El enfoque sistémico es la aplicación de la teoría general de los sistemas en cualquier disciplina: educación, organizaciones, psicoterapia, etc.
Este enfoque se presenta como una forma sistemática y científica de aproximación y representación de la realidad vista desde una perspectiva holística e integradora, donde lo importante son las relaciones y los componentes que a partir de ellas emergen. De ahí emerge la terapia sistémica.
Por tanto, su estudio y práctica pone especial importancia en la relación y comunicación en cualquier grupo que interaccione, entendido como un sistema. Este enfoque se extiende también a las personas individuales, teniendo en cuenta los distintos sistemas que componen su contexto.
Terapia sistémica: otra manera de hacer terapia
La terapia sistémica entiende los problemas desde marco contextual y se focaliza en comprender y cambiar las dinámicas de las relaciones (familiares, laborales, etc.).
Los roles y los comportamientos de las personas en estos contextos se entiende que están determinados por las reglas tácitas de ese sistema y la interacción entre sus miembros.
Comprendiendo los trastornos de forma multicausal
Hasta entonces, en el campo de la psicoterapia, se entendía la enfermedad mental en términos lineales, con explicaciones históricas y causales del padecimiento. Primero se busca la causa para después pasar al tratamiento. El modelo de terapia sistémica (ampliamente utilizado en la terapia familiar), observa los fenómenos de manera circular y multicausal, por tanto, no se pueden establecer marcadores lineales. Por poner un ejemplo, dentro de una familia, los miembros se comportan y reaccionan de maneras impredecibles porque cada acción y reacción cambia continuamente de la naturaleza del contexto.
Paúl Watzlawick fue pionero en distinguir la causalidad lineal y causalidad circular, para explicar con ello las diversas pautas repetitivas de interacción posibles y marcando un antes y un después en la interpretación de las dificultades en las relaciones personales. La visión circular de los problemas está marcada por cómo el comportamiento de un individuo influencia las acciones de otro, que por su parte influye también sobre el primero.
Por tanto, la terapia sistémica ofrece una visión circular, interactiva, en el interior del sistema o grupo que tiene sus reglas de transformación y se autocontrola a través de fenómenos de retroalimentación para mantener un estado de equilibrio. Los componentes del sistema entran en relación mediante la comunicación, una de las claves de esta terapia.
Los inicios de la terapia sistémica
La terapia sistémica surge durante la década de los treinta como un apoyo a profesiones de distintos ámbitos: la psiquiatría, psicología, pedagogía y sexología. A pesar de que el movimiento se inicia en Alemania gracias a Hirschfeld, Popenoe es el primero en aplicarlo en Estados Unidos. Más adelante, Emily Mudd desarrolló el primer programa de evaluación en terapia familiar en Filadelfia.
John Bell, su referente más popular
Muchos afirman que el padre de la terapia familiar moderna es John Bell, un profesor de psicología de la Universidad de Clark en Worcester, Massachussets, pues en 1951 realizó terapia conjunta con toda la familia de un joven muy agresivo y obtuvo excelentes resultados. Es por eso que en muchas citas bibliográficas marcan este momento como el inicio de la terapia sistémica.
A partir de aquí, muchos han aplicado y difundido los principios de la terapia sistémica en distintos ámbitos. Por ejemplo Nathan Ackerman, en psiquiatría infantil, Theodore Lidz se especializó en el trabajo con familias de pacientes esquizofrénicos y fue el primero en explorar el rol de los padres en el proceso de la esquizofrenia. Bateson, que era antropólogo y filósofo, y estudió la estructura familiar de las tribus de las islas de Bali y Nueva Zelanda junto con su esposa Margaret Mead.
La terapia breve se desarrolla a partir de la terapia sistémica
Desde principios de los años 70, se planteó que el modelo sistémico podría aplicarse a un solo individuo aunque no asistiera toda la familia, y que supone un desarrollo de la terapia breve del MRI de Palo Alto.
La Terapia Sistémica Breve es un conjunto de procedimientos y técnicas de intervención que pretenden ayudar a los individuos, parejas, familias o grupos a movilizar sus recursos para alcanzar sus objetivos en el menor tiempo posible, y tiene su origen en la terapia sistémica.
A mediados de los años 70, un grupo formado por Paul Watzlawick, Arthur Bodin, John Weakland y Richard Fisch, establecieron el “Centro de Terapia Breve”. Este grupo desarrolló lo que hoy se conoce en el mundo entero como el Modelo de Palo Alto, generando un cambio radical en la psicoterapia, al desarrollar un modelo breve, simple, efectivo y eficaz para ayudar a la gente a producir un cambio.
La praxis de la terapia sistémica
La terapia sistémica se caracteriza por ser un enfoque de solución de problemas práctico más que analítico. No importa tanto el diagnóstico de quién es el enfermo o de quién tiene el problema (por ejemplo, quien es que tiene un problema de agresividad), sino que se centra en identificar los patrones disfuncionales dentro del comportamiento del grupo de personas (familia, empleados, etc.), para así redirigir esos patrones de comportamiento directamente.
Los terapeutas sistémicos ayudan a los sistemas a encontrar el equilibrio. A diferencia de otras formas de terapia, por ejemplo la terapia psicoanalítica, el objetivo es abordar de manera práctica los patrones actuales de la relación, en lugar de causas, como en este ejemplo pueden ser los impulsos subconscientes de un trauma trauma infantil.
Newsletter PyM
La pasión por la psicología también en tu email
Únete y recibe artículos y contenidos exclusivos
Suscribiéndote aceptas la política de privacidad