La irrupción de las redes sociales sigue modificando la forma en la que nos relacionamos con el mundo, no sólo nos permiten interactuar con personas a distancia, también posibilitan romper con las fronteras que anteriormente nos impedían acceder a conocimientos, culturas y hasta sostener actualmente nuestra economía COVID-19, en algunos casos.
Sin embargo, su uso, al ser una herramienta asequible y cotidiana, se convierte en un arma de doble filo. Por ejemplo, ¿te cuesta trabajo desconectarte de tu celular al no estar enteradx de las noticias del momento? ¿Sientes desesperación, enojo o frustración al no estar conectadx en tus redes sociales la mayor parte del tiempo? ¿Generalmente te comparas o sientes tristeza al ver las publicaciones de tus conocidos? ¿Notas cambios en tu estado de ánimo al no tener los likes que esperabas?
En este artículo hablaremos un poco de estos efectos que se han convertido en un fenómeno cotidiano asociado al uso excesivo de redes sociales, para finalmente hablar de la importancia del autocuidado.
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El uso excesivo de las redes sociales en la sociedad actual
Hoy en día el fenómeno de la era digital nos atraviesa, y con él surgen cambios psicosociales importantes. Para empezar, muchas personas han accedido al mundo virtual por razones personales. Algunas para tener mayor comunicación con sus familiares, amistades o hasta tener acceso a sus actividades profesionales; en cambio, otras recurren sólo por entretenimiento. Lo que es un hecho es que esta revolución tecnológica ha traído un cambio en todo el proceso de socialización y, por consiguiente, muchas alteraciones y repercusiones psicológicas.
Con todo esto, el mundo de Internet ha generado redes que conectan al mismo tiempo a millones de personas dentro de espacios que inciden en la manera de pensar y sentir, generando dinámicas de apropiación en las que se esperan ciertas actitudes y comportamientos al programar ideas que en ocasiones vulneran a las personas, empezando desde su autopercepción.
Por esta razón, el tema de la identidad es uno de los ejes más perjudicados, al ser multidireccional y un elemento preponderante en la vida de cualquier persona conformada por un espectro de cualidades, características y rasgos que son percibidos y reconocidos para distinguirse del resto. No obstante, desde la incidencia de las redes sociales, se vende la idea de que todas las personas son idénticas, al estar en un medio que impide el encuentro físico, exponiéndose a la pérdida de privacidad al estar presente el fenómeno del reconocimiento y aprobación de los demás.
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Factores psicológicos
Contemplando esto, hay muchas alteraciones en la vida de las personas, al estar constantemente relacionados con el uso excesivo de redes sociales, tal y como demuestran varios estudios al mostrar la relación que tienen con el estrés, la ansiedad y la depresión, dada la recompensa prometedora de ser una persona exitosa por la cantidad de "me gusta" o retweets que puedan llegar a tener.
Además, consideremos que hay muchos menores de edad que crecen día con día con estas ideas; esta exigencia se vuelve parte de su cotidianidad al estar rodeados de roles y estereotipos sociales.
En este escenario, podemos continuar hablando de la adicción que se crea por estar inmersos la mayor parte de nuestro tiempo en la redes, conllevando a una serie de cambios en el comportamiento, como pueden ser:
- Pérdida de la noción y control del tiempo.
- Irritabilidad y aislamiento.
- Bajo rendimiento en las actividades rutinarias.
- Desinterés en las cosas que antes solían hacerse y disfrutarse.
- Alteraciones en el ciclo de vigilia - sueño.
- Inseguridad.
- Sobrepeso por el sedentarismo.
- Energía excesiva por el teléfono u otro enlace que permita conectarse a las redes sociales.
Factores sociológicos
Una vez hemos considerando de manera aislada los efectos de la autopercepción en la persona y los efectos psicológicos, es necesario ver cómo se extrapolan estas condiciones en el terreno social, así que pasemos a las relaciones interpersonales, en las que evidentemente hay toda una revolución en las dinámicas socio-culturales. Se puede observar una modificación en la comunicación, empezando desde la familia, escuela y trabajo.
Al estar inmersos la mayor parte del tiempo en las redes sociales, la pérdida de atención, concentración y capacidad de memoria empiezan a ser más constantes, lo que imposibilita el poder llevar conversaciones profundas, placenteras o productivas en el trabajo, con amigos y/o familiares.
Aunado a esto, los encuentros físicos cada vez se vuelven más complicados en estos tiempos, ya que la llegada del COVID-19 ha aminorado los encuentros cotidianos, por lo que se ha incrementado el uso de redes sociales para seguir comunicándonos a distancia. Es innegable el aumento del consumo cibernético en la vida de todos, especialmente en los adolescentes, lo que ha auspiciado el desdén de la influencia del Otro en el entramado social.
Por último, es importante visibilizar el riesgo que corren estas generaciones al exponerse desde el cyberbulliyng, acoso sexual (donde las mujeres han sido mayormente afectadas) y los encuentros o citas sexuales con desconocidos, ya que el mito prometedor del empoderamiento ha permitido que las personas interactuén y tengan intercambios eróticos, con los que muchas veces terminan vulnerados al circular contenido íntimo sin su consentimiento y, por ende,se da una alteración psicológica severa.
Reflexiones finales
Tener conciencia del papel de las redes sociales en nuestras vidas es fundamental para impedir las consecuencias caóticas de su uso excesivo, sobre todo con el tema de la adicción.
A pesar de que hoy en día sabemos que forman parte de nuestra vida cotidiana, aglutinando que también son instrumentos multifacéticos y su intervención en el capitalismo cobra mayor fuerza desde la globalización y el neoliberalismo, es importante que desde el autocuidado profundicemos en nuestro papel con el uso desmedido de las redes sociales o, si consideras que tienes dificultades, intentes buscar alternativas que impida que en algún momento llegues a vivir estos efectos psicosociales.
Para finalizar, considero pertinente mencionar algunas recomendaciones como parte del autocuidado:
- Lleva un control de uso del tiempo.
- Si crees que te cuesta trabajo dejar de ver contenido que te lastima o daña, empieza con metas cortas y proponte poco a poco dejar de verlo.
- No dejes de hacer las actividades que tanto disfrutas, siempre y cuando no te pongan en riesgo ante la pandemia.
- Deja tu celular o cualquier aparato digital a un lado en tus horas de sueño. No permitas que influya en tus horas de vigilia y trata de dormir 8-9 horas mínimo.
- Disfruta de la compañía de tus seres queridos.
- Recuerda que eres una persona única y que la cantidad de likes o retweets no definen a nadie.
Así como el uso de las redes sociales pueden ser peligrosas en exceso, también podemos darles un buen uso. Lo más importante es que desde el autocuidado no permitamos que las exigencias del mundo cibernético nos lleven a tener estos problemas psicosociales de los cuales resulte complicado salir.
Autor: Daniel De Gyves, psicólogx, escritxr y activista social. Colaborador en Astronauta Emocional.
Recomendaciones bibliográficas:
- Del Barrio, Angela & Ruiz, Isabel. (2014). Los adolescentes y el uso de las redes sociales. Revista INFAD de Psicología. International Journal of Developmental and Educational Psychology. Vol. 3, Núm. 1: 571-576.
- Fernandes, Nestor. (2013). Trastornos de conducta y redes sociales en Internet. Salud Mental. Vol. 36, Núm. 6: 521-527.
- Universidad Internacional de Valencia. (2018). Las redes sociales y sus efectos psicológicos. Recuperado de: https://www.universidadviu.com/las-redes-sociales-efectos-psicologicos/ el 19 de noviembre de 2020.
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