Se estima que cada año más de 1.000.000 personas se suicidan en el mundo, lo que supone 1 suicidio en el mundo cada 40 segundos y, por cada suicidio consumado, hay otras 20 personas con tentativas de suicidio. Así pues, estamos ante un problema que requiere que se adopten más medidas de prevención, atención e intervención urgente.
La conducta suicida en personas con autismo es un asunto que requiere especial atención puesto que, aunque todavía no se han llevado a cabo estudios a gran escala, sí que existen investigaciones que deberían tenerse en cuenta en las que se sugiere que algunos factores como la falta de integración social, el desempleo y otros trastornos psiquiátricos asociados podrían vincular el autismo y la conducta suicida.
En el presente artículo explicaremos con mayor detalle los factores más relevantes asociados a la conducta suicida en personas con autismo, cabiendo destacar la importante de que se siga investigando al respecto con el fin de prevenir más casos y de brindar un mayor apoyo a aquellas personas que están sufriendo.
Conducta suicida en personas con autismo
Los trastornos del espectro del autismo (TEA) tienen un origen neurobiológico afecta al funcionamiento y la configuración del sistema nervioso, por lo que causa una serie de dificultades fundamentalmente en dos áreas: la comunicación y la interacción social, por un lado, y a la flexibilidad del pensamiento y del compro atamiento, por el otro.
Por ello, es necesario un abordaje multidisciplinar e integral que vaya orientado a la facilitación de una serie de apoyos especializados, individualizados y que están basados en la evidencia, siendo así los más adecuados para ayudar a mejorar la calidad de vida de cada persona que ha sido diagnosticada de TEA. Cabe destacar que dentro de toda esa ayuda que se debe brindar hay que dedicar especial atención al abordaje y la prevención de la conducta suicida en personas con autismo.
Existe un porcentaje notable de personas con autismo que han pensado alguna vez en el suicidio y, no obstante, en muchas ocasiones resulta bastante complejo detectar señales asociadas al sufrimiento que están padeciendo. Es por ello que algunos investigadores han comenzado a estudiar los riesgos y la posibles soluciones frente al suicidio.
¿Qué sabemos sobre el suicidio en casos de autismo?
Un equipo liderado por la experta Sarah Cassidy, de la Universidad de Nottingham, fueron los primeros en investigar, a través de un estudio clínico a gran escala, acerca de los pensamientos y la conducta suicida en personas con autismo en la edad adulta cuando había recibido un diagnóstico tardío de síndrome de Asperger. Estos científicos observaron que la conducta suicida es una realidad muy preocupante en las personas con autismo por lo que se necesitan más investigaciones al respecto que puedan ayudar a prevenir e intervenir ante este tipo de casos.
Estos investigadores además destacaron que dos de cada tres personas diagnosticadas con TEA podrían haber contemplado el suicidio en algún momento de sus vidas debido a que habían pasado una gran parte de su infancia y de su juventud sin haber recibido los apoyos necesarios o incluso sin comprender siquiera su condición.
Otra de las medidas importantes de prevención de la conducta suicida en personas con autismo se basa en la detección temprana y el diagnóstico precoz del TEA, así como también que se presente la suficiente atención al equilibrio y a la salud mental desde la infancia, la prevención e intervención frente al acoso escolar y facilitar una mayor ayuda si se detectan señales de alarma.
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Factores de riesgo asociados a la ideación y la conducta suicida en personas con autismo
Algunos de los factores asociados a la ideación y a la conducta suicida en personas con autismo incluyen unas necesidades de apoyo y ayuda insuficientes e insatisfechas, soledad no deseada, autolesiones, pensamientos rumiativos, desregulación emocional, el aislamiento, enfermedades psiquiátricas, baja autoestima y también el grado en que pudieran llegar a camuflar su condición.
Otros factores de riesgo para la conducta suicida en personas con autismo serían los siguientes: el ostracismo social, el acoso escolar y/o laboral y la victimización, las dificultades a la hora de encontrar empleo, haber experimentado algunas experiencias adversa e incluso traumáticas en la infancia, marginación, o experiencias alienantes con algunos profesionales con los que tuvieron que tratar y con aquellos sistemas que fuera diseñados teóricamente para brindar apoyo a personas con autismo, entre otros factores.
