Cómo nos comunicamos o qué conductas llevamos a cabo con ellos o en su presencia, entre otros aspectos, afectan en gran medida al tipo de relación que tenemos con los demás.
Teniendo en cuenta que las relaciones interpersonales son un elemento de gran importancia en nuestro desarrollo y que el ser humano es un ser gregario por naturaleza, ser capaz de vincularse afectivamente de una forma correcta y que permita el contacto normativo y relativamente continuado resulta fundamental.
De hecho, ya desde el nacimiento ser capaz de establecer un vínculo es importante, habida cuenta que tras el nacimiento existe una dependencia absoluta del bebé respecto a los adultos a su cargo. Es por ello que el estudio sobre los mecanismos empleados para relacionarse con nuestros semejantes han sido objeto de múltiples investigaciones y generado diversas teorías.
Entre ellas podemos encontrar la teoría del vínculo de Pichon-Riviere, uno de los primeros psicodinámicos en pasar de la psicología intrapsíquica a la psicología interpersonal en el terreno del psicoanálisis.
El vínculo según Pichon-Riviere
El término "vínculo" es conceptualizado por Pichon-Riviere como la forma en que una persona se relaciona con las demás, estableciendo una estructura relacional entre ambos comunicantes que va a ser única entre ellos dos.
Dicha estructura marca la manera en que se va a interactuar, estableciendo que pautas comunicativas y que conductas son aceptables y adaptativas en el contexto de la vinculación.
El vínculo no se refiere únicamente a un componente emocional sino que incorpora tanto esfera emocional como la cognitiva y la conductual, modificándose mediante la interacción todos estos aspectos. La estructura resultante es dinámica y fluida, variando y viéndose afectada por la retroalimentación que la conducta de uno produce en el otro.
El vínculo es un elemento fundamental para la supervivencia y la adaptación al medio tanto social como natural, dado que permite influir en el medio a la vez que se es influido por este. La existencia de vínculos se debe principalmente a la capacidad de comunicación, a través de la cual establecemos contacto con otros y aprendemos en base a las consecuencias de nuestras conductas sobre ellos.
Componentes
Según la teoría del vínculo la vinculación es bicorporal, dado que a nivel físico son dos los elementos en contacto (el sujeto y el o los otros). Sin embargo, a pesar de ser dos seres los que interactúan en todo vínculo o relación, hay al menos tres componentes que se tienen que tener en cuenta, el yo emisor, el objeto (considerándose como tal la persona o cosa con la que se produce la vinculación) y el tercero, que se entiende como el ideal o fantasía construida por el yo sobre el objeto y que indica cómo vamos a relacionarnos con él.
A la hora de establecer una relación con un objeto el sujeto mantiene dos vínculos al mismo tiempo, uno externo con el objeto en sí y uno interno con la fantasía inconsciente que va a ser proyectada en el objeto y que va a marcar la existencia y el tipo de comunicación.
En un vínculo sano, según Pichon-Riviere, la estructura que va a surgir de la interacción va a ser de tipo espiral, encontrándose la conducta y comunicación del sujeto con una reacción por parte del objeto que va a dar una retroalimentación al primero de manera que pueda variar su conducta.
Asimismo, el objeto también va a modificar su conducta en base a la actuación del sujeto, siendo el vínculo una relación bidireccional en que ambos elementos en comunicación se influyen mutuamente de forma dinámica y motivada por necesidades psicológicas.
Las tres D
Para el autor de la teoría del vínculo, el papel o rol que se asume en la interacción vincular es de gran importancia. Se ha de tener en cuenta a la hora de asumir un rol el papel que cada uno de los componentes del vínculo ha de tener y el hecho de que se pongan de acuerdo en el papel otorgado a cada uno.
En una vinculación principalmente podemos encontrar la figura del depositante, que es quien emite la información o conducta, el depositario o destinatario de ésta y lo depositado, el contenido transmitido o la acción llevada a cabo.
Comunicarse en el vínculo
Tal y como hemos mencionado uno de los requisitos fundamentales del establecimiento de un vínculo es la presencia de una comunicación fluida entre sujeto y objeto. En lo que se refiere al acto comunicativo Pichon-Riviere parte de la creencia de que toda comunicación se da en base a cinco principios fundamentales.
