El alto nivel de estrés al que te enfrentas puede estar afectando a la atención que le das a principios básicos para tu salud física y emocional.
En este sentido, nuestro cuerpo y mente necesitan mantener un estado de balance para vivir, no solo con calidad de vida sino con salud plena. La salud no tiene precio.
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Los principales pilares del bienestar
¿Te has dado cuenta de cómo a veces las personas se interesan más por bienes físicos, como la casa, el coche, e incluso por el aspecto físico exterior? En relación con esto, aquí hay un caso que nos sensibiliza sobre la importancia de los 4 pilares del bienestar que te permitirán fortalecer tu bienestar físico, psicológico y emocional y concienciarte sobre cómo llegar a tu mejor estado.
Pilar 1: El estado de descanso y el proceso de sueño y vigilia
Naroa es una joven mujer que tiene un marido que la ama y al que ella ama, dos hijos maravillosos, y desde hace 3 años, está trabajando en la empresa que siempre deseó.
La temporada navideña es la preferida de Naroa; sin embargo, los días parecen ser cada vez más complicados. No le es fácil conciliar el sueño y cuando parece que ha logrado dormir suena el despertador. No resulta sencillo levantarse, pero sabe que tiene que despertar a sus hijos para después llevarlos a la escuela; y en la empresa para la que trabaja, actualmente tienen grandes proyectos que requieren de toda su atención.
Sabe que tiene que cumplir con sus responsabilidades, pero parece que actualmente no encuentra disfrute en lo anteriormente amaba y le apasionaba hacer.
¿Qué sucede con Naroa?
¿Qué pasa con nuestro organismo cuando no hay suficiente descanso o como tal, no se tiene un descanso reparador por condiciones físicas (de salud) o emocionales? Lo que conocemos como alostasis implica que los procesos neurológicos, fisiológicos y hormonales funcionen en balance con los procesos de sueño vigilia.
Pilar 2: La alimentación como base de la obtención de nutrientes que se convierten en energía
Pasan los días y los hijos y el marido de Naroa tienen la ilusión de vivir una hermosa Navidad, pero para nadie es un secreto que el estado de ánimo de Naroa no es el mejor. Su familia y sus compañeros de trabajo buscan animarla pero no saben qué es lo que le pasa, y en realidad ella también lo desconoce. Su apatía es tanta que ya ni siquiera se está alimentando de manera adecuada.
Por la mañana, cuando consigue despertar, se toma apenas un café. En muchas ocasiones su falta de tiempo le impide desayunar y se queda con solo el café en el estómago. Llega la hora de la comida y Naroa siente su estómago irritado. Su estómago solo ha recibido café, y por ello cuando logra rescatar algo de energía y ponerse en acción, su equilibrio físico no es el ideal.
¿Qué sucede con Naroa?
¿Qué pasa con nuestro organismo cuando nuestra ingesta se ve reducida, hasta el punto de llegar a un nivel insuficiente, dejando de consumir los alimentos que suplen de manera adecuada la energía que el cuerpo requiere?
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Pilar 3: La actividad física es clave
Naroa sigue sin encontrar bienestar. Su marido, que siempre la ha apoyado, le pide que busque ayuda profesional; ella se niega, pues no le ve sentido y no puede imaginar cómo un psicólogo la puede ayudar. Quiere levantarse y recuperar su energía.
Recuerda momentos en los que salir y realizar cuando menos una actividad física sencilla le ha permitido tener un mayor nivel de energía, sensación de bienestar e incluso momentos muy alegres en los que ha tenido un equilibrio físico y emocional.
¿Qué sucede con Naroa?
Este pilar tiene que ver con la actividad física como base para el correcto funcionamiento de músculos, circulación sanguínea, procesos de hidratación e incluso como coadyuvante para el funcionamiento orgánico.
Todo requiere equilibrio, y en este caso, si Naroa simplemente se permitiera iniciar un proceso de ejercicio intenso que no correspondiera con los 2 pilares anteriores (si ella no descansa y se alimenta de manera más equilibrada), el ejercicio se convertiría en un factor de desbalance que le podría ocasionar una descompensación.
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Pilar 4: La interacción social como factor favorecedor de la salud física y mental
Naroa siente un poco de incertidumbre sobre cómo será ayudar a su familia y seguir siendo un factor importante de apoyo para los que ama. Al estar pensando en la cena de nochebuena, Naroa recuerda lo mucho que disfruta la preparación para la Navidad y cómo amaba estar en familia; piensa en sus hijos, su marido y en sus éxitos profesionales.
Las amistades de Naroa no han recibido comunicación de ella por meses, y por consecuencia, aquello que en algún momento eran demostraciones de interés y aprecio por las personas con quien ella se relacionaba se está viendo severamente afectado.
