¿Cuán fuerte es tu ética de trabajo? La ley del mínimo esfuerzo hace referencia a la habilidad de los seres humanos para destinar los mínimos recursos posibles a obtener un beneficio. Es, además, una de las 7 leyes esprituales de las personas con éxito que el escritor y conferencista hindú Deepak Chopra describió.
Como toda ley espiritual, siguiendo las palabras de Chopra, la ley del mínimo esfuerzo es una ley inmutable. Esto significa que, si se aplica de la forma adecuada, tiende a cumplirse siempre.
¿En qué consiste exactamente la ley el mínimo esfuerzo?
Cuando estás en una situación en la que tienes varios caminos disponibles pero solo puedes recorrer uno, el camino que escogerás será aquel que implique un menor gasto de energía (en términos de tiempo, esfuerzo físico o inversión, por ejemplo).
La ley del mínimo esfuerzo no es mala, porque optimiza nuestros esfuerzos hacia los objetivos que nos hemos marcado. Por tanto, no es que nos predisponga a la inacción, sino que nos lleva a actuar de un modo mucho más inteligente y eficiente.
Una especie de ‘navaja de Ockham’ aplicada a nuestro día a día
Seguro que te has dado cuenta que, a medida que tienes más experiencia y madurez, encuentras maneras más sencillas de satisfacer tus necesidades diarias y de resolver algunos problemas que antes te suponían un gasto de tiempo y energía mucho mayor.
La navaja de Ockham es un principio filosófico que nos explica que, cuando dos teorías en igualdad de condiciones tienen las mismas consecuencias, la teoría más sencilla es la que tienen más probabilidades de ser la correcta.
Pues bien, la ley del mínimo esfuerzo es bastante parecida. En nuestra cotidianidad, preferimos lo fácil a lo complejo, y tendemos a intentar hacer más con menos.
Para entender mejor los mecanismos psicológicos que nos llevan a preferir la ley del mínimo esfuerzo por encima de otra postura, vamos a reflexionar sobre estos cinco puntos esenciales.
1. Escapa de los problemas
Es normal que la vida no sea un camino de rosas y que nos encontremos cada día con obstáculos, problemas y dificultades de todo tipo. Pero cuando eres incapaz de ir sorteando estas trabas, algo estás haciendo mal.
Si tu vida es una constante carrera de obstáculos y decepciones, es probable que estés invirtiendo mucho esfuerzo y obteniendo unos resultados pírricos. Esto te llevará a una sensación de frustración, y no te permitirá conectar con tu Estado de Flow.
Cuando estás obsesionado con algo, es normal que sientas agobio y estrés. Estas señales psicológicas te advierten de que estás forzando demasiado la situación. Uno de los mayores factores de la ansiedad es precisamente este estado permanente de agotamiento causado por no comprender la ley del mínimo esfuerzo.
Regla de oro: no por esforzarte mucho más que los demás vas a obtener más beneficios que los que no trabajan tanto como tú. ¿Por qué? Debes tener en cuenta el concepto de productividad. Cuanto más inspirado y más eficientes sean tus ideas sobre cómo llevar algo a cabo, mayor será tu productividad y menor esfuerzo necesitarás para conseguir los mismos objetivos.
2. Que la inspiración te encuentre trabajando… o no
Ten paciencia cuando quieras conseguir resultados. Si te pones a actuar de forma precipitada para cumplir los objetivos cuanto antes, lo más normal es que no logres conectar con la tarea y te estreses. Cualquier acción que venga motivada por una buena dosis de inspiración va a ser más efectiva, porque te permitirá fluir y liberarte de algunos vicios que conlleva el pensamiento mecánico.
Si te notas en un mal estado mental (agotado, frustrado o falto de ideas), simplemente no actúes. Cambia de ambiente, desconecta y empezarás a retomar la energía positiva. Una vez estés recargado, notarás como es más fácil que tus pensamientos fluyan y tu productividad aumente.
Hay veces en que el ambiente en que nos movemos nos agota física e intelectualmente, y esto nos deja en una mala posición a la hora de tomar decisiones y solucionar problemas. Si hablamos de una relación sentimental o de un objetivo laboral, deberías descansar y recuperarte mediante distracciones que no tengan nada que ver con tu propósito principal. La clave para recuperar la productividad no es volverse loco trabajando a destajo, sino saber dosificarse y sentirse bien con uno mismo.
