Acumulación emocional: síntomas, causas y cómo gestionarla

La acumulación emocional nos lleva al límite física y psicológicamente; veamos qué hacer ante ella.

Acumulación emocional

Seguro que en algún momento te has sentido sobrepasado/a, agotado/a y con sensación de que ya no podías más, pero no lograbas encontrar la manera de relajarte y sentirte mejor. Esta es la sensación que genera la acumulación emocional.

Dado el ritmo de vida que llevamos, con el que siempre debemos estar haciendo cosas y logrando objetivos, es muy probable que no te concedas tiempo para parar o para saber cómo estás; con frecuencia optamos por evitar e inhibir nuestras emociones, que terminarán por acumularse.

Esta acumulación emocional no solo afecta a nivel de emociones, sino que también perjudica al estado mental, más cognitivo del sujeto, y a su bienestar físico. En casos así el individuo se siente más cansado, más lento, con dificultad para concentrarse y con más facilidad de enfermar.

En este artículo conocerás mejor qué se entiende por acumulación emocional, cómo nos afecta en distintos ámbitos y cómo la podemos prevenir o afrontar para que no derive en consecuencias peores.

¿Qué es la acumulación emocional?

Es fácil intuir qué se entiende o a qué hace referencia el concepto de acumulación emocional, ya que el propio término expresa bastante bien qué es, y dado el frenético ritmo de vida que llevamos actualmente, es muy probable que tú hayas sentido esta sensación o te encuentres en este estado.

Por acumulación emocional entendemos un estado en el que el sujeto se encuentra al límite de sus posibilidades y de su estado de salud tanto físico como mental. Es decir el individuo se encuentra sobrepasado por una acumulación, conjunto de emociones, que no ha sabido o podido expresar.

Podemos entender este estado como una alarma, un aviso de que debemos parar y descansar si no queremos que las consecuencias sean peores.

El ejemplo ilustrativo típico que se utiliza para que se entienda mejor el concepto es el de un vaso lleno de agua que acaba rebosando a causa de una sola gota; es decir, la conocida expresión de "la gota que colma el vaso", un pequeño suceso que hace que acabemos explotando porque ya llevamos mucho acumulado.

Síntomas: ¿Cómo nos afecta la acumulación emocional?

Este estado de acumulación o saturación emocional del que hemos hablado afectará como es obvio a nuestro estado emocional; este cambiará y se verá afectado haciendo que os mostremos más irritables, más estresados y más ansiosos.

Cuando sufrimos acumulació emocional cualquier situación que salga de nuestros planes o nos moleste mínimamente nos altera en exceso y causará en nosotros una reacción desproporcionada no afín a la situación.

Pero no solo afecta a nuestro ánimo, sino que también repercute a nuestro estado mental, a nuestra parte más cognitiva, ya que nos sentiremos agotados mentalmente, viéndose afectadas nuestras capacidades y funciones mentales. Tendremos más dificultades de concentración, de memoria, se nos olvidarán las cosas con mayor facilidad,, se ralentizarán nuestros procesos mentales nos notaremos más lentos con menos ritmo; este fenómeno se describe como bradipsiquia.

Cabe destacar la afectación del componente más biológico, nuestro estado de salud física, ya que la saturación mental también termina por repercutir a nuestro estado físico. Nos sentiremos más cansados, sin ganas de hacer cosas, nos notaremos más tensos, con dolor en la musculatura y en las articulaciones, con dolores de cabeza y del cuerpo en general. De este modo, el estado en el que nos encontramos hace disminuir nuestras defensas, nuestra fortaleza física, siendo más fácil que enfermemos.

Asimismo, el conjunto de las diferentes afectaciones y estados, tanto emocionales, cognitivos como fisiológicos, hace que nos sintamos al límite, que no podamos más y qué necesitamos parar, aunque la capacidad de aprender y afrontar nuestro estado no es fácil y no todo el mundo sabe o lo puede hacer bien.

En relación con el párrafo anterior, una sensación que también puede aparecer y puede ser señal de que estamos en un estado de acumulación emocional es tener la necesidad de parar, de necesitar desconectar, pero no poder, ya que notamos que hay algo que no nos lo permite, que no nos deja relajarnos.

Síntomas de la acumulación emocional

Causas

Un concepto relacionado con la acumulación emocional es el de emociones reprimidas, fenómeno que surge de la negación de algunas de nuestras emociones, que terminan por acumularse. Los pensamientos, emociones, sensaciones que intentamos reprimir o evitar no desaparecen, y contrariamente a lo que queremos, estas acaban aumentando y repercutiendo más en nosotros que si las hubiéramos afrontado desde el principio.

Todo lo que sentimos y pensamos sucede y aparece en nosotros con alguna finalidad o por algún motivo; por tanto, es importante que le prestemos atención, ya que esta es la única manera de conocer realmente cómo estamos; podremos saber por qué actuamos de un modo determinado o cuándo es el momento de parar o hacer un cambio en nuestras vidas.