Su socialización está siendo severamente afectada y, como consecuencia, su estado de ánimo también está siendo afectado por esta situación. Incluso se ha distanciado de su familia y tiene poca interacción social con ellos, ya no muestra alegría por la comunicación con ellos. El principio de “Estar bien uno mismo primero para poder ofrecer algo mejor a quienes ama” empieza a cobrar sentido.
¿Qué sucede con Naroa?
La interacción social es un factor favorecedor del balance emocional, la regulación psicológica, y la salud física y mental. No es un secreto que cuando mantenemos una interacción social y vínculos emocionales sanos con otras personas, el bienestar psicológico mejora, la autoestima y la autoconfianza se ven favorecidas y nos convertimos en una fuente de aporte positivo a la vida de otras personas.
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¿Qué podemos aprender de todo ello?
Naroa, como la mayoría de nosotros al enfrentar algo nuevo y que no conocemos, se había negado la oportunidad de ir a terapia. Sin embargo, una vez identificada la oportunidad de mejorar y una vez que ha hablado con su psicólogo, comienza a ver la posibilidad de sentirse liberada al expresar lo que ella está sintiendo, y posteriormente empezar a identificar y asimilar el proceso por el que ha estado pasando, hasta llegar a encontrar la causa raíz u “origen”. Algo que le parece menos difícil ahora que se siente apoyada y amada por sus amigos y familiares.
Su terapeuta empezó por preguntarle sobre su calidad sueño. "¿Cómo estás durmiendo?", le pregunta a Naroa. Ella le expresó lo difícil que es pasar las noches sin dormir y sentirse agotada todo el día y nuevamente ir a la cama y no lograr conciliar el sueño.
También le preguntó sobre su actividad física, a lo que respondió que entre sus actividades en casa y su trabajo no le quedaba tiempo para hacer ejercicio.
La siguiente pregunta fue sobre su alimentación, a lo que contestó que había veces que no tenía tiempo para comer, y que cuando por fin se daba la oportunidad de hacerlo, su alimentación era desbalanceada.
Y cuando el terapeuta le preguntó sobre tiempo para relajarse, simplemente contestó que hace mucho tiempo que no sabe que es sentirse relajada.
Desafortunadamente, cada vez son más las personas que viven situaciones muy semejantes a las que estaba viviendo Naroa. Las exigencias que muchos de nosotros nos hemos impuesto nos llevan a olvidarnos de vivir y disfrutar de la vida. E incluso creemos que es normal la manera tan acelerada en la que vivimos.
Es tiempo de que pienses si el sentido que le estás dando a tu vida es el que realmente deseas y si lo que estás haciendo es lo que te va a dar la calidad de vida que quieres.
Sé que me puedes decir: no sabes la condición en la que vivo y lo que tengo que hacer para sacar las cosas adelante, no me puedo permitir detenerme y mucho menos relajarme, eso no es para mí, simplemente no me es posible... Te invito a reflexionar en lo siguiente: si dormimos bien, comemos sanamente, hacemos actividad física y aprendemos técnicas de relajación, además de alcanzar bienestar físico y psicológico, nuestro nivel de productividad se multiplica.
Cuando dormimos, el cuerpo se relaja y favorece la producción de serotonina que ayuda a reducir el estrés, mejora la concentración y nos ayuda a ser más felices y emocionalmente más fuertes.
Una alimentación saludable nos ayuda a mantener el corazón sano, estimular el cerebro, reducir la probabilidad de desarrollar ciertas enfermedades y a sentir bienestar.
Ejercitarse produce endorfinas, que nos permiten sentirnos de buen humor y le permite al cerebro afrontar el estrés de una mejor manera; también ayuda a evitar enfermedades y aumenta nuestra energía.
Por otro lado, relajarse disminuye el estrés físico y mental, aumenta la creatividad, mejora la calidad de aprendizaje y memorización.
Para lograr el equilibrio en tu vida diaria es necesario que tomes en cuenta estos pilares; si a alguno de ellos no le prestamos atención, no se puede lograr ese equilibrio físico y emocional.
Víctor Fernando Pérez López
Víctor Fernando Pérez López
Psicólogo. Psicoterapeuta especialista en Ansiedad
Regresando al caso de Naroa, es probable que ella haya comenzado a perder el equilibrio físico y emocional porque sin una intención consciente dejó de atender alguno de estos pilares y, como consecuencia, los otros pilares también se vieran afectados. Unida a ello está la falta de atención a uno o varios de los acontecimientos en etapas tempranas de vida que requerían ser asimilados y/o resignificados.
Lo que llevaba a Naroa a vivir su vida en "automático", sin entusiasmo ni motivaciones, eran situaciones un poco menos complicadas de lo que ella se imaginaba, y ahora que se ha permitido recibir la atención que necesita y que se merece.