La Terapia Racional Emotiva (RET, por sus siglas en inglés) es una forma de terapia que se enmarca dentro de las terapias cognitivo-condcutuales y tiene como principal autor a Albert Ellis, que propuso el modelo durante la segunda mitad del siglo XX.
El inicio temprano de este planteamiento comenzó con el desarrollo de todo un sistema filosófico y un conjunto de autoinstrucciones que el mismo autor, curiosamente, acabaría por autoaplicarse con el fin de solventar sus propios problemas emocionales, destacando su ansiedad social.
Pero esta aportación a la historia de la psicología es más que una simple herramienta terapéutica. También nos dice mucho sobre cómo funciona esa parte de nosotros que se basa en creencias irracionales.
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Funcionamiento básico de la Terapia Racional Emotiva
El término irracional empleado en la RET fácilmente puede confundirse. Desde este modelo, actuamos de forma racional cuando sentimos de forma apropiada y actuamos de forma funcional de acuerdo a nuestras metas.
Las creencias irracionales, por tanto, hacen referencia a esos fenómenos cognitivos que median en nuestras emociones y en nuestra conducta y que nos alejan de nuestros objetivos.
Explicado de forma muy sucinta, el terapeuta racional-emotivo se encargaría de detectar las creencias irracionales del paciente que le están generando sufrimiento emocional y le alejan del bienestar. Mediante el entrenamiento en ciertas habilidades, el diálogo y la prescripción de tareas, el terapeuta trata de reformular estas creencias irracionales y substituirlas por creencias racionales.
Estas creencias racionales se definen en la RET como aquellos que ayudan a la persona:
- A presentar o elegir por si misma ciertos valores, propósitos, metas e ideales que contribuyen a la felicidad.
- A utilizar formas eficaces, flexibles, científicas y lógico-empíricas de alcanzar estos valores y metas y de evitar resultados contradictorios o contraproducentes.
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Sentimientos convenientes e inconvenientes
Desde la RET se diferencia entre sentimientos convenientes y sentimientos inconvenientes
Un sentimiento conveniente puede ser positivo (amor, felicidad, placer, curiosidad) o puede ser negativo (dolor, pesar, incomodidad, frustración, displacer). Independientemente de si son positivos o negativos, los sentimientos convenientes nos ayudan a minimizar o eliminar los bloqueos o frustraciones que se dan cuando por algún motivo no vemos cumplidos nuestros deseos y preferencias.
Por otro lado, los sentimientos inconvenientes, además de no ayudarnos a ver cumplidos estos deseos y preferencias, generan un sufrimiento adicional. Los sentimientos inconvenientes negativos (depresión, ansiedad, insuficiencia, desesperación, inutilidad) tienden a hacer las circunstancias peores. Los sentimientos inconvenientes positivos (grandilocuencia, hostilidad y paranoia) producen una efímera sensación de bienestar que no tardan en producir resultados desafortunados y mayores frustraciones.
Los sentimientos convenientes tienden a generar comportamientos convenientes y los sentimientos inconvenientes tienden a generar comportamientos inconvenientes. Unos intensifican el propio desarrollo y la convivencia, otros son contraproducentes y socialmente dañinos.
Las creencias irracionales, los sentimientos inconvenientes y los comportamientos inconvenientes son tres elementos interactivos que generan un peligroso círculo vicioso.
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El ABC del pensamiento irracional
Para entender el papel que juegan las creencias irracionales es útil familiarizarse con el esquema ABC. En este esquema existen tres elementos:
A. Acontecimientos
B. Creencias (beliefs)
C. Consecuencias
La A hace referencia a Acontecimientos activadores. Estos no son otra cosa que las circunstancias que nos encontramos en la vida cuando perseguimos nuestras metas. Son las cosas que nos pasan.
Estos acontecimientos, estas cosas que nos pasan, dan lugar a una serie de consecuencias.
En el esquema ABC, la C son las Consecuencias. Estas consecuencias son de tres tipos:
- Conductuales
- Emocionales
- Cognitivas
Según este esquema podríamos deducir que A (lo que nos pasa en la vida) explica nuestras reacciones C (Consecuencias), o lo que es lo mismo: los acontecimientos explican por qué actuamos como lo hacemos, por qué nos sentimos así y por qué pensamos de tal modo. Sin embargo, esto no es exacto, pues falta un elemento en el esquema, este elemento es B: las Creencias. Este elemento es el que media entre lo que nos pasa y cómo reaccionamos. En otras palabras: “No hay nada bueno o nada malo, sino pensamientos que lo hacen así”. Shakespeare.
Si en la B del esquema tenemos Creencias Racionales, las Consecuencias que se deriven de los Acontecimientos serán ajustadas, adaptadas, en otras palabras: sanas. Si, por el contrario, tenemos Creencias Irracionales, las Consecuencias que se deriven de los Acontecimientos serán desajustadas, desadaptadas, nos producirán un sufrimiento improductivo y contribuirán a la creación y mantenimiento de síntomas psicológicos.
Un ejemplo de irracionalidad
Juan pierde el trabajo. Juan cree que necesita su trabajo para ser feliz. Juan cae en una profunda depresión.
Acontecimiento: Pérdida de empleo. Pensamiento:“Necesito este empleo para ser feliz”. Consecuencias:
- Conductual: encerrarse en casa, aislarse, no buscar trabajo.
