¿Las mujeres con Trastornos Alimenticios tienen más problemas de lactancia?

Esto es lo que revela la ciencia sobre la relación entre la lactancia y los TCA en las mamás.

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La llegada de un bebé trae consigo muchos cambios. De hecho, muchas mujeres sienten que la maternidad les cambia por completo. Cambia el cuerpo, el cerebro, las hormonas, las emociones, las prioridades, la forma de entender el mundo, las relaciones, las rutinas…

Con la gestación —o, a veces, incluso antes— empieza todo un proceso de adaptación y reorganización. Aunque socialmente existe la creencia de que un embarazo es algo que todas las mujeres viven con plena felicidad, esto no es así. Si bien puede haber momentos de mucha alegría, también puede haber momentos complejos.

Para las mujeres que conviven —o lo han hecho en su pasado— con un trastorno de la conducta alimentaria, el embarazo, posparto y la lactancia pueden suponer un desafío adicional. A lo largo de este artículo exploramos en profundidad cómo pueden afectar los TCA a la lactancia.

¿Qué son los TCA y cómo se presentan en el embarazo y posparto?

Los trastornos de la conducta alimentaria, también conocidos como TCA por sus siglas, se definen como enfermedades mentales complejas que afectan a la relación que una persona tiene con la comida, el peso y la imagen corporal. Como consecuencia de este trastorno, hay otras áreas de la vida que se ven alteradas.

Existen diferentes tipos de TCA y cada uno tiene sus particularidades. Según un estudio realizado en 2020, se estima que entre el 1,5 y el 7,6% de las mujeres embarazadas presentan un trastorno de la conducta alimentaria. La prevalencia es mayor entre las mujeres que se encuentran en tratamientos de reproducción asistida.

Se sabe que es frecuente que las mujeres no comuniquen las dificultades que tienen con la comida a los profesionales que las acompañan en el proceso de búsqueda de embarazo, gestación y posparto. Esto podría indicarnos que quizá haya un infradiagnóstico de este tipo de problemáticas.

Esta situación puede ser realmente grave puesto que un TCA puede tener repercusiones tanto en la vida de la mujer como en el desarrollo del embarazo. De hecho, pueden relacionarse con complicaciones obstetricas como el aborto, el parto prematuro, el retraso del crecimiento intrauterino y la desnutrición, entre otras.

Los cambios físicos en el embarazo son inevitables —y muchos de ellos perduran durante el posparto—. Esto puede incrementar ciertas inseguridades en relación con el aspecto físico o incluso reactivar viejos patrones perjudiciales con la alimentación. Mientras que en algunos casos los síntomas del TCA aparecen ya en el embarazo, en otros casos la sintomatología puede mejorar durante la gestación y reaparecer en el posparto.

La experiencia emocional de ser madre con TCA

En 2018 se publicó un estudio cualitativo que recogía relatos de mujeres con TCA en el periodo perinatal. Los resultados revelaron que las mujeres vivían con un malestar considerable debido a la aparición de emociones intensas como la vergüenza, la culpa y el aislamiento.

La mayoría de ellas no se atrevía a expresar ni su malestar ni sus dificultades por miedo a ser juzgadas y por miedo a que se cuestionaran sus habilidades como madres y su capacidad para cuidar de sus bebés.

Muchas de ellas expresaban sentir ambivalencia entre su cuerpo o aspecto físico y la maternidad. El orgullo que sentían por estar creando vida se contrarrestaba con el malestar, la incomodidad y el rechazo que sentían hacia los cambios que su cuerpo estaba viviendo.

En algunos casos, esta situación les generaba pensamientos intrusivos sobre la necesidad de “compensar” el incremento de peso cuanto antes. Como consecuencia, aparecían fuertes niveles de ansiedad y, en algunos casos, conductas poco saludables. Además, hay mujeres que expresaron sentir dificultades para conectar con sus bebés.

