Por qué las personas con TDAH podrían beneficiarse de aprender a tocar un instrumento

La música como aliada inesperada para mejorar la atención y el autocontrol.

Por qué las personas con TDAH podrían beneficiarse de aprender a tocar un instrumento
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El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es una condición que afecta a millones de personas en todo el mundo, dificultando la concentración, el control de los impulsos y la organización de las tareas cotidianas. Aunque los tratamientos tradicionales como la medicación y la terapia conductual han demostrado ser útiles, muchas personas con TDAH continúan buscando estrategias complementarias que les ayuden a potenciar sus habilidades cognitivas y mejorar su calidad de vida.

En este contexto, la música ha surgido como una herramienta prometedora, no solo para el disfrute personal, sino también como una posible vía para fortalecer la atención, la memoria y el autocontrol. Un estudio reciente ha revelado que aprender a tocar un instrumento podría aportar beneficios significativos a adultos con TDAH, abriendo la puerta a nuevas formas de intervención. ¿Por qué la música tiene este efecto y cómo puede ayudar realmente a quienes viven con TDAH?

¿Qué es el TDAH y cuáles son sus desafíos?

El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es un trastorno del neurodesarrollo que suele manifestarse en la infancia y, en muchos casos, persiste hasta la adultez. Se caracteriza principalmente por tres síntomas: dificultad para mantener la atención, hiperactividad y falta de control de los impulsos. Estos síntomas pueden variar en intensidad y presentarse de diferentes formas, lo que da lugar a subtipos como el TDAH predominantemente inatento, hiperactivo-impulsivo o combinado.

En la vida cotidiana, el TDAH puede traducirse en problemas para concentrarse en tareas, olvidar compromisos, interrumpir a otros, tomar decisiones precipitadas o tener dificultades para organizar y completar proyectos. Estas dificultades no solo afectan el rendimiento académico o laboral, sino que también pueden impactar negativamente en las relaciones personales y la autoestima. Muchas personas con TDAH experimentan frustración, ansiedad y, en ocasiones, síntomas depresivos derivados de los retos diarios que enfrentan.

El tratamiento tradicional del TDAH suele incluir medicación estimulante y terapia conductual, que pueden ser efectivos para reducir los síntomas principales. Sin embargo, no todas las personas responden igual a estos tratamientos, y algunos pueden experimentar efectos secundarios o preferir alternativas no farmacológicas. Por ello, existe un interés creciente en estrategias complementarias que ayuden a mejorar las funciones cognitivas afectadas por el TDAH, como la atención sostenida, la memoria de trabajo y el control ejecutivo. En este contexto, explorar nuevas vías de intervención, como el aprendizaje musical, resulta especialmente relevante.

La música como herramienta terapéutica: ¿qué sabemos hasta ahora?

La música ha sido reconocida durante siglos por su capacidad para influir en el estado de ánimo, la motivación y la cohesión social. Sin embargo, en las últimas décadas, la ciencia ha comenzado a desvelar cómo el aprendizaje musical puede moldear el cerebro y potenciar habilidades cognitivas fundamentales. Diversos estudios han demostrado que tocar un instrumento estimula la plasticidad cerebral, es decir, la capacidad del cerebro para adaptarse y reorganizarse a lo largo de la vida. Este proceso implica la activación y fortalecimiento de áreas involucradas en la atención, la memoria, la coordinación motora y el procesamiento sensorial.

En niños, la formación musical se ha asociado con mejoras en el desarrollo del lenguaje, la memoria de trabajo y la capacidad para resolver problemas. En adultos mayores, la práctica musical puede contribuir a mantener la agudeza mental y retrasar el deterioro cognitivo. Estos hallazgos han impulsado el interés en la música como complemento en la educación y la rehabilitación cognitiva.

En el caso del TDAH, la investigación específica sobre los efectos del aprendizaje musical es todavía limitada, especialmente en adultos. Sin embargo, la música comparte muchas de las funciones cognitivas que suelen estar afectadas en el TDAH: requiere atención sostenida, memoria activa, autocontrol y flexibilidad mental. Además, el aprendizaje instrumental ofrece un entorno estructurado y motivador, donde el progreso es tangible y puede reforzar la autoestima. Todo esto sugiere que la música podría ser una herramienta valiosa para abordar los desafíos cognitivos asociados al TDAH, abriendo nuevas posibilidades de intervención más allá de los enfoques tradicionales.

El estudio reciente: entrenamiento musical e impacto en adultos con TDAH

Un avance significativo en la comprensión de los beneficios del aprendizaje musical para personas con TDAH proviene de un estudio reciente dirigido por la investigadora Sivan Raz, publicado en la revista Psychological Research. Este estudio se propuso explorar si el entrenamiento instrumental a largo plazo podía estar asociado con mejoras cognitivas en adultos jóvenes diagnosticados con TDAH, un grupo sobre el que hasta ahora existía poca evidencia científica en este campo.

Para ello, el equipo de Raz reclutó a 94 participantes de entre 18 y 35 años, todos con diagnóstico formal de TDAH. Los dividió en dos grupos: 48 músicos que habían recibido al menos cinco años de formación en piano o guitarra, y 46 no músicos sin experiencia formal en instrumentos. Ambos grupos estaban equilibrados en cuanto a edad, género, nivel educativo y contexto socioeconómico, y ninguno de los participantes estaba tomando medicación para el TDAH durante el estudio, lo que permitió aislar mejor el impacto del aprendizaje musical.

