Viene la Navidad y con ella las risas, los regalos, la música, la buena comida y… los conflictos familiares. Vale, que sí, que son bastante comunes, así que si te ocurre no te sientas mal, que siempre hay forma de gestionar mucho mejor estas situaciones.
Sabemos lo común que es que un familiar haga preguntas incómodas ante su aparente urgencia para que consigas pareja, te cases o cambies algo en tu cuerpo. Otras veces, alguien critica sin parar cómo se organizan las cosas. También están las bromas que, aunque a algunos les hacen gracia, para otros son muy molestas.
Estas situaciones pasan demasiado. ¿Por qué? Pues, porque la Navidad junta varias cosas: expectativas altas, dinámicas familiares complicadas y el casi inevitable roce de juntar a tantas personas en un mismo lugar. Como no queremos que esto te vuelva a ocurrir, veremos algunas claves para que pases unas Navidades sin conflictos familiares.
¿Por qué hay tantas tensiones en estas fechas?
En el imaginario colectivo la Navidad se ve como un momento para estar unidos, pero justo esa idea puede complicar las cosas. Queremos que todo salga perfecto: la comida deliciosa, la decoración impecable y que las conversaciones sean agradables. Pero, seamos realistas, ninguna familia es perfecta, y los desacuerdos son totalmente normales.
Uno de los principales problemas es la convivencia, pues el hecho de pasar tanto tiempo con familiares que no ves a menudo puede sacar a relucir viejas tensiones o diferencias. Además, cada quien tiene su propia forma de ser y de comunicarse, y eso puede llevar a malentendidos que complican más las cosas.
Otro tema son las expectativas no cumplidas. Por ejemplo, tal vez pensaste que todos ayudarían con la cena y terminaste haciéndolo todo tú. O creías que sería una noche tranquila y acabaste en una discusión incómoda sobre política. Cuando no se habla claramente de lo que esperamos, la frustración aparece fácilmente.
Y tampoco podemos ignorar el lado emocional. La Navidad puede recordarnos lo que nos falta: un ser querido que ya no está, metas que no alcanzamos o relaciones que se rompieron, y todo eso afecta cómo nos sentimos y puede hacer que reaccionemos con más intensidad de lo habitual.
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Consejos ante los conflictos innecesarios en Navidad con la familia
Aunque no puedes controlar cómo actúan los demás, sí puedes prepararte para manejar mejor las situaciones complicadas. Aquí tienes 10 ideas que te pueden ayudar:
1. Prepara tu mente antes de la cena familiar
No se trata de predisponerse siempre ante lo negativo ni para atacar a nadie; pero sí de pensar en esos posibles escenarios que puede ser conflictivos. Por ejemplo, si sabes que tu tía Susana muy probablemente hará preguntas incómodas, ten preparadas respuestas breves para cambiar de tema con respeto y así evitar que te afecte. Esto te ayudará a sentirte con mayor control de la situación.
2. Ajusta tus expectativas.
En lugar de esperar una reunión perfecta, céntrate en disfrutar de lo que salga bien. Recuerda que las imperfecciones son parte de la vida y de la dinámica familiar, por lo que soltar la idea de la perfección puede ayudarte a relajarte y a encontrar alegría en los momentos simples.
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3. Habla de forma clara y respetuosa
Habla de lo que sientes y lo que necesitas, pero sin culpar ni atacar a nadie. Por ejemplo, si quieres dar tu opinión sobre algún ajuste en la organización, en lugar de decir “Siempre haces esto mal”, podrías decir algo como: “Me gustaría que intentemos organizar esto de otra manera”.
En otro escenario, está la expresión de tus límites. Recuerda que no tienes que hablar de cosas que te incomodan, así que, si surge un tema delicado, puedes decir algo como: “Preferiría no hablar de esto hoy”. Y si una conversación empieza a calentarse, está bien apartarte o cambiar el rumbo hacia algo más neutral.
4. Evita tomar todo personal
Cuando alguien suelta un comentario incómodo o molesto, antes de responder, tómate un momento para respirar y pensar. Muchas veces, lo que dicen no tiene nada que ver contigo, sino con lo que ellos mismos están viviendo.
Respira profundo y recuerda que cada quien carga con su mundo interior: sus preocupaciones, miedos o frustraciones, y a veces, proyectan eso en los demás sin darse cuenta. Si logras no tomártelo personal, ignorarlo o ponerte en su lugar y responder con calma, puedes evitar que la situación se complique. Al final, lo que alguien dice habla más de ellos que de ti.
5. Busca momentos positivos
Aprovecha para pasar tiempo con las personas con las que mejor te llevas, ayuda a preparar la cena, cuenta historias divertidas o simplemente charla con quienes te hacen sentir a gusto. Esos buenos momentos pueden cambiar el ambiente y ayudarte a enfocarte en lo positivo de la reunión.
6. Acepta que no puedes cambiar a nadie
Si alguien piensa diferente a ti y ves que no tiene apertura para escuchar otras perspectivas, no pierdas tu energía tratando de convencerlo. Cada quien tiene su forma de ver las cosas, y eso no tiene por qué afectar cómo te llevas con ellos. A veces, aceptar esas diferencias y cambiar de tema es la mejor salida para evitar conflictos.
7. Dedica tiempo para ti
Antes o después de las reuniones, haz algo que te ayude a desconectar: leer, salir a caminar, escuchar música o simplemente relajarte. Cuidarte es clave para llegar a las reuniones con una actitud más tranquila, y además te recuerda que también mereces tiempo para ti.
8. Resuelve las diferencias desde el amor
Esta es la última recomendación, pero también una de las más importantes. Si tienes algún problema o diferencia con alguien de tu familia y sientes el deseo genuino de recuperar esa relación durante estas fechas, anímate a comunicar tus sentimientos de forma vulnerable, honesta y con amor. ¡Eso sí, en privado, no en plena cena familiar”
Recuerda que, para tener relaciones más sanas, en lugar de enfrentarse unos a otros, se trata de mirar el conflicto y buscar soluciones que les permitan llegar a un acuerdo o al perdón.
Tomas Santa Cecilia
Tomas Santa Cecilia
Psicologo Consultor: Master en Psicología Cognitivo Conductual
Si, por el contrario, existen diferencias irreconciliables, siempre es posible establecer límites desde el respeto hacia ti y también hacia el otro. De hecho, si esa situación te supera o no sabes cómo establecer esos límites, puedes hablarlo en terapia. Lo importante es que encuentres eso que te funcione a ti para tener una Navidad en familia mucho más tranquila.