La depresión es una problemática severa que afecta a un elevado porcentaje de la población mundial, causando un gran dolor y afectación en innumerables vidas.
Sin embargo, afortunadamente a lo largo de la historia se han ido desarrollando diferentes tipo de tratamientos que presentan una efectividad relevante a la hora de combatir sus síntomas, una de las cuales es la síntesis y administración de fármacos.
En este sentido disponemos de una amplia variedad de medicamentos de diversos tipos, y es sobre uno de ellos sobre el que vamos a hablar en este artículo: la maprotilina.
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La maprotilina: ¿qué es?
La maprotilina es uno de los diversos antidepresivos que existen, los cuales son sustancias con propiedades psicoactivas que alteran la química cerebral para aliviar los síntomas de la depresión mayor y otras problemáticas con sintomatología depresiva.
Dentro de los antidepresivos se clasifica o forma parte del grupo de los tetracíclicos, que se caracterizan por una estructura en forma de cuatro anillos y que se derivan de los tricíclicos (los cuales a su vez fueron uno de los primeros grupos de antidepresivos en sintetizarse, después de los IMAOS).
El hecho de ser tetracíclico implica que se desarrolló años después de los tricíclicos, con lo que los avances en la investigación científica lograron generar productos ligeramente más seguros. Se podrían considerar tricíclicos de segunda generación.
Los tricíclicos y tetracíclicos, incluyendo la maprotilina, fueron durante un tiempo el tratamiento de elección en cuadros depresivos, si bien con el paso del tiempos se han visto desplazados por los inhibidores específicos de la recaptación de serotonina o ISRS (los cuales son más seguros y generan menos efectos secundarios).
Maprotilina se comercializa con presentación en forma de comprimidos o tabletas y se administra por vía oral. Sus efectos, tal y como ocurre como con la mayoría de antidepresivos, pueden llegar a tardar alrededor de tres semanas o un mes en hacer aparición. Se metaboliza en el hígado y se expulsa a través de la orina.
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Mecanismo de acción
La maprotilina es un antidepresivo cuyo principal mecanismo de acción, es decir, la manera en que afecta al organismo, se basa en la inhibición de la recaptación de la noradrenalina.
La inhibición de la recaptación de este neurotransmisor implica que cuando son emitidas por una neurona, esta no recapta lo que se interpretaría como el excedente, con lo que este permanece en el espacio sináptico y puede ser utilizado por las siguientes neuronas: dicho de otro modo, hace que haya mayores niveles de estas hormonas en el encéfalo, de manera que facilitan su efecto. Esto genera un aumento en el nivel de activación y reduce la pasividad y el malestar propios de una depresión o de un trastorno del estado del ánimo.
A diferencia de otros antidepresivos del mismo grupo, la acción de este fármaco no tiene un efecto marcado (aunque también genera un inhibición de su recaptación) a nivel de serotonina, estando su actuación centrada fundamentalmente en la noradrenalina.
Sin embargo, además de ello también altera los niveles de acetilcolina, actuando como antagonista de este (si bien de manera menos potente que el que generaría un tricíclico). Es decir se trata de un fármaco con acción anticolinérgica, y ello suele llevar como consecuencia la posibilidad de aparición de efectos secundarios que pueden ser molestos.
Además de ello tiene acción antihistamínica, lo que facilita que presente una acción sedante y genere alivio de la ansiedad.
Principales indicaciones
La maprotilina, como antidepresivo que es, tiene en la depresión mayor su principal indicación. Esta indicación se da tanto cuando estamos ante una depresión reactiva o una melancólica o endógena. También es eficaz en otros trastornos en los que existen síntomas depresivos, tales como la distimia, o incluso en el marco de un trastorno bipolar.
También resulta efectiva en el tratamiento de aquellos síndromes depresivos que cursan con ansiedad, tanto si estamos hablando de un episodio mixto o un trastorno mixto ansioso-depresivo como si hablamos de estados depresivos derivados del desgaste generado por la vivencia de una ansiedad continuada. No solo reduce el bajo estado de ánimo y la pasividad sino que también ayuda a disminuir la ansiedad y la agitación.
Además de depresión y ansiedad, la maprotilina también puede usarse en el tratamiento de la enuresis en menores, si bien con dosis mucho más controladas y siempre que superen los seis años de edad.
Efectos secundarios
La administración de este psicofármaco puede ser de utilidad a la hora de tratar la sintomatología depresiva, pero pese a ello su uso puede conllevar efectos secundarios y riesgos a tener en cuenta.
Entre los más habituales destacan la aparición de cansancio y fatiga, náuseas, sequedad bucal, visión borrosa, ansiedad y nerviosismo (e incluso podría llegar a generar hipomanía), problemas de sueño (por defecto o exceso), debilidad, fotosensibilidad, estreñimiento o diarrea y retención urinaria. Asimismo puede producir taquicardia y/o hipotensión. También puede provocar aturdimiento y confusión, así como cefaleas y aumento de peso.
En ocasiones pueden aparecer síntomas más peligrosos, si bien menos frecuentes: puede llegar a causar la aparición de crisis convulsivas, espasmos, síntomas gripales, arritmias o ictericia. También pensamientos suicidas, problemas en el habla, descoordinación motriz o alucinaciones.
Cabe destacar también el riesgo de generar adicción y síndromes de abstinencia. Aunque es más bien raro y poco habitual, también existe riesgo de alteración (concretamente pérdida) del nivel de glóbulos blancos, así así como el temido síndrome neuroléptico maligno el cual puede llegar a ser mortal.
Contraindicaciones
Tal y como hemos podido ver, el uso de la maprotilina puede conllevar efectos molestos e incluso peligrosos. Dichos efectos pueden ser mucho más peligrosos y poner en riesgo la seguridad de algunos sectores de población, los cuales tienen contraindicada la maprotilina.
Entre estos destaca en primer lugar el caso de aquellas personas que tienen alergia a la maprotilina o a sus excipientes. También deberán evitar la maprotilina aquellos que padezcan problemas hepáticos, renales o pancreáticos. Está contraindicada o al menos se requiere especial precaución para personas con glaucoma, hiperprostatismo o hipertiroidismo, epilepsia (o tenga antecedentes de crisis convulsivas), o demencias.
Deberán tener precaución y valorar con su médico la idoneidad del tratamiento con este fármaco aquellos que utilicen también otros antidepresivos (especialmente peligrosa es la combinación con un IMAO), neurolépticos o anticonvulsivos, entre otros fármacos, o que vayan a someterse a una cirugía.
Tampoco puede consumirse de manera conjunta con alcohol, y debe evitarse en embarazadas y lactantes podrían llegar a utilizarlo, no se recomienda a menos que no exista otra alternativa. Y dado sus efectos sedantes, debe maximizarse la precaución y no se debería conducir o utilizar maquinaria pesada bajo sus efectos.
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