Los participantes fueron evaluados mediante una batería de pruebas estandarizadas que medían diferentes aspectos de la cognición. Entre ellas se incluyeron el Digit-Symbol Coding y el Symbol Search, que valoran la velocidad de procesamiento y la atención visual; el Digit Span, que mide la memoria de trabajo y la capacidad de recordar información auditiva; una prueba de cambio de tarea (task-switching) para evaluar la flexibilidad cognitiva y el control ejecutivo; y un test de rendimiento continuo para analizar la atención sostenida y el control de impulsos.

Los resultados fueron claros: en casi todas las pruebas, los músicos superaron a los no músicos. Obtuvieron puntuaciones significativamente más altas en velocidad de procesamiento y atención visual, y demostraron mejor memoria de trabajo y recuerdo auditivo en el Digit Span, tanto en la versión directa como en la inversa. En la prueba de cambio de tarea, los músicos cometieron menos errores y mostraron mayor consistencia en sus tiempos de reacción, aunque respondieron más lentamente en los ensayos más difíciles. Este detalle es relevante, ya que sugiere que los músicos adoptaron un enfoque más deliberado y menos impulsivo, una ventaja importante considerando que la impulsividad es uno de los principales retos en el TDAH.

Además, en el test de rendimiento continuo, los músicos cometieron menos errores de comisión, es decir, respondieron menos veces cuando debían inhibirse, lo que indica un mejor control de los impulsos. En conjunto, estos hallazgos respaldan la idea de que el entrenamiento musical puede estar vinculado a mejoras en habilidades cognitivas clave que suelen estar comprometidas en el TDAH, como la atención, la memoria, la velocidad de procesamiento y la autorregulación.

Aunque los resultados del estudio de Sivan Raz son prometedores, es importante considerar sus limitaciones antes de sacar conclusiones definitivas. En primer lugar, se trata de un estudio transversal, lo que significa que se observó a los participantes en un solo momento, sin seguirlos a lo largo del tiempo. Esto dificulta establecer una relación causal: no se puede afirmar con certeza si el aprendizaje musical mejora las habilidades cognitivas, o si las personas con mejores capacidades cognitivas tienen más facilidad para mantener la práctica musical.

Además, el estudio no distinguió entre los diferentes subtipos de TDAH, como el predominante inatento o el hiperactivo-impulsivo, por lo que no está claro si ciertos perfiles se benefician más que otros del entrenamiento musical. Tampoco se analizaron posibles diferencias entre los instrumentos musicales, ni el impacto de otros factores como el tipo de repertorio o el contexto en el que se aprende música.

Finalmente, los autores reconocen la necesidad de estudios longitudinales y experimentales que sigan a los participantes desde el inicio de la formación musical, así como el uso de técnicas de neuroimagen para observar los cambios cerebrales asociados. Estas investigaciones futuras ayudarán a comprender mejor cómo y por qué la música puede beneficiar a las personas con TDAH.

Implicaciones prácticas: ¿por qué y cómo incorporar la música en el apoyo al TDAH?

Los hallazgos del estudio sugieren que el aprendizaje musical puede ser una herramienta valiosa para complementar los tratamientos tradicionales del TDAH. Incorporar la música en la vida de las personas con este trastorno no solo puede ayudar a mejorar habilidades cognitivas como la atención, la memoria y el control de los impulsos, sino que también ofrece beneficios emocionales y sociales. A diferencia de otras intervenciones, aprender a tocar un instrumento es una actividad motivadora, creativa y socialmente aceptada, lo que puede aumentar la autoestima y el sentido de logro personal.

En la práctica, integrar programas de formación musical en entornos educativos o terapéuticos puede ser una estrategia efectiva. Por ejemplo, las escuelas podrían ofrecer talleres de instrumentos adaptados a las necesidades de estudiantes con TDAH, o los terapeutas podrían recomendar clases de música como parte de un plan de intervención integral. Además, el hecho de que algunos participantes del estudio comenzaron su formación musical después de los 17 años demuestra que nunca es tarde para beneficiarse de la música; los adultos también pueden experimentar mejoras significativas.

Es importante adaptar la enseñanza musical a las características individuales, eligiendo instrumentos y métodos que resulten atractivos y accesibles. También puede ser útil combinar la práctica musical con técnicas de autorregulación y mindfulness, potenciando aún más los efectos positivos sobre la atención y el autocontrol. En definitiva, la música no solo enriquece la vida de quienes la practican, sino que puede convertirse en un recurso terapéutico innovador y eficaz para quienes viven con TDAH.

En conclusión, aprender a tocar un instrumento puede ofrecer a las personas con TDAH una vía efectiva y motivadora para fortalecer sus habilidades cognitivas y emocionales. La música, como complemento a los tratamientos tradicionales, abre nuevas posibilidades para mejorar la atención, la memoria y el autocontrol, favoreciendo una mejor calidad de vida.

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  • Raz, S. (2025). Enhancing cognitive abilities in young adults with ADHD through instrumental music training: a comparative analysis of musicians and non-musicians. Psychological Research, 89(1), 9.

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Javi Soriano. (2025, abril 25). Por qué las personas con TDAH podrían beneficiarse de aprender a tocar un instrumento. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/clinica/por-que-las-personas-con-tdah-podrian-beneficiarse-de-aprender-a-tocar-un-instrumento

Psicólogo

Javi Soriano es graduado en Psicología por la Universidad de Valencia y está acabando un Máster en Investigación Psicosocial. Le interesa todo lo que tiene que ver con las personas y la sociedad, pero le encanta leer y escribir sobre temas relacionados con el género, la sexualidad y las minorías. Es una persona muy curiosa a la que le encantan los debates y aprender de los demás.

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