Investigaciones sobre los factores de riesgo asociados a la conducta suicida y los TEA
Expertos en la materia han tratado de vincular aquellos conocimientos previos acerca de la conducta suicida en personas con autismo a los modelos ya existentes sobre el suicidio en la población general, con el fin de buscar una comprensión más profunda y así pueda servir como una utilidad predictiva. Entre todos ese modelos, se ha puesto especial énfasis en la “Teoría Interpersonal del Suicidio” (TIS).
En la Teoría Interpersonal del Suicidio se ha tratado de distinguir la ideación suicida de los intentos de suicidio, al considerarlos como diferentes fenómenos. Al analizar e investigar acerca de la ideación suicida, desde la TIS se ha destacado la gran relevancia que tiene lo que se ha denominado como “pertenencia frustrada”, que es considerado como un estado de desconexión social en unión a la creencia de ser una carga para sus familiares, siendo un posible factor de riesgo para el suicidio.
Por otro lado, según esta teoría sobre el suicidio, para que esa ideación suicida pudiera aumentar hasta llegar a convertirse en una tentativa de suicidio, una persona debería haber estado expuesta de forma prolongada a una serie de acontecimientos que fueran intensamente dolorosos a nivel físico y/o emocional, entre los que se incluirían las autolesiones que podrían provocar una habituación al dolor y también reducirían el miedo al dolor e incluso a la muerte. Además, el ensayo mental, en el que la persona se imagina como llevar a cabo el suicidio también podría contribuir a un mayor riesgo para la conducta suicida.
Cabe destacar que en un estudio realizado en el año 2022 por Monseley y sus colaboradores acerca de algunos factores de riesgo asociados con la conducta suicida en personas con autismo pudieron observar una menor tasa de intentos de suicidio y de muertes a causa del suicidio en aquellas personas con autismo que tenían algún tipo de relación (casadas o que tenían pareja) que en aquellas personas con autismo que eran solteras. Esto demuestra que las relaciones satisfactorias con otras personas que pueden servir como un apoyo y además son una fuente de conexión social son un factor protector frente al suicidio.
Además, se ha asociado el hecho de tener una relación sana y estable con otra persona y tener unos mayores niveles de autoestima, pudiendo haber menos probabilidades de sufrir algunos estados negativos caracterizados por la sensación de ser una carga y/o por la pertenencia frustrada; pudiendo ser por tanto un factor protector frente a la conducta suicida en personas con autismo y también en la población general. Sin embargo, cabe destacar que no fue significativo el efecto directo observado de no estar en una relación sobre la ideación suicida.
En un artículo que fue publicado en el año 2021 por Kolves y sus colaboradores se sugiere que existe una mayor tasa de intentos de suicidio en aquellas personas que recibieron el diagnóstico a una edad mayor que en aquellos casos en los que el diagnóstico se había dado a edades tempranas.
No obstante, esta hipótesis no ha recibido apoyo por parte de todos los estudios llevados a cabo al respecto, aunque sí es coherente con aquellas investigaciones en las que se han encontrado unos hallazgos de una incidencia mayor de enfermedades psiquiátricas como puede ser la depresión o la ansiedad, entre otras, junto con dificultades a nivel social y conductual y un mayor historial de autolesiones en aquellas personas con un diagnóstico tardío.
Asimismo, otras investigaciones al respecto han sugerido que la victimización y el acoso son bastante frecuentes en las personas con un diagnóstico de autismo tardío, por lo que a menudo se perciben a sí mismos como inadecuados o poco integrados socialmente. Otra posible relación entre el diagnóstico tardío, una mala salud mental y un mayor riesgo de conducta suicida en personas con autismo podría radicar en la posibilidad de que estas personas sean más hábiles a la hora de camuflar sus dificultades. El camuflaje de esas dificultades se ha llegado a asociar con la suicidalidad o la experiencia suicida.
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Pautas de prevención del suicidio en personas con TEA
Ahora que ya hemos visto algunos factores asociados con la conducta suicida en personas con autismo (si bien aún se necesita investigar más) también es importante conocer algunas pautas para la prevención del suicidio.
Algunos investigadores del suicidio han hecho una distinción entre las medidas que sirven para reducir el riesgo de suicidio y aquellas que ayudan a aumentar la protección frente al mismo. También es importante tener en cuenta factores de protección frente al suicidio relacionados con la situación social, local, familiar y, por supuesto, individual de cada persona.
