Existen tantas fobias como estímulos o cosas hay en el mundo. Así, se puede tener fobia a prácticamente cualquier cosa. En este artículo conoceremos una fobia poco conocida, la algofobia, o fobia al dolor.
Las fobias específicas son un tipo de trastorno de ansiedad que implican un miedo desproporcionado o irracional a determinados estímulos, objetos o situaciones, y que causan interferencia en la vida de la persona. La algofobia se considera una fobia específica porque el estímulo o situación temida se puede concretar (dolor).
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¿Qué es la lgofobia?
En la algofobia, el miedo que aparece es anormal y persistente, y va más allá del miedo “normal” a padecer dolor. Se trata de una fobia más común en personas mayores. Puede tratarse a través de tratamientos conductuales y también con medicación ansiolítica, como veremos más adelante.
Síntomas
La algofobia se caracteriza por temer de forma “fóbica” cualquier tipo de experiencia relacionada con el dolor, no solo “el dolor en sí”. Las personas con algofobia pueden desarrollar una gran obsesión por cualquier situación, circunstancia o estímulo que pueda producirles sensaciones de dolor. Así, en la algofobia el elemento fóbico es el dolor como experiencia y/o sensación.
Lo que teme una persona con algofobia, en realidad es la percepión subjetiva de dolor. Eso implica que no haya mecanismos específicos para detectar qué estímulos (y cuáles no) pueden resultar fóbicos para la persona. En otras palabras, no se puede establecer qué tipo de dolor o sensación será suficientemente elevada para que la persona responda con miedo fóbico ante él.
Por otro lado, tampoco es imprescindible que la persona esté expuesta a situaciones de salud que le causen dolor para que la algofobia afecte a su rutina diaria.
Tener algofobia puede llegar a afectar de forma notable la calidad de vida de la persona, e interferir en su funcionamiento o comportamiento habitual. Es por esto que es importante detectar bien sus características y diseñar intervenciones específicas para tratarla.
Causas
Las causas de la algofobia son las mismas que las causas para las fobias específicas, aunque depende del tipo de fobia, estas pueden variar.
En el caso de la algofobia, ésta puede haber aparecido por condicionamiento clásico (al asociar la sensación de dolor con algún otro estímulo negativo, aunque en este caso el dolor en sí ya sea aversivo); también puede haber aparecido por experiencias traumáticas (condicionamiento directo), si la persona estuvo sometida a situaciones de dolor incontrolables o excesivamente intensas.
Por otro lado, las fobias también “se heredan”, es decir, se pueden adquirir por observación (por ejemplo que la madre de la persona también haya manifestado esa fobia, y la persona la acabe adquiriendo), o bien por procesos de condicionamiento vicario o modelado (por ejemplo que la persona haya visto a otra sufriendo mucho por dolor, y/o con fobia al dolor).
Finalmente, el condicionamiento por transmisión de información también puede originar la algofobia; en este caso, terceras personas contribuirían al desarrollo de la algofobia (es decir, terceras personas explicarían situaciones de dolor y síntomas de sus enfermedades a la persona, que acabaría desarrollando la fobia).
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Tratamiento
El tratamiento psicológico de la algofobia sería el mismo que para una fobia específica; así, se emplea la exposición en vivo como tratamiento por excelencia (tratamiento conductual), terapia cognitivo-conductual, con objetivo de eliminar las distorsiones cognitivas asociadas a la fobia, y finalmente también podemos emplear la exposición a través de realidad virtual (en fase experimental).
A nivel farmacológico, se pueden emplear ansiolíticos (para reducir la ansiedad), aunque no es recomendable utilizarlos en las exposiciones en el caso de un tratamiento conductual, ya que el efecto terapéutico se reduce (la persona no afronta la situación de forma “natural”). Sin embargo, sí pueden usarse como complemento a otras terapias psicológicas.
Tipos de fobias
Es importante saber que el DSM-IV caracteriza y engloba 3 tipos de fobias. Estos tres tipos son: la agorafobia (miedo a varias situaciones), la fobia específica (miedo a un objeto o situación específica) y la fobia social (miedo a situaciones sociales o actuaciones en público).
La algofobia se incluiría como un tipo de fobia específica, ya que en ella se tiene miedo a un estímulo o situación concreta; en este caso, el dolor (o la experiencia subjetiva de dolor).