Cómo identificar a las personas que no te convienen: 6 ideas clave

Estas son las claves en las que fijarse para reaccionar a tiempo ante relaciones disfuncionales.

Cómo identificar a personas que no te convienen

Los seres humanos somos animales sociales y necesitamos rodearnos de personas para poder ser felices. Las relaciones que conformamos con nuestros familiares, amigos y pareja son un aspecto que determinan nuestro bienestar psicológico y emocional.

Hay relaciones buenas, y otras que no lo son tanto. Mientras que algunas relaciones son sanas y nos ofrecen muchas emociones positivas otras son verdaderamente tóxicas, agotadoras y estresantes, relaciones que no nos convienen.

Si alguna vez te has preguntado cómo identificar a personas que no te convienen este es tu artículo. A continuación trataremos de dar una respuesta a esta cuestión, además de identificar señales de alarma que nos ayuden a alejar a aquellas personas que no nos suponen nada positivo.

Aprendiendo a identificar a las personas que no te convienen

Todas las personas queremos rodearnos con gente que nos aporte algo a nuestras vidas. Buscamos tener a nuestro lado a personas especiales, con quienes compartir buenos momentos y que también nos den apoyo en los momentos difíciles. Familiares, amigos y parejas son ese tipo de personas a las que recurrimos ante un problema, disfrutamos de felices momentos con ellos y esperamos que nos proporcionen aquello que les damos: amor y respeto.

Sin embargo, no siempre contamos con personas con las que confiar. Suele pasar que al comenzar a salir con alguien o cuando conocemos a un nuevo amigo, lo que en un principio parecía ir bien se ha convertido en una relación bastante complicada. Sí, está claro que todas las relaciones tienen altibajos, como alguna que otra discusión o malentendido, pero si eso se convierte en lo normal de la relación tras pasado un tiempo significa que está tomando un cauce indeseado.

Llegado a este punto es posible que te hayas preguntado cómo identificar a personas que no te convienen. Esta pregunta no es fácil de responder, puesto que no podemos descartar por completo una relación por el simple hecho de que algo ha ido mal en un momento dado. Cada persona es diferente, con unas creencias y opiniones distintas que pueden hacer que se choque en alguna ocasión entre personas que se quieren, pero no por ello motivo de separación. La línea que separa las discordancias normales de una relación y problemas de relación irresolubles es muy difusa.

No podemos dar la solución de cómo elegir a la pareja, al amigo o al familiar (¡como si pudiéramos!) que más nos conviene sin equivocarnos. La vida no se puede solucionar con fórmulas mágicas que nos permiten elegir sin equivocación alguna con qué personas nos debemos rodear. Es a partir de las equivocaciones, los desengaños, los aciertos y experiencias que acabamos viendo quién nos conviene y quién no. Lo que debemos hacer es aprender de nuestros errores a la hora de salir o quedar con alguien. Esa es la mejor experiencia vital.

Pero esto no nos debe confundir. Que no haya una solución mágica para identificar a personas que no nos convienen no significa que no hayan unas cuantas pistas en las que fijarnos que nos pueden ayudar a tomar la decisión de alejar o acercar a una persona de nuestro círculo social. Ciertos comportamientos de ese “ser querido” pueden servirnos como señal de alarma, avisarnos de que lo mejor que podemos hacer es poner tierra por medio y evitar que la relación nos intoxique con su negatividad, malos pensamientos y críticas ácidas.

Señales para identificar a personas que no nos convienen

A continuación vamos a ver unas cuantas señales que ayudan a identificar a aquellas personas que no nos convienen.

1. Solo se hace lo que él o ella dice

En una relación todos los miembros de la misma merecen el mismo respeto y que sus deseos y necesidades sean satisfechos de forma justa e igualitaria. En caso de no ser así, significa que una persona disfruta de la relación y el resto no, lo cual es un ejemplo de mala relación.

Si todo lo que hacemos es lo que a nuestra pareja o amigo le gusta, lo decide él o ella, en definitiva es lo que quiere hacer él o ella, no estamos viviendo en una relación sana. Si no todo el mundo se siente a gusto con la relación ni tampoco satisfecha no es una buena relación y, simplemente, no nos conviene.

2. Nos culpa de todo constantemente

Como decíamos, en toda relación surgen problemas, discusiones y malentendidos, los cuales forman parte de la vida normal de las relaciones humanas. En una relación sana se acaban perdonando, tratando de entender qué sucedió, quien tiene la culpa realmente (que pueden ser ambos en mayor o menor medida) y buscando estrategias para solucionarlo.

En cambio, si nuestro amigo o pareja siempre que aparece un problema tiene claro que la culpa es nuestra, ingeniándoselas para que así lo “veamos” y asegurarse de que quede claro que él es totalmente inocente, debemos plantearnos la necesidad de continuar la relación.

Si todo el rato nos echa la culpa de cualquier problema que haya surgido en la relación tarde o temprano va a repercutir en nuestra autoestima y también estado anímico. Tener una persona que no nos conviene a nuestro lado y que continúe siendo así nos traerá problemas a nivel psicológico.

