Cuando oímos hablar del mundo del deporte o de la empresa surge, muy a menudo, la palabra equipo. Y un equipo está formado por personas, que son las que hacen posibles los éxitos de cualquier organización. Sin embargo, salimos a la calle y puede que las cosas no aparezcan de ese modo; no es ningún secreto que una de las señales más visibles de los muchos problemas que como sociedad estamos teniendo es el excesivo individualismo.
Ambas cosas parecen contradictorias; cada vez queremos más autonomía personal, pero también se nos llena la boca de expresiones como: “formo parte de un equipo”, “el éxito es del equipo”, lo que nos lleva a un complicado equilibrio que dificulta nuestra propia existencia. Y para lograr esos éxitos de los que decimos formar parte se alude a las llamadas 5 c’s, que todo equipo debe poseer para lograr resultados. Son muy conocidas, a saber: Compromiso, Comunicación, Coordinación, Confianza, Complementariedad.
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Rompiendo las dinámicas individualistas en la familia
Es quizá en el ambiente conyugal y familiar donde esta dicotomía (individualismo versus equipo) es más palpable, queremos estar bajo un paraguas protector de algo sólido, pero a la vez no estamos dispuestos a permitir que nuestra libertad se vea menoscabada. Es complicado, en ocasiones, hacer ver que la familia es un equipo, un conjunto de personas que tienen unos objetivos comunes y se plantean metas para alcanzarlos.
Y, sin embargo, es posiblemente el lugar donde las 5 c’s tienen la mayor capacidad de potenciación y de logro de resultados visibles y beneficiosos para cada uno de los miembros de la unidad familiar. ¿Por qué? Analicemos una a una la 5 c’s.
1 Compromiso
Nada en la vida se puede hacer satisfactoriamente si no hay un mínimo de compromiso. Todo lo que hace de forma obligada o no elegida puede derivar en una realización de cosas de forma trivial y en nada beneficiosa para uno mismo y para una organización. Según Lehman “el compromiso transforma una promesa en realidad, es una acción más alta que las palabras, es el triunfo diario de la integridad sobre el escepticismo”.
En una organización familiar es necesario que sus miembros se sientan a gusto y felices en el hogar, comprometiéndose a lograr acuerdos de convivencia que supongan un beneficio para todos sus miembros, incluso pudiendo renunciar a algo personal. De alguna forma, cada uno de los integrantes del núcleo familiar es responsable del resto y esto solo se logra si el compromiso general está basado en un compromiso personal con uno mismo. Y este compromiso debe ser eterno.
2. Comunicación
En un mundo hiper conectado a nivel tecnológico surge la paradoja de que cada vez nos cuesta más trabajo tener una comunicación humana de forma natural. En una relación de pareja, matrimonio o familia una comunicación fluida, positiva y activa es clave para unas relaciones fuertes y de larga duración. Y esa comunicación o diálogo efectivo nacen desde la base, desde los comienzos de la relación de pareja. Una pareja que dialoga desde el inicio será una pareja preparada para su comunicación con los descendientes.
A los bebés hay que darles confianza de comunicación y diálogo desde la cuna. Una escucha activa, un buen trabajo de empatía, una ausencia de crítica desaforada, usar solo aquella que sea constructiva, permitirán una serie de habilidades muy necesarias para la vida.
Es cada vez más palpable la gran cantidad de incomunicación que se ven en los ambientes familiares y que son una semilla de conflictos que si no se atajan a tiempo desembocarán en circunstancias no deseadas. Pero la comunicación o el diálogo conyugal es un arte y como tal, hay que aprenderlo, hay que madurarlo, hay que gestionarlo y hay que evolucionarlo. El mundo de hoy precisa, más que nunca de grandes comunicadores, no a grandes masas, sino en el tú a tú.
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3. Coordinación
La RAE define la coordinación “como la acción o efecto de coordinarse”. Cuando hablamos de que un equipo está coordinado, hablamos de que hay un proceso y un uso de estrategias y patrones interdependientes entre sus miembros para lograr metas comunes. Para que un equipo tenga una buena coordinación se necesita alguien que la ejecute, se precisa un líder.
En la familia ese papel corresponde al padre y a la madre, a partes iguales y al unísono. Significa que están al tanto de las necesidades globales del grupo y que son coherentes con lo que piensan, dicen y hacen.
El gran líder no da órdenes, sencillamente su coherencia le permite ser ejemplo y, a la vez, produce respeto, busca siempre unas metas ambiciosas y realistas para sí mismo y para la organización, buscando el máximo desarrollo personal de sus miembros. Por eso es imprescindible que la unión del padre y la madre sea fuerte, con reglas y compromisos claros. Solo si los progenitores son fuertes, la familia será fuerte.
4. Confianza
La familia es una comunidad de personas cuyo sentido de pertenencia se basa en unos lazos invisibles basados en la confianza que promuevan a una relación satisfactoria. Ello llevará a una fuerte base de apoyo para las situaciones que ocurren a lo largo de la vida cotidiana.
Respetar y aceptar a cada miembro de la familia como es, promover un espacio de libertad y una comunicación efectiva, enseñara los hijos una verdadera libertad que les lleve a encontrar los principios que dirigen la propia naturaleza humana, entender que la libertad tiene unos límites traspasados los cuales los propios principios personales se verán en peligro, esos son puntos esenciales en una relación de confianza familiar. No significa que la familia resuelva todos los problemas, pero si da las pautas para expresarlos y compartirlos.
La confianza se basa en la credibilidad y el respeto, por ello el ejemplo del padre y la madre unidos sólidamente, permitirá los hijos un crecimiento personal y social que les permita creer en sí mismos y en la familia.
5. Complementariedad
Un equipo está compuesto por una serie de profesionales que dominan un área determinada porque sus cualidades así lo permiten y, a la vez, son capaces de suplir a otros miembros en momentos concretos porque también son hábiles en otras áreas. Para lograr esto, es necesario una cohesión y una responsabilidad personal y colectiva en las tareas a realizar. En una familia estos elementos son básicos para crear un ambiente positivo y estimulante.
La repartición de las tareas del hogar poniendo las destrezas de cada miembro al servicio de los demás compartiendo responsabilidades y resultados, llevarán a conseguir resultados y armonía familiar de manera mucho rápida, eficiente y eficaz. Además es una forma de empezar a inculcar a los hijos desde su más tierna infancia lo positivo de estas actuaciones.
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