Montesquieu: biografía de este filósofo francés

Resumen de la vida de Montesquieu, uno de los principales intelectuales de la filosofía política.

Montesquieu

Si decimos el nombre de Charles Louis de Secondat puede que a muchos no les diga nada, pese a que su visión acerca la división de los poderes políticos ha sido clave para muchas de las modernas constituciones liberales.

Mucho más conocido como Montesquieu, este gran pensador francés vivió en tiempos de la Ilustración, en una época en que la Monarquía inglesa tenía que evolucionar a un régimen constitucional para sobrevivir y Francia, tras el reinado absolutista de Luis XIV, daba paso a lo que sería el germen de la Revolución Francesa.

Estos acontecimientos no pasaron inadvertidos en las obras de este filósofo quien, de hecho, no pudo resistirse a explicar con detalle cómo los eventos de su tiempo influyeron en su pensamiento y visión política. Descubramoslo a través de esta biografía de Montesquieu.

Breve biografía de Montesquieu

Charles Louis de Secondat, señor de la Brède y Barón de Montesquieu, más conocido como símplemente Montesquieu, fue un filósofo y jurista francés cuya obra fue escrita en plena Ilustración, un contexto de intensa actividad intelectual, cultural y política, siendo él uno de los filósofos y ensayistas más importantes del movimiento. Su teoría acerca de la separación de los poderes del Estado tuvo mucha repercusión, ejerciendo notoria influencia en la Constitución de los Estados Unidos.

Su pensamiento está enmarcado dentro del espíritu crítico de la Ilustración francesa, estando caracterizado por la tolerancia religiosa, la aspiración y el fomento de la libertad y su concepto de la felicidad en el sentido cívico. Cabe decir que no siguió en absolutamente todo al resto de ilustrados, puesto que se desmarcó de la dominante corriente de la abstracción y el método deductivo compartido por muchos científicos de la época, siendo él partidario del conocimiento más concreto y empírico.

Se le ha considerado como un difusor de la Constitución inglesa y su propuesta acerca la separación de poderes se encuentra muy cercana al pensamiento de John Locke. Sin embargo, cabe decir que el pensamiento de Charles Louis de Secondat es complejo y tiene una personalidad tan propia que le convierte en uno de los pensadores más influyentes en el seno de la historia de las doctrinas políticas.

Primeros años

Charles Louis de Secondat nació el 18 de enero de 1689 en el castillo de La Brède, a poca distancia de Burdeos, Francia. Fue hijo de Jacques de Secondat y Marie-Françoise de Pesnel, perteneciendo su familia a la llamada nobleza de toga. Su madre, que murió cuando Charles de Secondat apenas tenía siete años, era la heredera de una importante fortuna que aportó el baronazgo de La Brède a la familia de Secondat.

Montesquieu estudió en la escuela católica de Juilly y más tarde seguiría la tradición familiar de estudiar la carrera de derecho. Primero lo haría en la Universidad de Burdeos y más tarde lo haría en la de París, entrando en contacto con los intelectuales de la capital francesa. Al fallecer su padre en 1714 vuelve a La Brède donde ingresó como consejero en el Parlamento de Burdeos.

Allí pasaría a vivir bajo la protección de su tío, en ese momento barón de Montesquieu. Un año más tarde Charles Louis de Secondat contrajo matrimonio con Jeanne Lartigue, una protestante que le aportó una importante dote cuando él contaba con solo 26 años. En 1716 fallece su tío, heredando una fortuna como también el título de Barón de Montesquieu y Président à Mortier en el Parlamento de Burdeos, título que ejercería entre 1716 y 1727.

Un filósofo del Viejo y el Nuevo Mundo

En esta época Inglaterra ya se había asentado como una sólida monarquía constitucional a consecuencia de la Revolución Gloriosa (1688-1689) y se había unido con Escocia en la Unión de 1707, formando el Reino de Gran Bretaña. Mientras, en Francia fallece Luis XIV en 1715, que había gobernado por dilatado tiempo y es sucedido por Luis XV, que solo contaba con 5 años de edad. Estas transformaciones nacionales causaron un gran impacto en Montesquieu, quien se referiría a ellas en varios de sus escritos.

Montesquieu recibe reconocimiento literario por publicar su obra “Lettres persanes” (“Cartas persas”, 1721), una sátira basada en la correspondencia imaginaria entre un visitante persa de paseo por París, que destaca los absurdos de la sociedad europea contemporánea. Más tarde publica “Considérations sur les causes de la grandeur des Romains et leur décadence” (“Consideraciones sobre las causas de la grandeza y decadencia de los romanos”, 1734).

En 1748 publica anónimamente “De l’Esprit des Loix” (“El espíritu de las leyes”), texto que rápidamente lo elevó a una posición de gran influencia. Aunque en Francia tuvo una recepción más bien escasa, tanto de los que apoyaban como de aquellos que estaban en contra del régimen, tuvo mayor repercusión en el resto de Europa, especialmente en Gran Bretaña. De hecho causó auténtico revuelo en el mundo católico, siendo prohibido por la Iglesia Católica que incluyó este libro en el “Index Librorum Prohibitorum”.

Montesquieu también fue popular en el Nuevo Mundo. Era bastante valorado entre los colonos británicos ilustrados, siendo visto como un ejemplo de la libertad, aunque todavía no un referente para la Independencia de las Trece Colonias. De hecho, Montesquieu fue la persona más citada en los temas de gobierno y política en la América colonial británica pre-revolucionaria, siendo también citado por los fundadores norteamericanos más que ninguna otra fuente, exceptuando a la propia Biblia.