En primer lugar destaca que que lo social nos afecta y estructura desde dentro, formando parte de nuestro ser. Queremos y necesitamos vincularnos, siendo afectados y afectando a la vez al entorno.
Un segundo principio se refiere a que las conductas que llevamos a cabo están determinadas por lo más interno. Nuestro inconsciente nos impulsa a actuar comunicativamente de cara a expresar nuestras necesidades, pulsiones y deseos.
El tercero de los principios implica que todo acto o incluso la ausencia de este son comunicativos, no pudiendo haber un acto que no transmita nada. Cada actuación e interacción llevada a cabo encierra un significado profundo que puede estar oculto.
Otro principio hace referencia a la necesidad de dinamismo, apertura y adaptación mutua entre personas vinculadas, haciendo ver que la ausencia de fluidez y la presencia de una perseveración y repetición constante es sinónimo de patología.
Por último, indica que todos los individuos tratan en todo momento de comunicarse, siendo toda actividad mental dirigida a establecer una comunicación.
Extrayendo aprendizaje: ECRO
A través de la comunicación extraemos un aprendizaje que nos permite una vinculación más adaptativa. Los datos extraídos de la interacción nos permiten generar un esquema con el que organizar los conceptos de manera que podamos ir adaptándonos a los cambios que sufre la realidad.
Dicho esquema funciona con los conceptos adquiridos a lo largo de nuestra vida para trabajar en el contexto de la interacción y producir cambios que modifiquen el mundo. Así, usaremos los esquemas formados con el fin de influir en el medio y hacer de los vínculos algo más funcional y adaptativo.
Las tres áreas
En el proceso de interacción entre los componentes de un vínculo el sujeto debe establecer una relación entre su mente, su cuerpo y la realidad exterior.
Estas tres áreas coexisten en todo momento, si bien puede haber un predominio sobre una u otra según llevemos a cabo determinadas conductas. Según Pichon-Riviere, que predomine o que sea inhibido va a marcar la personalidad del individuo, que a su vez va a afectar en gran medida a la capacidad de vinculación y puede llegar a generar vínculos patológicos.
El campo psicológico
A la hora de establecer un vínculo, la interacción entre los elementos vinculados se da en un contexto concreto en el que se produce el intercambio, un contexto que recibe el nombre de campo psicológico. Se trata del contexto en el que el sujeto se comunica con el medio.
El autor propone que de este campo psicológico se puede extraer a partir de la observación diferentes datos que permiten trabajar a nivel clínico con grupos. Principalmente las informaciones más relevantes a este respecto pasan por la propia conducta manifestada por el sujeto, los cambios corporales que permiten analizar las emociones y actitudes de éste, la comunicación preverbal, los hechos vividos o vivencias y el contorno o conjunto de elementos que se encuentran en interacción permanente.
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Un vínculo sano
Se va a considerar sano todo aquel vínculo en que el Yo es capaz de utilizar estrategias para gestionar lo malo y conservar lo bueno de la relación, manteniendo una comunicación bidireccional eficiente que pueda ser adaptativa. Para que ello sea así es necesario que haya una comunicación permanente, sincera y directa en la que se tenga en cuenta las necesidades de sujeto y objeto, además de que dicha comunicación produzca un aprendizaje que permita la retroalimentación de la propia conducta.
Así pues, los componentes clave para la existencia de un buen vínculo son la presencia de una comunicación bidireccional correcta, eficiente y en la que existe feedback y el hecho de que dicha comunicación permita la adquisición de un aprendizaje.
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Vínculos patológicos
No todo tipo de vínculo es sano. Si bien como hemos dicho generalmente el vínculo supone una estructura espiral en que se va dando una retroalimentación de la relación, en ocasiones dicha estructura se ve entorpecida y paralizada por el miedo, que haciendo que el tercero actúe como barrera provoca que el vínculo acabe volviéndose algo estático que impide adaptarse de forma adecuada a la realidad comunicacional.
