Cómo salir de un bucle mental: transforma tu diálogo interno y cambia tus resultados

Descubre cómo tus pensamientos influyen en tus emociones, tus acciones y tu bienestar.

Cómo salir de un bucle mental

¿ERES PSICÓLOGO/A EN ?

Destaca entre toda tu competencia profesional.

Detente un momento y trae a tu mente a una persona importante para ti. Un buen amigo, tu hijo, tu pareja o incluso tu mascota. Piensa ahora en algo que aprecias de ella de un modo especial. Una cualidad, un momento de disfrute o conexión compartida. Cierra tus ojos y saboréalo durante un minuto.

¿Observas algún cambio en tu estado emocional? ¿En tu cuerpo? ¿Notas alguna sensación física diferente? Al evocar esto, suelen aparecer sensaciones de calor, distensión corporal, relax, y también emociones como ternura, alegría, cariño, gratitud.

Empieza hoy tu viaje de bienestar

Accede a una amplia red de psicólogos calificados. Empatía y experiencia a tu servicio.

Encuentra psicólogos cerca de ti

Ahora bien, ¿y si piensas en una discusión o momento difícil? Las emociones y sensaciones van a ser diferentes. Es posible que notes que tu corazón se acelera, tus músculos se contraen o tu rostro se tensa.

Lo que piensas cambia lo que sientes (y lo que haces)

Imagina ahora que acaba de ser tu cumpleaños y alguien muy querido e importante para ti no te ha felicitado. Es sorprendente las diversas reacciones que pueden darse ante una situación como esta. Hay quienes la normalizan pensando que cualquiera puede olvidarse, otros se preocupan por si ha ocurrido algo grave, otros se enfadan, se cuestionan la amistad, o incluso piensan que no le importan a nadie.

La situación es la misma. Nosotros le añadimos contenido y la coloreamos emocionalmente con los pensamientos que elaboramos. Nuestros filtros: estado de ánimo, experiencias previas, autoimagen, expectativas, etc. tiñen lo que vemos. Nadie percibe la realidad tal cual es. Nos llega tamizada por nuestras creencias, valores, deseos, necesidades, etc.

Lo que pensamos, sentimos y hacemos está íntimamente conectado. Y muchas veces, ese circuito se vuelve automático. La buena noticia: puedes intervenir. Abrirte a nuevas formas de pensar, transformar tus reacciones emocionales y traer mayor bienestar a tu vida. Este es el único trabajo que depende de ti. Lo de fuera no va a cambiar por más que cierres los ojos fuerte y lo desees mucho.

¿Cómo se forma un círculo vicioso?

Para cambiar ese círculo vicioso que tantas veces se repite, lo primero es entender cómo funciona. Vamos a desgranarlo paso a paso, con un ejemplo cotidiano, para que puedas verlo con claridad:

  • Acontecimiento activador: Tu hijo de cuatro años te dice: “No te quiero.”
  • Pensamiento automático: “¿Y si lo estoy haciendo mal?”, “¿Y si de verdad no me quiere?”, “Dicen que los niños siempre dicen la verdad…”
  • Emoción: Tristeza, inseguridad, culpa.
  • Conducta: Le das vueltas, te sientes mal, te vuelves más severo o más complaciente con él, o incluso discutes contigo misma.
  • Resultado: Tienes un mal día, te sientes peor contigo y puede que estés más irritable o ansiosa.
  • Retroalimentación: Ese malestar confirma tu pensamiento inicial: “soy una mala madre”, y el ciclo se refuerza para la próxima vez.

El poder de rediseñar el camino

Ahora que has visto cómo se construye ese bucle que te atrapa sin darte cuenta, es momento de preguntarte: ¿Y si pudiera romper ese ciclo y construir uno nuevo, más consciente, más amable y efectivo? ¿Cómo? Empezando por lo que sí deseas lograr.

Para ello te propongo que inviertas el orden comenzando por preguntarte qué resultado quieres conseguir. A partir de ahí, vamos a recorrer el camino hacia atrás. Ganarás claridad sobre qué hacer, qué emociones cultivar y qué pensamientos te ayudarán a caminar en esa dirección. Del círculo vicioso al círculo virtuoso. Veamos cómo hacerlo:

  • ¿Qué quiero que ocurra? Quiero mantener la calma, comprender lo que necesita, y cuidar el vínculo con él.
  • ¿Qué puedo hacer diferente? Puedo recordarme que es solo un niño, que está expresando su enfado de la forma en que sabe. En vez de tomármelo como algo personal, puedo responder con cercanía y firmeza tranquila.
  • ¿Qué emociones me ayudarían a actuar así? Comprensión, paciencia, confianza en mi rol como madre o padre.
  • ¿Qué pensamientos necesito cultivar para sentirme así? “Está aprendiendo a gestionar sus emociones”, “no tiene que ver con que me quiera o no, sino con cómo expresa su enfado”, “soy una madre o un padre que cuida, incluso cuando algo duele.”

Practicar hasta que se vuelva natural

Este sencillo y potente ejercicio —empezar por lo que sí quieres que ocurra y caminar hacia atrás— te va a ayudar a recuperar el control de tu mente, de tus emociones y de tus acciones.

Te invito a incorporar esta práctica a tu día a día, dedicando un rato durante los próximos veintiún días a registrar esos pensamientos, emociones, acciones y resultados que aparecen en automático y que no te ayudan, para sustituirlos por otros más saludables y potenciadores para ti.

A medida que vayas haciendo espacio a observar lo que te cuentas y cómo influye en tu día, te irá siendo más y más fácil transformarlo y cambiar tu modo de mirar la vida. Ten presente que cuando cambias tu diálogo interno, cambias tu forma de estar en el mundo. ¿Cómo quieres que sea tu mundo?

Al citar, reconoces el trabajo original, evitas problemas de plagio y permites a tus lectores acceder a las fuentes originales para obtener más información o verificar datos. Asegúrate siempre de dar crédito a los autores y de citar de forma adecuada.

Beatriz García Ricondo. (2025, julio 18). Cómo salir de un bucle mental: transforma tu diálogo interno y cambia tus resultados. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/psicologia/como-salir-de-bucle-mental-transforma-dialogo-interno

Artículos relacionados

Artículos nuevos

Quizás te interese