Se ha hablado largo y tendido sobre si Internet y las nuevas tecnologías nos mantienen aislados o no. Es natural, teniendo en cuenta que la imagen de alguien prestándole toda su atención una pantalla resulta muy icónica y llamativa.
Sin embargo, hay un debate que se ha abierto más recientemente: ¿pueden las redes sociales como Facebook poner en peligro nuestras relaciones amorosas, independientemente de si rompemos o no las reglas que hemos fijado con nuestras parejas?
Algunas investigaciones, como la publicada en la revista Cyberpsychology & Behavior, apuntan a la posibilidad de que Facebook esté actuando como motor de conflictos de pareja y episodios de celosía que no aparecerían si esta red social no existiese. Veamos los motivos que pueden hacer que esto sea así.
La semilla es la inseguridad, en las redes sociales
La inseguridad y la mala autoimagen son, por sí solas, ingredientes que pueden llevar a crisis de pareja muy intensas. El hecho de no tener demasiada confianza puesta en uno mismo puede hacer que también se pierda la confianza en los demás, llevando a pensar que al estar estos por encima de nosotros aprovecharán las oportunidades que tengan para engañarnos.
En el caso de las relaciones de pareja puede ocurrir lo mismo, pero con un problema añadido: el hecho de desconfiar de los demás y sentirse inseguro o insegura, y el estereotipo de los roles de pareja como una dinámica de relaciones en la que uno ha de controlar a la persona a la que se quiere, puede hacer que aparezca una falsa sensación de que se tiene legitimación para intentar controlar a la otra persona. Por supuesto, esto no solo daña la relación, sino que lleva a cometer acciones que atentan contra la libertad de la pareja y le produce un sufrimiento que no puede ser justificado.
¿Demasiada información?
¿Qué tiene que ver Facebook con esto? Pues, básicamente, que esta red social puede ser un potenciador de la inseguridad, la ansiedad y la desconfianza.
Por un lado, Facebook nos inunda con información sobre la otra persona. Información que probablemente no habríamos "descubierto" en un contexto de interacción cara cara con la otra persona, pero que además es tremendamente ambigua, al no estar en contexto.
El hecho de contar con mucha información que resulta, además, insuficiente para entender aquello a lo que hace referencia, puede ser la bomba que detone todas las inseguridades y promover la desconfianza, porque nos obliga a completar mentalmente los datos incompletos que nos llega... lo cual no siempre nos lleva a conclusiones agradables. De algún modo, el hecho de que las explicaciones más pesimistas y alarmantes conlleven una mayor excitación y carga emocional hace que las hipótesis más amables se vean eclipsadas y pierdan protagonismo: puede que sean las correctas, pero... ¿y si no lo son?
Algunos ejemplos de parejas que se rompen
En un estudio publicado en el año 2011 en Anthropological Quarterly pueden verse algunos ejemplos sobre cómo la inseguridad y el hecho de disponer de información incompleta puede llevar a generar conflictos amorosos. En esta investigación se realizaron una serie de entrevistas a varias personas que han declarado que Facebook ha resultado dañino para sus relaciones (algunas de ellas, llegando a eliminar su perfil en esta red social por ese motivo).
Algunas de las respuestas dadas hacen referencia a las fotografías, que la mayor parte de las veces aparecen de contexto para la mayoría de las personas. Esto lleva a pensamientos del estilo de: "¿cuándo y dónde se tomó esta foto con ella?" o "¿por qué se ha puesto a su lado para hacerse la foto?". También se puede pensar sobre el hecho de que la persona en cuestión aún tenga agregada a su ex pareja o interaccione con alguna de sus publicaciones, y hasta puede producir ansiedad el hecho de ver que la otra persona conoce e interactúa regularmente con alguien desconocido que consideramos muy atractivo o atractiva.
Se trata de situaciones que por sí solas no llevan a desconfiar, pero que pueden dar pie a una dinámica que obliga a las personas a considerar todas las opciones por tal de rellenar la información que falta. Y, en cuanto parece la primera explicación pesimista ya aparecen las dudas: la racionalidad y la navaja de Ockham tienen poco poder ante el miedo irracional.
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