Existen muchas formas de aprender, y muchas son de sobra conocidas por todos. Pero hay otras no tan populares, como es el caso del aprendizaje perceptual, que se da en nosotros constantemente.
El mecanismo que subyace a esta peculiar forma de adquirir conocimiento es fascinante. Te invitamos a que lo descubras a través de los siguientes párrafos.
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¿En qué consiste el aprendizaje perceptual?
El aprendizaje perceptivo o perceptual es una mecanismo por el cual, a través de nuestros sentidos (especialmente de la vista, puesto que es el que aporta la inmensa mayoría de la información de nuestro entorno), percibimos los estímulos de una determinada manera y no de otra, de una forma estable que, no obstante, puede verse modificada a través de determinados procedimientos.
Una definición clásica es la que realizó Gibson en 1963, refiriéndose al aprendizaje perceptual como todo cambio que se dé en el marco del sistema de percepción, siempre que presente una cierta estabilidad, y provenga de la experiencia del sujeto en relación a determinado estímulo (o estímulos).
Debido a este fenómeno, si mostramos una misma fotografía a una muestra poblacional variada y les pedimos que nos descubran qué ven y qué les llama la atención en particular, obtendremos respuestas de lo más variadas, puesto que algunos se fijarán en la expresión emocional de las personas representadas, otros en la vestimenta, otros en el paisaje y en la climatología, otros en la ubicación en la que se encuentran, etc.
Lo más curioso es que incluso la respuesta de una misma persona puede cambiar con el tiempo, en función de su propio aprendizaje, de su experiencia con estímulos similares, de sus propios pensamientos y preocupaciones en el momento de hacer el estudio, y de otros muchos factores. Por lo tanto estaríamos comprobando que la respuesta dada depende del receptor y del procesamiento interno que realiza, y no del estímulo en sí.
Neurofisiología del aprendizaje perceptivo
Pero, ¿cuáles son las bases psicofisiológicas que explican el aprendizaje perceptivo? En uno de los experimentos realizados para averiguarlo (Hamamé, 2011), se propuso a los voluntarios un ejercicio en el que tenían que encontrar visualmente determinados elementos dentro de una imagen que incluía tanto ese patrón como otros diferentes que actuaban como distractores.
Tras varios días repitiendo dicha tarea, se comprobó que había una evidente mejoría, y por lo tanto un aprendizaje en su forma de percibir a través de la vista (cada vez eran más hábiles y necesitaban menos tiempo para encontrar el objetivo que buscaban), al menos para esos estímulos en concreto y en esas condiciones.
En dicho estudio se midió el electroencefalograma durante la repetición de la tarea, y se llegó a la conclusión de que había, no uno, sino tres cambios a nivel neurológico que explicarían la mejoría en el aprendizaje perceptual. Estos cambios se observaron en el lóbulo frontal, que regula a nivel cognitivo la información sensorial visual procesada por el lóbulo occipital.
Veamos ahora en detalle cada uno de esos tres cambios.
1. Onda N2PC
Por un lado, se comprobó que la onda N2PC era cada vez mayor cuanto más repetía la actividad el sujeto (y por lo tanto, cuanto más aprendía). Y es que esta onda tiene una relación directa con el nivel de atención en el procesamiento.
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2. Onda P3
Por otra parte, también se determinó que una segunda onda, en este caso la P3, estuvo presente en el mismo grado todo el tiempo que duró la tarea, independientemente del estímulo que tuviesen que buscar en ese momento.
La onda P3 señala la búsqueda de cambios significativos en el entorno, y si se mantuvo con la misma intensidad todo el rato quiere decir que estaba asociada a la tarea de búsqueda en general, y no al patrón concreto que tuvieran que encontrar cada vez.
3. Oscilación cerebral
La tercera característica referente al aprendizaje perceptual que se comprobó en la medición de los EEG fue que durante todo el proceso se podía observar una oscilación cerebral, un mecanismo neurológico que se da cuando reorganizan los potenciales de acción para preparar la creación de redes neuronales, y por lo tanto para forjar el aprendizaje en nuestro cerebro.
De hecho, se observaron oscilaciones cerebrales a dos niveles: en alta frecuencia (>40Hz), o gamma, y en baja frecuencia (de 8 a 10 Hz), o alfa. Lo importante aquí es saber que las alfa se dan durante la desincronía de las neuronas y por tanto en la destrucción de redes neuronales, mientras que las gamma se observan durante el proceso opuesto: cuando se establecen nuevas redes y por consiguiente las neuronas están sincronizándose.
