A pesar de que la preocupación por la propia salud y el hecho de no desear enfermar es un reacción normal y racional que se da por la necesidad de evitar el dolor y por propia supervivencia, cuando esta preocupación se convierte en un miedo excesivo e irracional podemos estar frente a un caso de nosofobia.
A lo largo de este artículo hablaremos de este temor exagerado a contraer alguna enfermedad; así como de los síntomas que presenta, las causas y los posibles tratamientos a los que se puede someter el paciente.
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¿Qué es la nosofobia?
La nosofobia se encuentra categorizada dentro de los trastornos específicos de la ansiedad y se caracteriza por provocar en el paciente un miedo exacerbado, irracional e incontrolable a padecer o desarrollar una enfermedad mortal.
Aunque no siempre tiene por qué ser así, la nosofobia se presenta de manera más habitual en personas cuyo trabajo o contexto esté muy relacionado con el mundo de las enfermedades o de la salud, así como también en estudiantes de ciencias de la salud. Se hipotetiza que el motivo de esta mayor incidencia puede estar relacionado a la huella o impresión que algunas patologías pueden provocar en la mente de la persona.
Una de las características de las personas que padecen nosofobia es que, a pesar de que para ellas cualquier síntoma puede ser señal de una enfermedad mortal, evitan a toda costa acudir a la consulta del médico. El motivo de halla en el temor exacerbado a descubrir que tienen una afección peligrosa o letal, por lo que prefieren vivir sin averiguarlo.
Además, estos pacientes sienten total aversión al paso del tiempo y al hecho de cumplir años. Puesto que a mayor edad más posibilidades de desarrollar una enfermedad mortal y más cercana se encuentra la muerte.
¿Cómo diferenciarla de un miedo normativo?
Experimentar cierto temor a contraer o desarrollar cualquier tipo de enfermedad, sobre todo si esta es mortal o supone un serio riesgo para la salud, es completamente normal; puesto que se trata de una reacción evolutiva y sigue un instinto de supervivencia. De ahí que sea tan importante especificar las características que distinguen un miedo fóbico de un miedo habitual o normativo.
La primera diferencia radica en que el miedo fóbico es completamente irracional, la persona es incapaz de encontrar un razonamiento o base lógica al temor que experimenta e, incluso puede llegar aceptar esta irracionalidad pero aún no puede luchar contra ella.
La segunda distinción propia de este tipo de trastornos es que el temor experimentado es completamente desproporcionado con la amenaza real que existe. Aunque en actualmente siempre existe la posibilidad de desarrollar una enfermedad mortal, el nivel de temor que experimentan estas personas es excesivo y exagerado.
Finalmente, en los temores fóbicos la persona es absolutamente incapaz de controlar el miedo experimentado. Esto significa que la persona no puede evitar que aparezcan las sensaciones y sentimientos de ansiedad, así como la intromisión de pensamientos y creencias intrusivas que potencian esta ansiedad.
Nosofobia e hipocondría: diferencias
Si bien es cierto que ambas alteraciones psicológicas están relacionadas y que una persona hipocondríaca puede llegar a desarrollar nosofobia, existen ciertos rasgos que diferencian cada uno de los trastornos.
El primero de ellos, y más distintivo, es que a diferencia de una persona hipocondriaca, quien padece nosofobia no cree haber desarrollado la enfermedad, solo experimenta un profundo temor a hacerlo.
Además, tal y como se menciona anteriormente, una persona con hipocondría realiza constantes visitas al centro de salud con la finalidad de ratificar sus sospechas mientras que en la nosofobia se evita por todos los medios acudir al médico.
Se trata de un mecanismo de evitación con el cual la persona puede eludir cualquier riesgo de descubrir una enfermedad mortal. Asimismo, las personas con nosofobia evitan el contacto con personas enfermas, hablar, leer o ver películas o documentales que puedan estar relacionados con las enfermedades.
Al contrario que las personas hipocondriacas, que se dedican a investigar o buscar toda la información posible sobre cualquier enfermedad, en la nosofobia se prefiere desconocer e ignorar cualquiera de estos temas por miedo a verse reconocido.
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¿Qué síntomas presenta este trastorno de ansiedad?
A lo largo del artículo ya se han mencionado algunos de los síntomas característicos de la nosofobia. No obstante, es necesario especificar que, puesto que se trata de un trastorno de ansiedad específico, existen otros muchos otros síntomas en relación a este tipo de fobias.
Como en el resto de fobias el cuadro clínico de la nosofobia se divide en tres conjuntos: síntomas físicos, síntomas cognitivos y síntomas conductuales. No obstante, aunque la mayoría de personas experimente los mismos síntomas, esta fobia presenta una gran variabilidad entre las personas.
En los síntomas físicos la persona experimenta un aumento de la actividad del sistema nervioso, lo que se traduce en síntomas como aumento de la presión arterial, taquicardias, tensión muscular o dolores estomacales entre muchos otros.
En cuanto a la sintomatología cognitiva esta se distingue por la presencia de una serie de ideas y creencias irracionales en relación a la posibilidad de desarrollar una enfermedad potencialmente mortal.
Finalmente, tal y como se menciona en el punto anterior la persona también experimenta una serie de síntomas conductuales. En el caso concreto de la nosofobia, la persona tiende a ejecutar conductas de evitación tales como no acudir al médico, evitar las revisiones médicas e intentar mantenerse ajeno a cualquier información o exposición relacionada de cualquier manera con las enfermedades letales.
¿Cuáles son las causas?
Aunque es muy complicado averiguar la causa concreta de una fobia, se hipotetiza que una predisposición genética, unida a la experimentación de vivencias altamente traumáticas puede dar lugar al desarrollo de las fobias.
En el caso concreto de la nosofobia, la vivencia de la muerte de un ser querido o cerca por causa de una enfermedad mortal puede ser suficiente para desarrollar dicha fobia. Además, el hecho de estar expuesto constantemente a medios o ambientes en los que la muerte por enfermedad es un hecho común (hospitales, geriátricos, centros de salud) o ser estudiante de cualquier rama de la salud, también son factores de riesgo a la hora de adquirir este tipo de trastorno de ansiedad.
¿Existe un tratamiento?
Por suerte, existen diferentes terapias psicológicas que pueden ayudar a disminuir la intensidad de los síntomas de la nosofobia hasta el punto de desaparecer. La intervención mediante reestructuración cognitiva puede favorecer la eliminación de los pensamientos y creencias irracionales, las cuales conforman la base de este trastorno,
De la misma, el tratamiento mediante desensibilización sistemática, en el que el paciente se expone mentalmente y de manera gradual a los pensamientos o situaciones temidas, acompañado de un entrenamiento en técnicas de relajación resultan de gran eficacia a la hora de que la persona pueda restablecer su ritmo de vida habitual.
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