Cómo afrontar la acumulación emocional

Teniendo en cuenta todo lo planteado hasta el momento nos podemos quedar con algunas recomendaciones generales: saber parar, escucharnos a nosotros mismos, atender a las alarmas que nuestro cuerpo y mente dan y no negar lo que sentimos o reprimir nuestra emociones.

Es importante que el sujeto entienda que las emociones no son negativas, que incluso las desagradables pueden ser funcionales, ya que nos están dando información, indicando cómo nos sentimos, permitiéndonos así actuar para poner remedio a la situación.

No debemos racionalizarlo todo, es decir, no todo tiene que tener un explicación racional sin influencia de las emociones, ya que como mencionamos antes, negarnos las emociones no hace que desaparezcan, con ello solo conseguiremos que se acumulen.

Vemos pues que para poder afrontar correctamente y poder prevenir consecuencias negativas de acumular emociones es fundamental dedicarse tiempo a uno mismo para poder detectar las señales que nuestro propio organismo y nuestra mente nos brindan. Tomarse un tiempo para relajarnos y afrontar lo que nos causa malestar o problemas sirve para evitar posibles reacciones posteriores que sí dañan más gravemente nuestra vida.

Conocer qué nos preocupa, cómo nos sentimos, y qué pensamos de las cosas que nos suceden es la manera de conocer realmente nuestra identidad y cómo somos. Es habitual que muchas veces optemos por ignorar y hacer como si nada, como si pudiéramos ir acumulando emociones y sensaciones de manera indefinida, pero tenemos un límite y es muy probable que si no ponemos solución a este estado acabemos por explotar.

Aunque eso sí, conocernos y saber que emociones y pensamientos nos ocupan en el momento es un proceso que debemos hacer de manera funcional y adecuada; tenemos que evitar quedarnos anclados y rumiar constantemente sobre estos pensamientos o sentimientos que nos preocupan, ya que de este modo solo conseguiremos entrar en un bucle el cual tampoco nos ayudará a descargar nuestras emociones.

Es por esta razón que debemos encontrar un método de actuación más adaptativo, más funcional y más sano, que no nos perjudique; tenemos que hallar formas de que poco a poco podamos ir descargando y disminuir la acumulación emocional para no llegar al tope, encontrar cuáles pueden ser nuestras vías de escape o modo de actuación que nos beneficie y nos funcione más. De este modo, veremos como mejoramos y como consecuencia mejoran los distintos ámbitos de nuestra vida como el laboral, familiar o social.

¿Qué técnicas serán las más adecuadas para relajarnos y conseguir descargar?

Hay diversas técnicas que se puede utilizar, y según las características y gustos de cada individuo funcionarán y será mejor utilizar unas u otras.

Por ejemplo, hay personas a las que les irá mejor practicar deportes como nadar, correr o deportes más de equipo como jugar a basquet o futbol, hay a otras a las que les funcionará más realizar técnicas de relajación para conectar mejor con ellas mismas; otras preferirán reunirse y quedar con sus amigos o familiares como forma de desconexión o utilizar el arte, como sería pintar o bailar. Todas son maneras de dedicar tiempo a uno mismo para disfrutar haciendo lo que realmente nos gusta.

Vinculado con las relaciones sociales y con el dedicar tiempo a estar con las personas que queremos, es importante entrenar para mantener una buena comunicación, utilizando también habilidades sociales y asertivas. Si logramos tener una comunicación estable y constante será más fácil que expresemos y regulemos mejor nuestras emociones, y que nos sintamos apoyados y comprendidos por los demás, evitando o reduciendo la probabilidad de que se produzca acumulación emocional.

Por lo tanto, para disminuir o prevenir la acumulación emocional debemos encontrar el término medio, un punto en el que no neguemos nuestro propio estado o emociones, pero en el que tampoco nos quedemos anclados en ellas, en bucle y centrándonos en sus causas, síntomas y consecuencias; así será más funcional distraerse y dedicarse tiempo para así poco a poco ir descargando tensión.

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  • Hervás, G. y Moral, G. (2017) Regulación emocional aplicada al campo clínico. Formación continuada a distancia. Consejo General de la Psicología de España.
  • Piqueras, J.A., Ramos, V., Martinez, A.E. y Oblitas, L.A. (2009) Emociones negativas y su impacto en la salud mental y física. Fundación Universitaria Konrad Lorenz, Bogotá, Colombia.
  • Antequera, J. (2018) Manual CEDE de preparación PIR: Psicología Clínica Vol.1. CEDE: 5ªEdición.

Al citar, reconoces el trabajo original, evitas problemas de plagio y permites a tus lectores acceder a las fuentes originales para obtener más información o verificar datos. Asegúrate siempre de dar crédito a los autores y de citar de forma adecuada.

Erin Sánchez. (2022, enero 4). Acumulación emocional: síntomas, causas y cómo gestionarla. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/clinica/acumulacion-emocional

Psicóloga

Erin Sánchez es graduada en Psicología con mención en Psicología Clínica infantil y de adultos por la Universidad Autónoma de Barcelona. Actualmente estudia para las oposiciones de Psicólogo Interno Residente (PIR) y es voluntaria en AVAN, asociación que acoge a personas con afectaciones neurológicas, con sede en Sabadell (Barcelona).

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