Así, para el autor de la teoría del vínculo existen diferentes maneras de relacionarse que constituyen una vinculación patológica al no producirse un aprendizaje o al encontrarse disfuncionalidades en la comunicación que hace que esta no sea completamente bidireccional y no produzca una correcta modificación mútua. La comunicación dejaría de ser totalmente permanente, sincera, directa o dialéctica.
Algunos de los principales vínculos patológicos son los siguientes:
1. Vínculo paranoico
En este tipo de vínculo pueden aparecer conductas agresivas y de desconfianza, reivindicando algo uno al otro.
2. Vínculo depresivo
La vinculación establecida genera o es generada por la presencia de culpa o necesidad de expiación.
3. Vínculo maníaco
Relación establecida debido a la expansividad emocional. Se basa en la impulsividad y la actividad frenética.
4. Vínculo esquizofrénico
Este vínculo se caracteriza por una elevada presencia de aislamiento de la realidad, considerándose que el autismo como ausencia relacional es una característica de este vínculo psicopatológico. Según Pichon-Riviere, es propio de la esquizofrenia y de otros trastornos psicóticos en que se desvincula el yo con la realidad. Pueden aparecer agrupaciones de otros tipos de vínculos.
5. Vínculo obsesivo
La relación propia de un vínculo obsesivo supone que al menos uno de los individuos vinculados pretende mantener un control y orden en la relación. Se pretende controlar y vigilar al otro debido a la ansiedad producida por la desconfianza.
6. Vínculo hipocondríaco
La forma de relacionarse con el entorno pasa a ser la queja por el estado de salud o la preocupación por el cuerpo.
7. Vínculo histérico
Este tipo de vinculación se basa la representación, queriendo la psique de uno de los componentes del vínculo querer expresar algo a través de la actuación o la sintomatología. Así, hay un gran dramatismo y plasticidad. El tipo de expresión puede ir desde la sintomatología física (convulsiones, alaridos, etc.) propio de una histeria de conversión o a través de miedos derivados de la desconfianza.
8. Vínculo nocturno
Propio de sujetos con estados de alteración de conciencia, en este tipo de vinculación un sujeto intenta establecer una relación con un objeto pero se ve dificultado por el sueño. Si logra establecerlo suele tener tintes delirantes.
9. Vínculo homosexual
Pichon-Riviere partía de una concepción tradicional del psicoanálisis que veía las relaciones homosexuales como una perversión. Para el autor, el vínculo homosexual tenia como objetivo establecer una relación con un objeto que en algún momento es considerado dañino o perseguidor, intentando conquistar dicho objeto a través de estrategias de control y apaciguamiento.
Actualmente la idea de que la homosexualidad pertenece al ámbito de los trastornos mentales está totalmente refutada.
10. Vínculo epiléptico
Los vínculos de este tipo, que según este enfoque son especialmente localizables en pacientes epilépticos, suponen la presencia de tenacidad, viscosidad en la relación y un cierto componente de destructividad.
11. Vínculo regresivo
El vínculo regresivo surge en el momento en que la mismidad, la consecución del yo completo o la totalidad del ser, es negada o nublada. Para este autor este tipo de vínculo es tipo de episodios psicóticos, y en cuadros en que hay una despersonalización.
Importancia de esta teoría
Más allá de su impacto a la hora de estudiar y analizar la importancia de los vínculos y su deformación en procesos patológicos, la importancia de la teoría del vínculo es tal que marcaría un precedente en el surgimiento de la psicología social.
Hay que tener en cuenta que en la época en que surgió esta teoría la psicología psicoanalítica estaba principalmente focalizada en los conflictos internos de cada persona, haciendo escasa referencia a los factores ambientales y a los mecanismos relacionales entre personas.
Con esta teoría Pichon-Riviere abriría la puerta al estudio sistematizado de las relaciones humanas y su organización desde el psicoanálisis, sirviendo sus estudios para mejorar la situación de múltiples pacientes mediante el tratamiento de sus comunicaciones, en un ámbito anteriormente poco trabajado anteriormente.
Referencias bibliográficas:
- Pichon-Riviere, E (1980). Teoría del vínculo. Selección y Revisión de Fernando Taragano. Colección Psicología Contemporánea. Ediciones Nuevas: Buenos Aires
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