A principios del siglo XX, y con la Primera Guerra Mundial de fondo y la zozobra que este acontecimiento implicó para Europa, la población empieza a buscar respuestas en otros lugares; unas respuestas que la religión “oficial” (es decir, la cristiana) ya no podía darles. Es en este contexto de búsqueda y renovación espiritual donde hay que inscribir a Gerald Gardner, el “fundador” de la Wicca, la religión neopagana más famosa.
Si bien es cierto que esta búsqueda se inicia ya en el siglo XIX (cuando el espiritismo hace furor entre la gente), es en el siglo XX cuando empiezan a proliferar estas nuevas religiones, comúnmente denominadas “neopaganas” porque toman sus ideas de las antiguas tradiciones religiosas anteriores al cristianismo. Gerald Gardner, escritor, antropólogo aficionado y ocultista británico, que se hallaba en una constante búsqueda de respuesta espiritual, fue uno de los primeros en dar a esta población sedienta de (otra) fe una nueva religión en la que sentirse seguros y a salvo. Hoy te hablamos de este personaje singular.
Breve biografía de Gerald Gardner, escritor y ocultista británico
En realidad, la Wicca tiene sus orígenes más allá de Gerald Gardner, pero este singular personaje fue el que impulsó esta nueva fe y la hizo tremendamente popular, en parte gracias a sus apariciones televisivas y a sus escritos, entre los que cabe destacar The Meaning of Witchcraft (El significado de la brujería), publicado en 1959.
Y es que la Wicca toma sus preceptos de la antigua brujería europea, que, supuestamente (y de acuerdo con las afirmaciones de Gardner y de la arqueóloga Margaret Murray, entre otros) habría rescatado aquellos antiquísimos principios paganos por los que las brujas fueron perseguidas durante la era moderna.
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Infancia en Inglaterra, juventud y madurez en Asia
Gerald Gardner nació en junio de 1884, en el seno de una acomodada familia inglesa que, como era usual en estas familias, puso a su disposición una niñera. El pequeño Gerald sufría un asma importante, hecho que hizo que se trasladara con su cuidadora a Asia, en búsqueda de un clima más cálido.
Y allí permaneció; un joven Gerald se dedicó a las plantaciones de caucho en Borneo y Malasia y, de paso, quedó absolutamente fascinado con los rituales de la población autóctona. Especialmente le llamaron la atención las curaciones de enfermos a través de encantamientos, unos ritos chamánicos que fascinaron profundamente a este joven Gardner y que ya nunca saldrían de su alma.
En 1936, Gerald regresa a su Inglaterra natal. Tiene cincuenta y dos años y ya no es joven, pero la idea del chamanismo y la magia sigue intacta en su mente. Según sus propias declaraciones, hacia 1939 es iniciado en la tradición de la brujería inglesa, punto de partida de lo que más tarde sería la nueva Wicca.
La antigua brujería inglesa
El año anterior, 1938, Gardner había adquirido en New Forest una casa donde retirarse. Precisamente en este nuevo hogar impulsó el nudismo, al que era especialmente aficionado. En la casa de New Forest se reunían sus conocidos y, todos desnudos, participaban en diversos eventos y actividades, para escándalo de los vecinos.
La desnudez del cuerpo permitía, según él, estar más en contacto con la naturaleza, pieza capital de sus nuevas creencias. Por otro lado, una noche de 1939 presenció un ritual de magia antigua que le fascinó profundamente, donde, al parecer, se mencionó por primera vez la Wica (aunque con una sola c). Con todas estas piezas (más algunas más, como, por ejemplo, el libro de Charles Godfrey Aradia or the Gospel of the Witches, publicado en 1899) Gardner “diseñó” una nueva religión, basada en estos antiguos misterios, que otorgaba especial énfasis al contacto sagrado con la naturaleza.
En concreto, la Wicca de Gardner pretendía que esta antigua brujería inglesa no era otra cosa que antiguos rituales paganos (y, por lo tanto, precristianos) de mujeres sabias ligadas a la naturaleza y el tránsito de la vida y la muerte, y que por ello fueron perseguidas por la Iglesia oficial.
Esta teoría, conocida como “la hipótesis del culto de las brujas”, es actualmente rechazada por la mayoría de los expertos, que la tachan de “pseudohistórica”.
Según dicha teoría (que fue avalada en su momento por una arqueóloga, la ya citada Margaret Murray, y por otros historiadores de prestigio, como Jules Michelet), la persecución histórica de las brujas en Europa no habría sido otra cosa que un intento de la Iglesia de “tapar” esta antigua religión pagana, que habría sobrevivido sin embargo a esta persecución. Esta supuesta antigua religión precristiana habría adorado a un dios astado de la fertilidad, que los dirigentes cristianos habrían identificado con el diablo para desacreditarlo.
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Expansión de la Wicca, la brujería moderna
En la década de 1950 aparecen las principales publicaciones de Gerald Gardner: Witchcraft Today, de 1954, y la ya citada The Meaning of Witchcraft, de 1959. Es en esta época cuando la Wicca, esta religión neopagana, empieza a despuntar.
Sin embargo, es erróneo considerar a Gardner como único y absoluto fundador de esta corriente, puesto que, como ya hemos visto, él mismo fue supuestamente iniciado por brujas practicantes. En estas primeras obras, Gardner menciona el nombre de la religión con una sola c, Wica, como al parecer se decía en el pasado.
Etimológicamente, Wicca o Wica proviene del inglés antiguo wicca, que vendría a significar brujo (en masculino). La forma equivalente para el femenino sería wicce; en todo caso, de ambas palabras derivan los modernos wizard y witch (brujo y bruja).
Son muchas las críticas que ha recibido Gerald Gardner; entre ellas, la acusación de haberse “sacado de la manga” una nueva religión simplemente para recaudar dinero y pagar sus (numerosas) deudas. La realidad es que este fue un personaje del todo singular, como lo fue también su muerte: en 1964, Gardner se encontraba navegando y sufrió un devastador ataque al corazón. Al hallarse el barco en las costas de Túnez, allí fue enterrado.
Para la posteridad queda la resurrección de una supuesta religión pagana antiquísima, cuyo principal fundamento es el contacto místico con la naturaleza y su fuerza sagrada. Como el mismo Gardner dijo, los poderes invisibles existen y pueden ser llamados para nuestro beneficio, como creían los hombres y mujeres de la Edad de Piedra y como creen de forma inconsciente muchos seres humanos hoy en día.