No podría entenderse el mundo occidental actual sin el movimiento de la Ilustración. Su existencia sentó las bases del desarrollo de la ciencia tal y como la conocemos, además de umpulsar valores como la racionalidad y la libertad con su filosofía optimista sobre las posibilidades de transformar la sociedad que el ser humano tenía. Veamos en qué consistió.
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¿Qué fue la Ilustración?
A mediados del siglo XVII y principios del siglo XVIII, un puñado de burgueses intelectuales del corazón de Europa decidió que ya estaba harto del sistema establecido por el Antiguo Régimen, denominado también Régimen Absolutista, donde todo el poder político y la vida social estaba regida por un ley que se erigía por “elección divina”.
Aunque los historiadores atribuyen el nacimiento de la Ilustración a Inglaterra, fue en Francia donde este pensamiento empezó a sentar sus bases con intelectuales como Voltaire, Rousseau o Montesquieu entre otros, fundando lo que sería el enciclopedismo, que sería gran impulsor de la Ilustración.
El Racionalismo, base ideológica de esta etapa histórica
La Ilustración es un movimiento de carácter filosófico, literario, científico y, por último, político. El principal mantra era acabar con el statu quo impuesto por las arcaicas y caducas estructuras de los reinados europeos, dirigidos básicamente por la religión e instituciones eclesiásticas. Este período se daría a conocer también como El Siglo de las Luces, resultado del progreso y desarrollo de las nuevas ideas, basadas principalmente en el raciocinio y la libertad individual.
Como síntesis del párrafo anterior, podemos decir que la Ilustración tenía como características principales el racionalismo, creencia en la bondad del ser humano, el laicismo y el optimismo; este último desde un punto de vista más humanístico. Regía la idea de la razón por encima de la Revelación y mandatos teológicos, oponiéndose firmemente contra el tradicionalismo.
El Racionalismo será entonces el término más escuchado durante la época de la Ilustración, una metáfora para expresar la iluminación que desprende la inteligencia y lógica para guiar al mundo lleno de ignorancia. La razón debía ser el elemento por el cual el hombre tenía la capacidad de comprenderlo todo mediante su inteligencia, evitando supersticiones y teorías extraterrenales. “Aquello que no sea racional, debía ser tachado de falso”, defendían los ilustrados.
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Principales características del movimiento
Una vez más, incidimos en la razón como único camino para conocer la verdad. La ciencia influirá en esta premisa, donde todo aquello que sea objeto de discusión o debate intelectual, tiene que contar con evidencias: se intenta evitar el dogmatismo propio de las religiones. Fue René Descartes quien inspiró a los ilustradores con sus ideas de la “duda metódica”. Voltaire fue otro crítico del fanatismo teológico y de los valores conservadores que impedían la sacudida de la ignorancia.
Otro elemento a tener en cuenta es la finalidad última del Siglo de las Luces, que no fue otra que ayudar a alcanzar la felicidad y bienestar para los ciudadanos, mediante el progreso, la propiedad privada, la libertad y la igualdad. Para alcanzar la felicidad, la política tiene que ser el medio para conseguirla para toda la sociedad donde rige un contrato social entre pueblo y gobernantes.
Los ilustrados en España
Tal y como sucedería en el resto de territorios y naciones europeas, la Ilustración se introduciría en las venas de la sociedad española de manera paulatina y con extrema moderación. No es que llegara de repente y mucho más tarde que en Francia o Alemania, pero el poder de la Iglesia dificultó su avance.
De hecho, como también sucedía en los países homólogos, los ilustrados españoles eran una minoría intelectual de clase noble, con propiedad y muy a menudo, con parte del sector clerical de su parte, lo cual suponía una novedad. No todos los defensores de la divinidad se oponían a la nueva horda de ideas que estaba a punto de establecerse por todo el viejo continente, dando lugar a la Revolución Francesa de 1789.
Como minoría que representaban los autores ilustrados de España, los medios que utilizaron para hacer llegar el mensaje fueron la creación de instituciones intelectuales públicas para que todo el mundo tuviera acceso. Academias de la Lengua, Historia, Ciencias y de Medicina, fueron pioneros en revelar las ideas de “las luces” en nuestro territorio. Algunos autores como Jovellanos, Guindo Cerezo e incluso el Rey Carlos III, fueron grandes partidarios de este movimiento.
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