos, humor compartido, estados compartidos, aunque prime una distancia de un metro, compartimos nuestros estados.
Como psicóloga, mi reto personal y profesional, en estos momentos, es ayudar a darnos cuenta de cómo transcienden las emociones, los pensamientos y las respuestas más allá de uno mismo. Vitaliza, como centro sanitario no deja de ser sensible a la necesidad de contar con apoyo humano cercano. Aquellos que se hallan solos o abrumados o que quieren continuar con el apoyo recibido hasta ahora, tienen la oportunidad de encontrar en Vitaliza sus puertas abiertas online.
Autora: Cristina Cortes, Psicóloga, psicoterapeuta y Directora de VITALIZA.
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