Otra cosa importante para conseguir tus objetivos es que dejes volar tu personalidad creativa. La creatividad es una gran aliada a la hora de realizar los movimientos simples pero más efectivos. Apuesto a que alguna vez te has sentido muy agobiado con algún asunto importante, y has decidido desconectar yendo a pasear por la ciudad. Justo en ese momento, ¡eureka!, te viene a la mente una solución. También es muy positivo que dejes que tu cerebro descanse para que pueda reorganizar la información que has ido recibiendo durante el día. Un sueño reparador puede ofrecerte, casi de forma automática, una visión nítida sobre las cosas.
Con todo, para ser creativo no tienes más que seguir estos consejos y volver a conectar con las buenas vibraciones.
3. Piensa distinto
Si estás obcecado intentando conseguir resultados con un método que falla una y otra vez, tienes dos opciones: seguir igual y comprobar mil veces que tu método no funciona, o bien aceptar que estás equivocado y cambiar el enfoque con el que abordas la situación.
Una vez has aceptado el error, eres capaz de replantear la situación y abres ventanas que te permiten ampliar tu perspectiva.
Los cinco pasos para que tu mente fluya son los siguientes:
A) Intenta quejarte menos e intenta no culpar a los demás
B) Acepta la situación tal y como es e intenta comprenderla lo mejor posible
C) Sitúate en una posición que te permita ver el problema en tercera persona
D) Mantente abierto a otras posibilidades y opciones que no contemplabas
E) Dale una oportunidad a la inspiración y a la creatividad
4. Cuando disfrutas con lo que haces, hallas mejores soluciones
Un concepto que ha aparecido varias veces a lo largo de este post es el de estado de Flow.
“Estado de Flow: el estado mental de máxima motivación“
Cuando disfrutas y estás concentrado en el momento presente y no en los posibles beneficios futuros, es cuando fluyes. En este estado, tu trabajo beberá de una inspiración mucho más desarrollada, además de que serás casi inmune al cansancio, porque tu cerebro estará absorto en el aspecto divertido y constructivo de la tarea que tengas entre manos.
Para alcanzar este nivel de motivación intrínseca, debes encontrar el modo en que tu trabajo se convierta en una especie de juego; nunca debe ser una obligación tediosa y aburrida. Esto no quiere decir que debas ser despreocupado e irresponsable, sino que has de ser flexible para aprender de los errores e ir mejorando la forma que tienes de llevar a cabo las tareas. Nadie nace enseñado y todos tenemos derecho a cometer errores. Lo importante es que experimentes, lo pases bien y seas capaz de encontrar opciones llenas de creatividad en tu día a día.
5. Practica meditación o Mindfulness
La meditación y el Mindfulness son filosofías que te permiten tener un mejor control sobre tus emociones, y por tanto una mente más lúcida y preparada para afrontar el día a día con positividad.
A continuación te dejo dos links para que puedas profundizar en estas dos disciplinas de las que puedes aprender mucho: también a racionalizar esfuerzos y encontrar la forma de ser más productivo con menos esfuerzo.
“Beneficios de la meditación avalados por la ciencia”
“Mindfulness: 8 beneficios de la atención plena”
Algunas conclusiones
El truco final consiste en hacer las cosas desde el juego y no desde la obligación y eso no significa irresponsabilidad, significa flexibilidad para permitirse errores, fracasos, críticas y sobre todo descansos. No estás aquí para hacer las cosas perfectas, estas aquí para aprender experimentando, disfrutando y aplicando nuevas opciones creativas.
Aprender a aplicar la ley del mínimo esfuerzo es cuestión de voluntad. Debes deshacerte de algunas creencias limitantes y soltar el lastre emocional y los estados mentales negativos. En este camino, notarás que actuar solo en las cosas esenciales puede ser suficiente para tener una vida feliz.
Aplicando esta ley puedes alcanzar tus objetivos con menos esfuerzo. Porque, a veces, menos es más.