Tras producirse la revolución americana, las obras de Montesquieu continuaron influyendo fuertemente en muchos de los pensadores y fundadores de los Estados Unidos, entre ellos James Madison de Virginia, uno de los padres de la Constitución de EE.UU. En la filosofía de Montesquieu se promueve la idea de que debe formarse un gobienro en el cual ningún hombre tenga miedo del otro, aspecto que sería reivindicado y recordado por Madison a la hora de redactar la Constitución.

Últimos años

Montesquieu fue admitido en la Academia de Ciencias de Burdeos, donde presentó varios estudios sobre las glándulas suprarrenales, la gravedad y el eco. Trabajó como magistrado, pero esta profesión le aburrió, así que al final acabó vendiendo el cargo y decidió dedicarse a viajar por Europa, observando las costumbres e instituciones de los diferentes países.

Durante sus últimos años se dedicó a viajar y a acabar varias de sus obras. Tuvo la oportunidad de visitar todo tipo de países, principalmente Austria, Hungría, Italia e Inglaterra. A medida que iba conociendo más sobre otras culturas más ideas se le venían a la cabeza para explicar y comprender la sociedad y la política, y también formas para hacer que los hombres fueran más libres.

Pero pese a ser un hombre muy lúcido, iluminado por el Siglo de las Luces, hubo un momento en el que la luz sólo podía imaginársela, dado que fue progresivamente perdiendo la vista hasta quedarse ciego por completo. Falleció el 10 de febrero de 1755 en París, a los 66 años. Su cuerpo se encuentra enterrado en la Iglesia de Saint-Sulpice en la capital francesa.

Filosofía de la historia

Su particular filosofía de la historia minimiza el papel de los individuos y los eventos. Montesquieu presenta su punto de vista en “Considérations sur les causes de la grandeur des Romains et de leur décadence”, en el que expone que cada evento histórico fue inspirado por un evento en especial más que por la acción de una o un conjunto de personas en concreto.

Montesquieu ejemplificaba este principio con situaciones acontecidas en tiempos de la Roma clásica. Al analizar el paso de la República al Imperio, Montesquieu sugería que si Julio César y Pompeyo no hubieran trabajado para usurpar el gobierno de la República, otros hombres lo habrían hecho. La causa del inicio y del fin de los principales eventos históricos no fue la ambición de unos personajes en concreto, en este caso César y Pompeyo, sino la ambición del ser humano en general.

Su visión de la política y la división de poderes

Montesquieu desarrolló las ideas que ya había cultivado John Locke acerca la división del poder. En su obra “El espíritu de las leyes” manifiesta su profunda admiración por las instituciones políticas inglesas, afirmando que la ley era lo más importante en un Estado. Al publicar sus “Cartas Persas” en 1721 adquiere un fulminante éxito y renombre en la sociedad francesa de la época, preocupada por la regencia del joven Luis XV de Francia, un rey que todavía tenía que aprender a serlo.

“El espíritu de las leyes” es considerada su obra principal, publicada originalmente en Ginebra en 1748 tras catorce años de trabajo. Esta obra fue objeto de duras críticas, especialmente por los jansenistas y los jesuitas. Montesquieu no se quedó de brazos cruzados y replicó a estos ataques, publicando en 1750 una defensa de esta obra que, más tarde, acabaría siendo censurada por Roma en 1751.

En base a esta obra, se considera que son dos puntos las grandes aportaciones de Montesquieu al pensamiento occidental y al estudio científico de las sociedades humanas. El primero es el hecho de acometer la tarea científica de describir la realidad social en base a un método analítico y positivo, que no se detiene en la mera descripción empirista de hechos, sino que intenta organizar la diversidad de datos de la realidad social reduciéndolos a un número concreto de tipos o variables.

Además de esto, pretende dar una respuesta sociológica a la diversidad de los hechos sociales bajo la idea de que existe un orden o causalidad de estos hechos que es susceptible a ser interpretados de forma racional. Es decir, que un fenómeno social tiene que tener alguna causa, y que esta puede abordarse sin recurrir a explicaciones místicas o sobrenaturales.

Sin embargo, su legado más importante es su teoría de la separación de poderes, lo cual ha hecho que sea considerado por muchos como uno de los precursores del liberalismo, junto con figuras como John Locke. Si bien no fue el primero en hablar de separación de poderes cabe destacar que fue su teoría la que más fuerza acabó ejerciendo en esta idea, siendo él visto como el máximo exponente de esta cuestión. Sus tesis servirían como modelo de partida para los gobernantes de los siglos XVIII y XIX a la hora de redactar constituciones.

La estructura que presenta Montesquieu está claramente influida por el sistema constitucionalista británico, que en su tiempo era relativamente nuevo. El sistema político estaba dividido en tres poderes, los cuales ejercían de freno, contrapeso y control de los que ejercían tales poderes. La idea era evitar que una misma persona albergara todas las funciones del Estado, puesto que eso supondría un régimen absolutista en el que difícilmente se le puede parar los pies a un mal gobernante.

Montesquieu atribuye al Parlamento el poder legislativo, es decir, crear las leyes; al gobierno el poder ejecutivo, es decir, ejercer el poder político; y a los tribunales de justicia el judicial, esto es aplicar las leyes y dictar si se han cumplido o no. Es por medio de estos tres poderes separados que se evita que el Parlamento, el Gobierno y los Tribunales cometan abusos, lo cual haría que las personas fueran menos libres en el país que, justamente, debería otorgarles libertades, protección, derechos y obligaciones.

Referencias bibliográficas:

  • Althusser, Louis (1979). Montesquieu. La política y la historia. Barcelona: Ariel.
  • Spurlin, Paul M (1941) Montesquieu in America, 1760-1801. Baton Rouge: Louisiana State University Press.

Graduado en Psicología con mención en Psicología Clínica por la Universidad de Barcelona. Postgrado de Actualización de Psicopatología Clínica en la UB.

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