- Emocional: tristeza profunda.
- Cognitiva: “soy un inútil, no lograré nada, no remontaré”
Pedro pierde el trabajo. Pedro desearía no haber perdido el trabajo, pero asume es mejor ser flexible y buscar otra opción. Pedro busca otras alternativas.
Acontecimiento: Pérdida de empleo. Pensamiento: “Me gustaba mi empelo, preferiría conservarlo pero no es indispensable”. Consecuencias:
- Conductual: buscar trabajo, seguir con su vida ajustándose a la nueva situación.
- Emocional: algunos momentos de decaimiento y otros de mejoría anímica.
- Cognitiva: “lástima que me despidieran, buscaré otra cosa, ¿y si monto una empresa?”
A Juan y a Pedro les ha sucedido lo mismo pero la interpretación que han hecho de la situación es muy diferente y esta interpretación da lugar a resultados muy distintos.
Principales Creencias Irracionales
En su primera formulación Albert Ellis sintetizó en 11 Creencias Irracionales los principales pensamientos que nos inducen al malestar:
1. Búsqueda irracional de afecto
Es una necesidad extrema, para el ser humano adulto, el ser amado y aprobado por cada persona significativa de su entorno.
Todos queremos ser amados y aprobados, pero esto no siempre es posible, a veces incluso con respecto a nuestra propia familia.
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2. Autosuficiencia radical
Para considerarme a mí mismo como a una persona válida, debo ser muy competente, autosuficiente y capaz de lograr cualquier cosa que me proponga.
Tener virtudes y competencias de las que nos orgullecemos es sano, pero sustentar algo tan importante como la autovalía sobre estos cimientos resulta peligroso.
3. Rencor
Las personas que no actúan como “deberían” son viles, malvadas e infames y deberían ser castigadas por su maldad.
Las personas hacen las cosas lo mejor que saben o que pueden, aquellos que cometen actos que consideramos injustos lo hacen por ignorancia, porque están sumidos en estados emocionales que no pueden controlar, porque andan confundidos, etc. Todo el mundo puede corregirse.
4. Dramatización de los problemas
Es terrible y catastrófico que las cosas no funcionen como a uno le gustarían.
A veces las cosas no salen como uno quiere, “Si la vida te da limones, hazte limonada”.
5. No podemos controlar nuestras vidas
La desgracia y el malestar humano están provocados por las circunstancias externas, y la gente no tiene capacidad para controlar sus emociones.
No son los acontecimientos lo que nos hace sufrir sino la interpretación que hacemos de ellos. Podemos aprender a identificar y controlar nuestras emociones.
6. Las obsesiones
Si algo es o puede ser peligroso, debo sentirme terriblemente inquieto por ello y debo pensar constantemente en la posibilidad de que ocurra.
Prevenir constantemente el peligro no solamente es algo insostenible para el cuerpo y la mente sino que también es inútil, pues hay cosas que escapan a nuestro control. Hay que aprender a tolerar la incertidumbre.
7. Evitar los problemas es lo mejor
Es más fácil evitar las responsabilidades y dificultades de la vida que hacerles frente.
Negar u ocultar los problemas no hace que desaparezcan, esto nos puede aliviar un tiempo pero luego el problema seguirá estando presente y tal vez haya empeorado.
8. Hay que estar bajo la protección de alguien
Debo depender de los demás y necesito a alguien más fuerte en quien confiar.
Pedir ayuda cuando uno no es capaz de hacer algo por sí mismo es algo legítimo y sabio, los seres humanos somos animales sociales y nos ayudamos los unos a los otros. No obstante, no hay que caer en la dependencia constante y absoluta, uno debe aprender a desarrollar sus capacidades y su autonomía.
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9. Las heridas no cierran
Lo que me ocurrió en el pasado seguirá afectándome siempre.
Analizar el pasado nos ayuda a entender el presente y a evitar repetir problemas en el futuro. Vivir constantemente atrapado en el pasado nos hace perder el único momento en el que realmente podemos existir: el instante presente.
10. Los problemas de otros son los nuestros
Debemos sentirnos muy preocupados por los problemas y perturbaciones de los demás.
La empatía, la compasión, el cuidado de nuestros semejantes… es algo loable y humano, no obstante no ayudamos si nos dejamos arrastrar por las miserias de los demás. No ayudamos a quien está sufriendo ni nos ayudamos nosotros mismos.
11. Perfeccionismo extremo
Existe una solución perfecta para cada problema y si no la hallamos sería catastrófico.
A veces hay muchas formas de resolver un problema: 3+3 = 6, lo mismo que 5+1=6 o igual que 8-2=6. A menudo no existe la solución perfecta porque al solventar un problema aparecen otros problemas nuevos.
Lo bueno de ser más racionales
En resumen, la idea central de la RET es que el pensamiento juega un papel crucial en el sufrimiento humano, independientemente de las circunstancias. Adoptar un estilo de pensamiento más racional nos previene del malestar y nos ayuda a lograr nuestros objetivos vitales.
Las Creencias Irracionales pueden resumirse en exigencias que uno tiene hacia sí mismo, hacia los demás o hacia el mundo. Aprendamos a cambiar nuestras exigencias por preferencias para una vida más sana.