Eduard Punset y Luis Rojas Marcos llevan años investigando los elementos que dan significado a la felicidad. Hace unos meses, el diario “El Mundo” presentaba una recopilación de entrevistas a distintos profesionales que hablaban sobre sus “recetas de la felicidad” y entre las que destacaban las reflexiones de estos dos autores.
Esta semana, el Instituto de Asistencia Psicológica y Psiquiátrica Mensalus nos habla de las recetas de Eduard Punset y Luis Rojas Marcos con el objetivo de extraer pautas prácticas para todo el público.
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Cuál es la receta de la felicidad según estos autores
Si quieres ser feliz, según Eduard Punset:
- No mires atrás.
- Descubre cuál es tu elemento y contrólalo.
- Aprende a compartir la alegría y el dolor de los demás.
- Asume que estás en el lugar más diminuto del universo. Un día la humanidad querrá explorarlo todo.
- La quinta clave aún está por descubrir.
Según Luis Rojas Marcos, si quieres ser feliz:
- Analiza dónde estás; cómo puntúas tu satisfacción con la vida.
- Piensa qué te hace sentir bien.
- Planifica tu vida de forma que puedas hacerlo más.
Ser feliz: ¿una quimera?
La “satisfacción con la vida” es un término que Rojas Marcos habitualmente utiliza para describir la felicidad. ¿Qué significado podemos extraer del mismo?
Hablar de satisfacción con la vida para referirnos a la felicidad es un gran acierto. Según este psiquiatra,la satisfacción forma parte de nuestro instinto de conservación. Inconscientemente, la memoria nos ayuda a relativizar porque estamos programados para sentirnos bien y recordar lo bueno.
Este sistema primitivo centra especialmente la atención en aquello que nos realiza personalmente. Además, es muy reconfortante saber que lo podemos entrenar por medio de la ejercitación del pensamiento positivo y del reconocimiento de logros, habilidades y recursos personales entre otros. La satisfacción con la vida, en parte, depende de nosotros y de nuestra actitud. Está en nuestra mano potenciar aquellos elementos que la hacen posible.
Cómo hacerlo será otro objetivo. Ahora bien, posicionarnos en la acción en lugar de la contemplación, sin duda, de entrada nos ofrece las riendas de nuestra propia vida y, con ellas, el privilegio de sentirla y disfrutarla.
¿Cómo podemos llevar a la práctica las recetas de los dos autores?
En ambas recetas se resumen titulares útiles para todo el mundo y extrapolables a cualquier contexto, de ahí que se conviertan en “lemas” de vida más que indicaciones concretas sobre qué hacer para conseguir la felicidad. Así pues, dichas recetas pueden orientarnos para crear nuestra receta propia ya que, difícilmente, existirá una “receta mágica” que nos de la clave de la felicidad.
Para ser más precisos, si tomamos como ejemplo la receta de Eduard Punset, vemos que el primer punto es “no mires atrás”. Esta frase puede traducirse como “céntrate en el aquí y ahora, no te quedes enganchado en mensajes del pasado que se alejan de tu realidad actual”.
Mirar atrás resulta de ayuda cuando extraemos un significado y un aprendizaje que nos ofrece información útil en el presente. Cuando la mirada al pasado se convierte en un lastre emocional, es entonces cuando se cortan las alas de nuestra libertad y felicidad. Un ejemplo de reflexión constructiva sobre el pasado sería la siguiente:
- ¿Cuántas veces miro atrás y me culpo con un “tendría que haber hecho...”? (ser conscientes de ello nos ayuda a poner límites a los pensamientos repetitivos)
- ¿Qué sí puedo hacer ahora que, en el pasado, no hice?
- ¿Qué necesito para que esto sea posible? ¿Qué recursos personales pueden ayudarme?
Estas preguntas ejemplifican cómo podemos centrarnos en las necesidades del presente en lugar de generar pensamientos rumiativos en torno al pasado.
Por otro lado, las recetas presentadas resaltan la responsabilidad del individuo como motor del cambio. La responsabilidad es un “ingrediente estrella” que toma forma cuando respondemos: “¿qué puedo hacer yo?” (es entonces cuando la receta se convierte en una pauta práctica).
Así pues, ¿todo es cuestión de actitud?
El “todo” difícilmente sea cierto. Ahora bien, la actitud sí que condicionará la visión que tengamos del mundo que nos rodea. Para Rojas Marcos, hablar de porcentajes exactos es un tanto arriesgado pero, dejando a un lado los datos, podemos afirmar que nuestra capacidad para ser felices depende, en gran medida, de nuestra postura ante la vida. La visión que tengamos de nosotros mismos y de los demás determinará la calidad de nuestras relaciones. Así mismo, la calidad de nuestras relaciones condicionará nuestro “grado” de felicidad.
Son muchas las habilidades personales que juegan un papel en este sentido. Concretamente, la capacidad de expresión emocional es una capacidad que estrecha lazos y permite que la comunicación establecida goce de un componente más profundo.
¿Y qué repercusión ha tenido la expresión emocional sobre la felicidad a lo largo de la historia?
La felicidad está relacionada con la capacidad de dar y recibir y, tal y como decíamos, la expresión emocional conecta a las personas a un nivel más profundo.
En este caso, Eduard Punset señala la importancia que ha tenido la expresión de los sentimientos sobre el bienestar emocional y la felicidad, algo que hoy en día ocupa un lugar importante dentro de la educación (la famosa Inteligencia Emocional) pero que, tiempo atrás, se consideraba un “estorbo” e incluso una limitación de las propias fortalezas (“llorar es de débiles” o “expresar emociones no sirve para nada”).
Así pues, la felicidad está unida a esta capacidad de expresión emocional, una capacidad que permite a la persona poner nombre y apellidos a sus sentimientos, compartirlos y, gracias a ello, crear vínculos. Eduard Punset, además, relaciona la expresión emocional y las nuevas tecnologías. Este científico presenta los avances tecnológicos del siglo XXI como una herramienta facilitadora de las relaciones humanas a un nuevo nivel.
Dicho esto, ¿cómo podemos entender esta nueva herramienta?
Sin duda, la tecnología ha abierto una nueva ventana comunicativa. Quizás lo más inteligente es saber utilizar los distintos canales que están a nuestro alcance según el momento y el contexto en el que nos encontremos, de modo que nuestras necesidades queden cubiertas y encontremos un equilibrio personal y colectivo.
En definitiva, la felicidad es ese estado de satisfacción en el que, de forma activa, participamos del presente tomando el aprendizaje del pasado y dirigiendo la mirada hacia el futuro, viviendo cada una de las experiencias que nos otorga la relación con nosotros mismos y con los demás. Buscar una receta exacta es complicado, pero hoy hemos podido ver algunos puntos comunes que, adaptados a quienes somos, nos posicionan en un rol activo para ser felices.