Por poner algunos ejemplos, el hecho de que haya acceso a una asistencia sanitaria y a una buena red de apoyo de salud mental supone un buen factor protector frente al suicidio; mientras que también son factores de protección frente al suicidio la implantación de unas medidas de prevención del acosos escolar. Otro factor de protección frente al suicidio sería el tener una red social fuerte que sirva a apoyo en aquellos momentos más difíciles en la vida de una persona.
A continuación vamos a comentar algunas de las medidas de prevención que mayor eficacia demostrada poseen para la prevención del suicidio en la población general y que también podrían servir frente a la conducta suicida en personas con autismo.
1. Restringir el acceso a medios o instrumentos que puedan servir para el suicidio
En primer lugar, es importante que se haga una restricción de cualquier tipo de medio que pudiera ser utilizado para llevar a cabo el suicidio dentro del domicilio o cualquier lugar en el que esté habitualmente una persona con tentativas o que haya mostrado señales de alarma. A fin de cuentas, buena parte de las personas que han desarrollado TEA tan solo explorarán de manera autónoma el ontexto de su hogar.
Entre estos medios o instrumentos que se deben restringir cabe mencionar las armas, los plaguicidas o cualquier otro tipo de veneno, las armas de fuego o algunos medicamentos que podría utilizarse para inducir un suicidio por sobredosis.
2. Planes educativos y de formación a través de instituciones y medios de comunicación
Los planes de concienciación sobre el suicidio y sus riesgos a través de planes de educativos y de formación por medio de asociaciones, instituciones o centros especializados en el suicidio, así como también mediante campañas y avisos a través de los diferentes medios de comunicación con el fin de informar al mayor número posible de personas acerca de un asunto tan importante a la par que preocupante que requiere más ayuda profesional y que, bajo ningún concepto, debería tratarse como un tema tabú.
Es importante que se habla y se conciencie a la población acerca del suicidio para poder brindar más ayuda a las personas con tentativas de suicidio. A la hora de concienciar acerca del suicidio es importante destacar algunas cosas: tratar de buscar ayuda profesional o de alguna asociación o centro especializado en suicidio lo antes posible y tener presente que nunca se deben ignorar las señales de alarma.
Aunque resulte fundamental frente a los casos de ideación y tentativa suicida la búsqueda de ayuda profesional, es importante que esa persona tenga a una persona de confianza cerca (p. ej., un familiar, su pareja o un amigo de confianza) que pueda brindarle apoyo en todo momento para ayudarle a salir adelante y disminuir el riesgo de futuras tentativas.
En ese caso, un profesional podría enseñarle una serie de habilidades que pudieran servir para apoyar a la persona que se encuentra en riesgo (p. ej., no se debe restar importancia ni tratar de cambiar de tema cuando alguien nos habla acerca de su ideación suicida, se debe facilitar a esa que nos ha hablado acerca de su ideación suicida persona que exprese libremente sus emociones y escucharla atentamente con el fin de demostrarle que estamos ahí para cuando nos necesite, etc.).
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3. Fomentar el desarrollo de habilidades que puedan servir para la prevención del suicidio
Es muy importante fomentar la ayuda para el desarrollo de habilidades sociales y socioemocionales en los niños, adolescentes e incluso adultos, ya que nunca es tarde, con el fin de prevenir un mayor número de tentativas de suicidio. Para ello se debería comenzar por planes de formación en los colegios y también a través de asociaciones, organizaciones y centros especializados en el suicidio, así como también dentro de las asociaciones dedicadas al apoyo de personas con TEA.
4. Detección temprana de señales de alarma
Otra medida fundamental es, en el contexto de la terapia, la detección temprana, la evaluación y el tratamiento adecuados de aquellas personas que muestren conductas suicidas, así como también el seguimiento a lo largo del tiempo con el fin de evitar posibles recaídas.
Todas estas medidas deberían estar acompañadas de apoyo social, psicológico y, por supuesto familiar, así como también de una colaboración multidisciplinar de profesionales, planes de sensibilización y concienciación, más financiación, investigaciones a gran escala y más recursos que puedan ayudar para el tratamiento, seguimiento y la evaluación de este tipo de situaciones.
Para que pueda llevarse a cabo un buen plan de prevención es necesaria la colaboración y la coordinación de varios sectores de la sociedad, entre los que cabe incluir, el sistema sanitario, la educación, las ayudas por parte del gobierno, las fuerzas del orden y el apoyo y la difusión a través de los medios de comunicación.
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