El Síndrome del Cuidador surge en aquellas personas que desempeñan el rol de cuidador principal de una persona en situación de dependencia. Se caracteriza por un agotamiento tanto físico como mental, con un cuadro parecido al del estrés laboral o “Burnout”.
¿Qué es el Síndrome del Cuidador?
Lo manifiestan aquellos cuidadores a cargo de personas que requieren ayuda constante por presentar algún grado de alteración o deficiencia de orden neurológico o psiquiátrico, como por ejemplo algún tipo de demencia.
En la mayoría de los casos, la decisión de convertirse en cuidador suele sobrevenir impuesta por las circunstancias, sin que medie un proceso deliberado de toma de decisión. Por tanto, estas personas afrontan, de forma repentina, una situación nueva para la que no están preparados y que consume la mayor parte de su tiempo y energía, hasta el punto de llegar a convertirse en el centro de su vida.
Cambios que se producen en la vida del cuidador
La vida del cuidador cambia radicalmente como consecuencia de la demanda requerida. Su nueva responsabilidad requiere una profunda transformación de su forma y calidad de vida, ya que, en general, nadie está preparado para vivir 24 horas al día con una persona (generalmente un familiar querido) que se deteriora día a día de forma progresiva. Esta situación generará muy probablemente profundas reacciones afectivas y emocionales: tristeza, tensión, ira, culpabilidad, frustración, desconcierto… que tan frecuentemente padecen quienes realizan estas funciones de tipo asistencial.
Algunos de los cambios que se producen en su vida a corto y largo plazo:
- Relaciones familiares (surgen nuevos roles, obligaciones, conflictos,…)
- Laborales (abandono o absentismo, incremento de gastos,…)
- Tiempo libre (disminución del tiempo dedicado al ocio, a las relaciones interpersonales,…)
- Salud (problemas de cansancio, alteración del sueño y del apetito, …)
- Cambios en el estado de ánimo (sentimientos de tristeza, irritabilidad, culpabilidad, preocupación, ansiedad, estrés…).
Causas del Síndrome del Cuidador
El estrés del cuidador surge principalmente de las diferentes formas de percibir las necesidades del enfermo, la inversión de tiempo, recursos, conflictos entre sus expectativas y el resto de miembros de la familia, sentimientos de culpa…
En muchas ocasiones, el conflicto surge ante la incapacidad de poder satisfacer las necesidades del enfermo, las familiares y las personales. Es muy habitual que el cuidador renuncie a áreas de su vida social y laboral dado las necesidades que requiere la persona que se encuentra a su cuidado.
Algunos indicios del trastorno del síndrome del cuidador
Es importante que los familiares y amigos del cuidador principal estén atentos a una serie de síntomas que pueden ser indicios de la presencia del trastorno:
- Mayor irritabilidad y conductas de “agresividad” contra los demás
- Tensión contra los cuidadores auxiliares (no atienden al enfermo correctamente)
- Sintomatología depresiva o ansiosa.
- Impaciencia con la persona al cuidado.
- Aislamiento social.
- Problemas físicos: dolores de cabeza, angustia, problemas gástricos, palpitaciones…
Recomendaciones terapéuticas
Tan importante es cuidar como que nos cuidemos a nosotros mismos; esto nos permitirá seguir prestando ayuda en las mejores condiciones posibles, sin llegar a quemarnos.
Es fundamental que:
- Busque momentos para relajarse. Hay una relación entre la tensión interior y la tensión exterior o corporal. Cuando usted está nervioso/a su cuerpo se tensa. Es habitual notar como un nudo en el estómago, o una opresión en el pecho, o tenga tensa la mandíbula o las cervicales, o su cara enrojezca, etc.
- Descanse y duerma lo suficiente.
- Organice mejor su tiempo de forma que siga realizando algunas de las actividades y hobbies que siempre le han gustado (ir al cine, pasear, ir al gimnasio, hacer punto,…).
- Aprenda a pedir ayuda y delegar funciones. Es imposible que, sin ayuda, usted pueda llevar a cabo la cantidad de tareas que realizaba antes de cuidar a su familiar, y de la misma forma.
- No se sienta culpable por reírse o pasarlo bien, si usted es feliz le será más fácil sobrellevar la situación.
- Cuide su aspecto físico, esto mejorará su bienestar psicológico.
- Evite auto-medicarse.
- Comunique y exprese sus sentimientos a los demás familiares.
- Llegue a acuerdos. Todos los miembros deben colaborar en el cuidado del familiar dependiente.
- Sea asertivo. Es importante tratar a la persona dependiente y al resto de familiares de manera amable y comunicativa. Así, se evitarán malentendidos y todo el mundo estará más dispuesto a ayudar.
- Trabaje la empatía. Ponernos en el lugar del otro nos puede ayudar a comprender su punto de vista y entender su conducta.
- Maneje las emociones. Hay que saber controlar sentimientos como la ira o la frustración.
- Trabaje la estimulación cognitiva de las personas dependientes. Para ello, es necesario realizar prácticas de lectura con ellas, hablar de hechos cotidianos para que tengan noción de la realidad y recordar viejas historias y reminiscencias que estimulen su memoria.
- Diga “no” a las demandas excesivas de la persona dependiente.
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