3. Nos recuerda nuestros fallos

Nadie es perfecto puesto que todos tenemos defectos, complejos y no siempre hacemos las cosas bien. En definitiva, tenemos nuestros fallos, los cuales pueden ser más o menos leves y, por supuesto, más o menos solucionables.

Que nuestra pareja o amigo los detecte y, de buenas maneras, nos intente ayudar a convertir nuestras debilidades en fortalezas, está bien. Lo que no está bien es que nos reproche constantemente las muchas cosas en las que parece que nos damos la talla.

Una persona que nos quiere no nos hunde en la miseria emocional recordándonos todo aquello en lo que no somos buenos. Si no parece que estemos al nivel que espera, ¿para qué seguir quedando con él o ella? Lo mejor que podemos hacer es proteger nuestra salud mental de tan ácidas críticas y dejarlo de lado.

Las personas que critican constantemente a aquellas que supuestamente quieren lo pueden hacer por varios motivos, entre ellos mantener a su “ser querido” controlado, asegurándose de que tiene una baja autoestima y no acaba saliendo o quedando con otras personas o, también, puede suceder que esté tan insatisfecho consigo mismo que necesite criticarnos para sentirse mejor. En todo caso se está en una clara relación tóxica.

4. Muestra muy mal carácter

Todos tenemos un mal día a veces y, por muy tranquilos que normalmente podamos ser, algunos días nos puede venir un arranque de ira y pagarlo con personas u objetos. No es que esto sea un comportamiento ideal, pero todos somos humanos y en alguna ocasión los nervios y el enfado nos pueden, sobre todo en situaciones tensas.

Pero una cosa es tener un día malo y otro es tenerlos todos los días. En este segundo caso puede que se esté ante un problema de control de la ira y, si nuestro ser querido muestra un muy carácter, puede que eso sea señal de que no nos conviene. Lo primero que deberíamos hacer es tratar de ayudarle, motivarle a que visite un psicólogo pero, de no querer, quizás haya llegado la hora de apartarse un poc de su lado.

5. No nos deja tener nuestro espacio

Hay personas que más que seres queridos son lapas controladores que no nos dejan libres ni por un solo segundo. Si nuestra pareja, amigo o familiar está todo el rato acompañándonos, queriendo saber qué es lo que hacemos y dejamos de hacer, por muy de forma inocente y pacífica que lo haga no deja de ser una conducta controladora. Llegan a estar tan pendientes de nuestras vidas que son verdaderamente insufribles.

No es que esto sea un motivo suficiente como para decirle que ya no queremos tener ningún tipo de relación con él o ella, pero sí es motivo para darle un toque de atención. Le debemos aclarar que queremos que respete nuestro espacio vital y, en caso de no comprenderlo, le diremos que hemos decidido liberarnos de él o ella.

6. No comparte nada con nosotros

En toda relación sana ambas partes, sean amigos, familiares o pareja, dan y reciben, de lo contrario ¿para qué sirve una relación? Quienes se valoran mutuamente se hacen favores, se ayudan mutuamente y se muestran respeto y amor, sea fraternal o romántico.

Si aquella persona que dice ser nuestro amigo o pareja nos pide y pide pero nunca da estamos ante un caradura, egoísta, aprovechado, interesado y egocéntrico. Nos merecemos ser mimados y esa persona debe cumplir con su parte, sino la relación, que al fin y al cabo es un tratado social, no está siendo cumplido. La reciprocidad es un elemento clave en toda relación humana.

Resumen

Como íbamos diciendo, no existe una respuesta inequívoca y tajante a la pregunta de cómo identificar a personas que no te convienen. Cada uno es como es, y hay personalidades que pueden parecernos tóxicas pero que están dentro de la normalidad, además de que hay quienes pueden soportar a las personas que tengan unos rasgos más difíciles pero que no son ni malas personas, ni egoístas ni desinteresados.

En las relaciones humanas es inevitable pelear alguna que otra vez, tener algún malentendido pero, también, es cuestión de tiempo que se llegue a una solución y todos los implicados acaben satisfechos. Nuestros errores y defectos son los que nos definen y nos ayudan a aprender, algo que también se aplica al ámbito de las relaciones sociales. Equivocándonos con nuestra pareja, amigos o familia aprendemos lecciones vitales.

No obstante, son muchas las personas que no nos tienen por que convenir y con las señales que acabamos de comentar tenemos una guía bastante facilitadora de cómo identificarlas. Claro está, se deberá tener en cuenta las propias características y situación de aquella persona que parece que no nos convenga pero, sea como sea, lo que deberemos priorizar es nuestro propio bienestar. Si una relación nos hace sentir mal es que esa relación no nos conviene.

Referencias bibliográficas:

  • Stamateas, B. (2011) Gente Tóxica. Ediciones B, S.A. (Barcelona).
  • McNamee, S. y Gergen, K.J. (1996) La terapia como construcción social. Barcelona: Paidós.
  • Minuchin, S. (1982). Familias y terapia familiar Buenos Aires: Gedisa.

Graduado en Psicología con mención en Psicología Clínica por la Universidad de Barcelona. Postgrado de Actualización de Psicopatología Clínica en la UB.

Psicólogo/a

¿Eres psicólogo?

Date de alta en nuestro directorio de profesionales

Artículos relacionados

Artículos nuevos

Quizás te interese