Vivimos en una sociedad en la que conceptos como empoderamiento, independencia o autosuficiencia parecen tener cada vez más reconocimiento y valor social. Son considerados aspectos y cualidades positivas a tener y/o desarrollar y se nos envía este mensaje desde que llegamos al mundo.
La insistencia con la que se pretende fomentar este tipo de rasgos parece alejarnos —o, como mínimo, pretenderlo— de nuestra naturaleza social. ¿Es realmente posible ser independientes? La respuesta es no. Somos seres sociales, vivimos en sociedad y, por consiguiente, nos necesitamos —en mayor o menor medida— unos a otros.
¿A qué se deben entonces este tipo de mensajes? ¿Cómo puede llegar a ser patológico un rasgo considerado bueno socialmente? Estas y otras preguntas se responderán a lo largo de este artículo. Empezaremos asentando las bases sobre la autosuficiencia patológica para después poder hablar sobre sus causas, consecuencias y la forma en que se manifiesta. Por último, planteamos algunas propuestas para abordar esta situación.
¿Qué es la autosuficiencia patológica?
Habitualmente, se considera que las personas autosuficientes disponen de una gran cantidad de recursos individuales catalogados como positivos. Entre ellos, destacan la autoestima, la confianza en sí mismos/as, la capacidad de tomar decisiones, su visión crítica, la conexión con sus propios deseos y necesidades y la facilidad para alejarse de opiniones ajenas.
¿Cómo puede llegar a convertirse todo lo descrito anteriormente en una situación patológica? Si bien es cierto que no hay nada de malo en ser autónomo/a y disponer de recursos propios en los diferentes ámbitos de la vida, con frecuencia observamos que los rasgos mencionados previamente se han romantizado a nivel social por diversos motivos.
Así pues, hay aspectos considerados menos deseables que se mencionan con menos frecuencia al hablar de autosuficiencia. Es importante tener en cuenta que, a menudo, las personas extremadamente autosuficientes tienen una enorme dificultad para pedir ayuda cuando la necesitan y, en general, en apoyarse en las personas de su entorno.
Cuando esto sucede, las personas tienden a rechazar la ayuda de otras personas, se niegan a pedirla o incluso a reconocer que no pueden con todo y que pueden necesitar de los demás. Es entonces cuando se considera que la autosuficiencia ha llegado al punto de ser desadaptativa y se ha convertido en patológica.
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¿Cuáles son las causas que la originan?
Como sucede habitualmente cuando hablamos del ser humano y su sufrimiento, las causas de esta situación pueden ser diversas y variarán en función de cada persona. Como hemos visto, hay ciertos aspectos sociales y culturales que fomentan esta situación y que refuerza ciertas ideas, creencias o valores que perpetúan la autosuficiencia patológica.
Sin embargo, por mucho peso que pueda tener el factor social y cultural, no es el único. A nivel individual también son diversos los aspectos que pueden estar contribuyendo a que las personas adopten este tipo de dinámicas conductuales y relacionales. Por un lado, debemos tener en cuenta que el tipo de crianza y educación recibidas pueden jugar un papel clave.
En este sentido, será crucial revisar las creencias y valores individuales para tomar consciencia del impacto que están teniendo en el día a día. Para un mayor autoconocimiento es clave reflexionar acerca del significado que le damos al hecho de pedir ayuda, qué consideramos que nos hace vulnerables y qué sucede si nos mostramos así, etc.,
Por otro lado, no podemos olvidar que las experiencias tempranas vividas generan un fuerte impacto en la forma de vincularse con el resto de personas. Es decir, tanto el estilo de apego de la persona como el hecho de haber vivido experiencias traumáticas son aspectos a tener en cuenta. Es mucho más probable que las personas con tendencias de apego evitativas presenten dificultades a la hora de confiar sus necesidades a otra persona.
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¿Cómo se puede identificar?
Es habitual que las personas que tienden a una autosuficiencia patológica presenten dificultades para aceptar o pedir ayuda, incluso en situaciones difíciles y que les generan sufrimiento. Además, suelen tener enormes dificultades —o directamente no pueden— delegar tareas. Incluso el hecho de pedir consejo puede llegar a ser realmente complejo para estas personas.
Puede observarse también una tendencia a minimizar la gravedad de la situación a la que se están enfrentando. En muchas ocasiones, niegan sentir dolor u otras emociones desagradables como el miedo e incluso pueden mostrar una actitud percibida por el resto como arrogante o prepotente.
Cabe resaltar que, aunque tiendan a negarse ante la posibilidad de recibir ayuda, es muy probable que ellos/as sí ofrezcan su ayuda a otras personas. Este tipo de dinámicas, sin duda puede interferir tanto en su bienestar emocional como en sus relaciones y en el resto de ámbitos de su vida.
¿Qué impacto tiene en la vida de las personas?
Tal y como mencionábamos en el apartado anterior, la autosuficiencia patológica puede tener un grave impacto en todas las esferas de la vida de una persona. A nivel laboral, el impacto suele afectar a la hora de trabajar en equipo por la dificultad para delegar tareas. Además, la sobrecarga de trabajo puede generar un gran desgaste y hacer realmente complejo el manejo del estrés.
A nivel relacional, las consecuencias también pueden ser palpables. Las dinámicas establecidas pueden repercutir en la calidad de las relaciones y la evolución de los vínculos. Con elevada frecuencia, se suele acabar produciendo un distanciamiento que puede ser causa o consecuencia de diversos conflictos.
A nivel individual, toda esta situación se suele relacionar con una mayor percepción de soledad y una mayor tendencia al aislamiento social. La pérdida del apoyo del entorno puede desembocar en graves problemas de salud mental.
¿Cómo se puede abordar y trabajar?
El abordaje de esta situación dependerá, en gran medida, de las características individuales de cada situación. No obstante, es esencial que las personas tomen consciencia de su realidad y el impacto que la autosuficiencia patológica está generando en su día a día.
El autoconocimiento es clave a la hora de generar cambios y, por ello, se considera altamente recomendable pedir ayuda profesional. En el proceso terapéutico se pueden abordar las diferentes situaciones relacionadas con el origen de esta situación. Además, también se revisarán otros aspectos como al autoestima, los valores y las creencias que pueden estar interfiriendo y manteniendo esta situación.
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