Lo curioso del experimento es que, en las primeras fases se observó una frecuencia gamma en aumento, mientras que fue decayendo según avanzaban los ensayos. Por el contrario, la frecuencia alfa hizo exactamente lo contrario: comenzó débilmente y se fue intensificando cuanto más se practicaban los ejercicios, lo que hizo pensar a los autores que el proceso de aprendizaje perceptivo se estaba dando en dos tiempos diferenciados.
En primer lugar el cerebro facilitaría la búsqueda del patrón visual buscado creando asambleas neuronales para tal efecto. Pero a medida que el sujeto se entrena y adquiere destreza en esta tarea, estas redes neuronales se disgregan, para dejar únicamente determinadas células cerebrales (las más eficientes para ese ejercicio) encargándose de este proceso. Es una forma de optimizar el procedimiento, destinando los mínimos recursos pero obteniendo el mejor resultado.
Lo que se concluye en este estudio es que todo el proceso perceptivo en el sujeto es activo, y se da a través de los mecanismos y fases expuestos.
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Áreas cerebrales involucradas
Ya hemos visto el procedimiento neurológico del aprendizaje perceptivo y los cambios a nivel neuronal que se dan durante este proceso, pero ahora vamos a ver cuáles son las regiones del cerebro que están implicadas de una u otra manera en todo este mecanismo.
El primer lugar donde se pueden encontrar cambios a nivel sináptico es la corteza de asociación sensitiva. A través de la técnica de neuroimagen funcional se ha comprobado que cuando una persona evoca elementos almacenados en su memoria, ya sean de tipo visual, auditivo o de otros tipos, se da una actividad significativa en esta zona del córtex.
Esta región, además, también se ve activada cuando hacemos uso de la memoria a corto plazo, durante el proceso de percepción. De hecho, está demostrado que el uso de la técnica de estimulación magnética trasnscraneana en la corteza de asociación sensorial tiene como efecto secundario una perturbación en el proceso de recuerdo de los estímulos percibidos con la memoria activa o primaria.
Otro área cerebral que está implicada en el aprendizaje perceptual es la corteza prefrontal, puesto que también es responsable de las tareas que implica el funcionamiento de la memoria a corto plazo. Sería en esta parte del cerebro donde se integrarían los datos acerca de los elementos que tenemos que recordar.
Cuando los procesos de percepción se dan por la vía ocular (es decir, en la mayoría de los casos), se activaría la corteza visual primaria. Esta recoge los datos desde el núcleo geniculado lateral, otra estructura cerebral, en este caso ubicada en el tálamo, y responsable de un primer procesamiento de los datos obtenidos, antes de mandarlos a la corteza extraestriada.
Además, la corteza visual primaria puede utilizar dos vías diferentes, en función de la tarea que esté realizando. Cuando se trata de reconocer un determinado elemento, se toma la vía ventral, que va por la corteza del lóbulo temporal inferior. Por eso, si esta zona se viese afectada por algún tipo de lesión o enfermedad, es posible que el sujeto perdiese la facultad de reconocer determinados objetos.
Por otro lado, estaría la vía dorsal, recorrido que pasa por la corteza del lóbulo parietal posterior, y cuya función estaría relacionada con la localización de un elemento concreto en el espacio.
La corteza de asociación visual es un área clave durante el aprendizaje perceptivo, pues es en este lugar y a través del establecimiento de sucesivas conexiones neuronales o sinapsis como se genera el proceso de reconocimiento visual de un estímulo determinado.
Por último, señalar que un procedimiento tan cotidiano y normalizado, pero en realidad enormemente complejo, como es el reconocer una cara, es posible gracias a las sinapsis que se generan dentro de la ya mencionada corteza visual asociativa, pero en una zona muy concreta conocida como área fusiforme de las caras, por lo que esta sería otra de las partes del cerebro activas durante algunos de los procedimientos de aprendizaje perceptual.
Referencias bibliográficas:
- Gibson, E.J. (1963). Perceptual learning. Annual review of psychology.
- Price, M.S.M. Henao, J. (2011). Influencia de la percepción visual en el aprendizaje. Ciencia y Tecnología para la salud visual y ocular. Dialnet.
- Hamamé, C.M. (2011). Visión activa y aprendizaje perceptual: Cómo la experiencia cambia nuestro mundo visual. Lyon Neuroscience Research Center, Brain Dynamics and Cognition.
- Hamamé, C.M., Cosmelli, D., Henriquez, R., Aboitiz, F. (2011). Neural mechanisms of human perceptual learning: electrophysiological evidence for a two-stage process. PLoS One.
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