Todo esto es importante de cara a la lactancia puesto que es un proceso en el que el cuerpo está tan implicado como el estado mental y emocional de las madres. De nuevo, es fácil que aparezca la ambivalencia de querer alimentar al bebé y, a la vez, querer controlar el propio cuerpo.

¿Cómo afectan los TCA a la lactancia?

La relación entre los trastornos de la conducta alimentaria y la lactancia materna es más compleja de lo que puede parecer inicialmente puesto que hay múltiples factores que intervienen e interfieren.

En 2021 se publicó una revisión sistemática en la que se mostró que las mujeres con antecedentes de TCA o con sintomatología activa tienen más probabilidades de experimentar problemas en la lactancia. No obstante, se observó que la magnitud de este efecto variaba en función de aspectos como el tipo de trastorno, las circunstancias personales y el apoyo recibido.

Por un lado, se encontró que las mujeres con TCA tienen menos probabilidades de iniciar la lactancia materna inmediata después del parto. Esto puede estar relacionado con una baja producción por déficits nutricionales, problemas hormonales o un parto complicado. Aunque aspectos emocionales como el miedo y la incomodidad física también pueden interferir.

La evidencia encontró datos contrapuestos en relación con la duración de la lactancia. Por un lado, se observó que en los casos de anorexia nerviosa las lactancias tendían a ser más cortas y en casos de bulimia nerviosa tendían a ser más largas.

En cuanto a la motivación alrededor de instaurar o dejar la lactancia, la evidencia señala resultados contrapuestos. En algunos casos, las mujeres tendían a destetar rápido —o incluso a decidir no amamantar— para poder “recuperar” el aspecto físico anterior. En otros casos, la motivación para seguir con la lactancia era la de quemar más calorías diarias.

Otro aspecto muy importante a tener en cuenta es que la lactancia materna implica mucho contacto físico y exposición de ciertas partes del cuerpo con tanta frecuencia como el bebé demande. Esto puede ser un factor estresante para algunas madres con TCA.

¿Qué repercusiones tienen estas dificultades?

Es importante clarificar que no todas las mujeres que hayan vivido un trastorno de la conducta alimentaria van a tener estas dificultades. También hay casos de mujeres que logran establecer y mantener la lactancia materna con éxito y, además, consideran que es una experiencia agradable para ellas.

Sin embargo, también hay estudios que sugieren que los TCA pueden llegar a interferir en el modo en que las madres interpretan y responden a las señales de hambre y saciedad que los bebés emiten. Esto podría afectar tanto a la dinámica de alimentación como al vínculo materno-filial.

Por si todo esto fuera poco, hemos visto que muchas de las mujeres manifiestan un elevado malestar emocional con esta situación. Puesto que los TCA pueden afectar tanto a la salud física y emocional de las madres como a la de los bebés, es crucial la identificación temprana para poder acompañar y ayudar a las madres con sus dificultades, sus necesidades y su realidad sin juzgarlas.

El acompañamiento que se realice a nivel profesional debería ser integral y multidisciplinar. Por ello, es imprescindible potenciar la sensibilización de los diferentes profesionales que puedan estar en contacto con estas madres. Más allá del ámbito profesional, la red de apoyo y el entorno juegan un papel crucial.

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Nerea Moreno. (2025, agosto 12). ¿Las mujeres con Trastornos Alimenticios tienen más problemas de lactancia?. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/clinica/mujeres-con-trastornos-alimenticios-problemas-de-lactancia

Psicóloga

Nerea Moreno es graduada en psicología, con mención en psicología clínica, por la Universidad de Barcelona. Cursó el Máster en Psicología General Sanitaria con la Universidad Autónoma de Barcelona. Posteriormente, se formó como experta en psicología de las emergencias y catástrofes. Tanto esta formación como la experiencia laboral en el campo, supusieron para Nerea el descubrimiento de un nuevo mundo: el trauma. Desde entonces, trabaja desde un enfoque integrador y no ha parado de formarse en trauma, sistema nervioso, apego, duelo y emociones.

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