En un artículo anterior de Psicología y Mente ya explicamos que la memoria es un proceso muy complejo en el que no solo archivamos recuerdos y sensaciones de forma mecánica como si fuéramos un ordenador.
La memoria humana está muy vinculada a las emociones que nos produjeron los recuerdos en su día, tal como propuso el psicólogo Gordon H. Bower. Pero, en cualquier caso, que seamos capaces de recordar muchos detalles de nuestro pasado también necesitamos que nuestro cerebro esté en plena forma.
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Memoria entrenada, memoria efectiva
La memoria es un intrincado proceso mental mediante el cual almacenamos pensamientos, recuerdos, habilidades y experiencias.
Si somos capaces de cuidar nuestras funciones cognitivas conseguiremos potenciar la capacidad de nuestra memoria para retener datos. Esto es especialmente interesante para las personas de cierta edad, que sufren un deterioro lento pero progresivo de sus capacidades cognitivas en general y de la memoria en particular.
Hábitos para entrenar la memoria
Para mejorar la memoria (en el caso de personas jóvenes) como para retrasar su deterioro (para las personas de la tercera edad), existen distintos hábitos y estrategias que nos ayudan a desarrollar la capacidad de nuestra memoria, así como a conservarla y a volverla más eficiente. Para ello, será necesario seguir unas sencillas pautas de entrenamiento.
En el caso de las personas mayores, se suelen dar muchos casos de síntomas (más o menos evidentes para los familiares) de pérdida de memoria. Estos síntomas pueden ser normales y acordes con la edad, pero en otros casos pueden ser graves y requerir de diagnóstico profesional. En este tipo de casos más severos, será necesario ponerse en las manos de un médico especializado, a fin de conseguir un diagnóstico y tratamiento (si fuese necesario) indicados.
Los peligros de no potenciar la memoria
Si en nuestra rutina diaria no ejercitamos la memoria, puede que empecemos a notar que somos menos capaces de recordar datos concretos y realizar tareas en las que solíamos tener habilidades suficientes. Como en cualquier otro aspecto, no ejercitar la memoria es la forma más fácil para ir perdiéndola poco a poco.
Pero hay una buena noticia: si la ejercitamos un poco cada día, vamos a mejorarla y a potenciarla. El aprendizaje constante y sostenido en el tiempo nos ayuda a crear ciertos hábitos y mecanismos cognitivos positivos para nuestra memoria. La habilidad memorística se puede desarrollar si somos pacientes y perseverantes.
Mantener la memoria en buena forma
Hábitos saludables básicos para reforzar nuestra memoria
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Dieta sana y equilibrada. Rica en vitaminas y minerales y ácidos omega. Controlar el colesterol y las grasas saturadas. Moderar el consumo de carnes procesadas y de bollería industrial.
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Practica deporte. Entre los múltiples beneficios de practicar ejercicio regularmente está la de mantener nuestra mente fuerte, y eso mejora nuestra memoria.
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Aléjate de las fuentes de estrés. En la medida en que puedas, trata de apartarte de las fuentes de estrés y ansiedad. Puedes recurrir, si tienes tiempo, a prácticas como el yoga o el Mindfulness si notas que estás demasiado nervioso habitualmente.
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Relaciónate con otras personas. Vivir en soledad hace que nuestro cerebro se acomode y que trabaje poco. En cambio, si tienes una vida social activa vamos a potenciar el ir y venir de ideas, las conversaciones y las emociones, y esto ayuda a nuestra memoria. Además, el hecho de estar en contacto con amigos y conocidos nos permite tener nuestro cerebro ocupado en recordar datos y escuchar y entender a nuestro interlocutor. Esto es muy beneficioso para la memoria.
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Sal de la rutina. Tus actividades diarias (ir al trabajo, cocinar…) no son suficientes para potenciar adecuadamente la memoria. En la medida en que tengamos tiempo, deberíamos intentar realizar actividades nuevas que nos atraigan y que desarrollen algunas de nuestras habilidades. Las más recurrentes: el ajedrez, practicar un deporte nuevo, acudir a tertulias, leer libros...
Estrategias memorísticas rutinarias que te puede ayudar
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Prescinde (o casi) de tu agenda. Si eres una persona ocupada y necesitas una agenda personal donde apuntar los compromisos que tienes, es comprensible… pero deberías intentar recordar las citas con tu memoria. De acuerdo, puede parecer un poco arriesgado y tal vez sea conveniente que no prescindas totalmente de tu agenda. Pero a medio-largo plazo, este hábito logrará mejorar tu capacidad memorística. Este consejo también es aplicable a las listas de la compra: es preferible que no las hagas y que cuando vayas a comprar realices tus comprar “de memoria”.
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Viaja tanto como puedas. Si salimos de casa y exploramos rincones del planeta que no conocíamos hace que nuestro cerebro descubra nuevas sensaciones y retenga nuevos datos. Eso ayuda muchísimo a nuestra memoria a ejercitarse.
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Organiza reuniones de amigos. Cualquier excusa es buena: tomar un café, salir al cine, jugar a un juego de mesa… todas las oportunidades para socializarte influyen positivamente en tu memoria. Como ya he comentado antes, recuerda que cuando estás con tus amigos ejercitas tu cerebro, contando anécdotas, debatiendo sobre temas polémicos o jugando y realizando cualquier actividad conjuntamente.
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Sé amigo de los libros. Leer habitualmente es una forma magnífica de potenciar la memoria (entre otros muchos beneficios). Independientemente del tipo de lecturas que más te gusten, debes saber que el reto de leer un libro ayuda a tu cerebro a estar despierto y estimula enormemente tu memoria. También es interesante comentar con algún amigo o familiar el libro una vez lo has acabado de leer, puesto que esto forzará tu cerebro a recapitular sobre lo que has aprendido.
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Fíjate en las cosas pequeñas. En tu vida diaria, ya sea en casa, en la oficina o caminando por la ciudad, debes saber que hay un mundo de pequeños detalles que están esperando a captar tu atención. Observa y pregúntate por ellos, tu memoria lo agradecerá.
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Ejercita rutinariamente tu memoria. Si eres de los que te apuntas todo, quizá debas cambiar tu estrategia y tratar de recordar cosas sin ayuda. Nombres de personas, números de teléfono, restaurantes a los que queremos ir...
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Intenta recordar por tus propios medios. Si cada vez que dudas sobre algún dato recurres a Google, tu memoria no se ejercitará debidamente y perderás una ocasión de que tu cerebro desarrolle la capacidad de rescatar datos o informaciones.
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Ponte a prueba con las nuevas tecnologías. En el siglo XXI, estamos permanentemente rodeados de tecnologías y gadgets. No es raro que, en alguna ocasión, sintamos que no recordamos cómo instalar un programa en el PC o cómo buscar una aplicación concreta en nuestro smartphone. Lo fácil puede ser ir a YouTube y buscar algún tutorial, pero lo más positivo para nuestra memoria es que tratemos de recordar cómo conseguimos apañárnoslas la última vez. Con paciencia, es probable que vayamos atando cabos.
Algunas conclusiones
Lo esencial a la hora de ejercitar nuestra memoria es ser constantes y realizar ejercicios y hábitos de forma rutinaria. De este modo mejoraremos nuestra memoria a corto plazo, que es aquella que más suele verse perjudicada a medida que cumplimos años, y es la que puede verse alterada en los casos de demencia o Alzheimer.
Si ejercitas tu memoria con estas sencillas estrategias, notarás que puedes recordar mucho mejor.