La joven Sara Green, de 17 años, tenía un largo historial de autolesiones y problemas psicológicos que requerían atención por parte de los profesionales de la salud mental, lo que le llevó a ser admitida e internada en la Unidad Orchand del Hospital Cheadle Royal en Stockport (Reino Unido). Una unidad especializada para adolescentes con trastornos mentales.
Sara fue víctima de bullying durante su adolescencia y sufrió problemas psicológicos que le llevaron a autolesionarse continuamente. A pesar de que Sara obtenía excelentes calificaciones en sus asignaturas de GCSE (equivalente al grado superior en España) y aspiraba a ir a la universidad, no era ajena al acoso que había padecido, y estaba sufriendo internamente.
Un historial de intentos de suicidio y autolesiones
Sara desarrolló el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) y comenzó a asistir a terapia con el psiquiatra Grimsby Child del Adolescent Mental Health Service (Servicio de Enfermedad Mental en Adolescentes) del Reino Unido. En febrero del 2011 intentó acabar con su vida tras una sobredosis y fue internada de forma voluntaria en Ash Villa, una unidad terapéutica situada en Sleaford y especializada en el tratamiento de menores de edad. Al poco tiempo fue dada de alta y volvió a su hogar.
Pero sus intentos de suicidio no cesaron, y el 12 de Julio del 2013 Sara sufrió otra sobredosis. Esta vez, pero, fue llevada a un centro psiquiátrico para adultos en Doncaster, donde intentó ahorcarse con una sábana. Entonces fue llevada al centro de adultos en Scunthorpe, y posteriormente fue internada en la Unidad Orchand del Hospital Cheadle Royal en Stockport el 17 de Julio del 2013.
Sucedieron distintos casos de intento de suicidio y autolesiones por parte de Sara antes de que fuera internada en este último centro. En marzo del 2014 Sara fue encontrada el suelo de su habitación. Estaba inconsciente.
El personal médico que entró en la habitación observó que se que había autolesionado con un alambre de encuadernar libretas. A pesar de los intentos por salvar su vida, el personal médico confirmó su muerte el 18 de marzo del 2014.
¿Qué ocurrió realmente?
Los padres de Sara no entienden por qué se le dejó ir a su hogar cuando evidentemente no estaba del todo recuperada, y plantean la pregunta de si realmente hubo negligencias en cómo se llevó a cabo el tratamiento de su hija. Sus progenitores no consiguen entender por qué ciertos comportamientos médicos no fueron notificados a la familia en su debido momento.
Jane Evans, la madre de Sara Green dijo: “Espero que la investigación se dirija hacia mis preocupaciones acerca de la forma en que Sara fue tratada por Unidad de Orchard. En particular, si el personal no tomó las medidas adecuadas para proteger a mi hija contra el riesgo que representaba para ella, y si fue atendida adecuadamente”
Por otra parte, Deborah Coles, co-directora de Inquest dice: “La muerte de una niña en una institución privada, que fue internada allí a causa de su vulnerabilidad ante el suicidio, debe ser objeto de la más rigurosa investigación". Inquest ha estado trabajando con la familia de Sara Green desde su muerte en 2014. La familia está representada por los miembros del Grupo Inquest Abogados, que se encargan de sacar a la luz lo que realmente ocurrió con la joven Sara.
Críticas hacia cómo se llevó a cabo el tratamiento
Algunos expertos aseguran que la distancia del centro con su hogar podría ser una de las causas, pero no fue posible internarla más cerca de su casa. Los servicios de salud mental, no solo de Gran Bretaña, parecen tener ciertas dificultades para llevar a cabo con éxito su trabajo.
Inquest afirma que, desde 2010, solo en el Reino Unido han fallecido nueve jóvenes mientras estaban internados en centros de internamiento psiquiátrico. El caso de Sara Green ha puesto la voz de alarma sobre cómo deben llevarse a cabo estos tratamientos.
El diario de Sara Green sale a la luz
El caso de Sara Green ha vuelto a ser noticia puesto que ha salido a la luz su diario personal. En éste se puede apreciar el sufrimiento de la joven, que fue internada lejos de su propio hogar.
Respecto al hecho de sufrir bullying en el colegio, la propia Sara escribía esto en su diario: “No soy aceptada en escuela. El número de insultos que una persona puede tolerar tiene un límite. Sienten odio por lo que soy, pero en verdad me odio a mí misma. No sé por qué me afecta tanto lo que me hacen".
La joven Sara incluso relataba su primer intento de suicidio, en el que se atiborró de medicamentos para morir de sobredosis: “Me gustaría poder decir la verdad sobre cómo han empeorado las cosas. Estoy mal. Interiormente; estoy destrozada"
Pero claro, en aquellos momentos tan duros, Sara fue apartada de su familia, y confesaba: “Quiero volver a mi hogar. Solo espero el momento en que mamá y Stacey puedan visitarme porque no poder verlas me ha hecho sentir mucho peor”.
Muchos se preguntan si dejar de tener contacto con su familia fue lo más oportuno. En su opinión: “Lo que ha ocurrido es que desde que llegué a este lugar he empeorado y pienso mucho más en el suicidio. Los pensamientos de suicidio son cada vez más frecuentes".
Este caso nos ha de hacer pensar sobre el sufrimiento de las personas con trastornos mentales. En las propias palabras de Sara, lo que le estaba ocurriendo le estaba haciendo mucho daño por dentro. “Quiero ser otra persona, quiero la libertad. Necesito algo para salir de este dolor tan grande. Hace tiempo que no soy feliz”.
Descanse en paz.
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