Entendemos por terapia cualquier acto destinado a curar o aliviar cualquier dolencia, derivada tanto del cuerpo como de la mente, y decimos que algo es terapéutico cuando posee la capacidad de promover el bienestar de la persona. Desde esta perspectiva, podemos encontrarnos con infinidad de cosas que pueden ser terapéuticas. Aquí nos vamos a centrar en la literatura, y concretamente en la poesía, para poder ver ese poder terapéutico que puede conllevar leer un poema.
Escribir y leer poesía es terapéutico
La poesía sirve como manera de expresar sentimientos, emociones y experiencias humanas. Nos permite desahogarnos. A través de ella podemos explorar el mundo y nuestra propia posición en este, nos podemos hacer preguntas y dar respuestas. Nos ayuda a acceder a ideas inconscientes. Y todo esto la convierte en herramienta terapéutica.
Pero la poesía no solo es terapéutica para el que la escribe también ejerce ese poder en quienes la leen por poseer las siguientes características:
- Al leer un poema, uno se puede sentir identificado con este, al encontrar en él manifestaciones de nuestros propios sentimientos, esos mismos que no alcanzamos a decir.
- Nos sirve de ayuda y acompañamiento para vivir experiencias difíciles, como puede ser un duelo, una ruptura amorosa o bien una crisis existencial.
- Nos ayuda a potenciar la empatía al ponernos en el lugar del otro.
- Beneficia la autorreflexión y el autoconocimiento.
Nueve poemas cortos y su valor terapéutico
Olores
Olor a campo, a tierra mojada,
a tierra fértil, a tierra pura.
Que no a barro, polvo y asfalto.
Olor a tardes de verano, a colonia lavanda,
a pan y aceite de oliva.
Fragantes olores, olores de mi infancia!
Mar
En el mar se disipan mis dudas
como la niebla, se funden en él.
No hay duda solo mar e inmensidad.
En el fondo está la duda, más abajo,
ahí donde emerge la vida.
Aire
Navego sobre la tierra,
busco caminos en el mar,
Y en el aire; vuelo.
Recuerdo
Como ráfagas de viento el recuerdo,
viento que remueve y desordena,
viento que arrasa,
como hoy el recuerdo al alma.
Reflexión
Querer algo no es suficiente,
no todo aquello
que creemos querer queremos.
Horizonte
Un horizonte desnudo
va presidiendo el camino
hecho de olvido.
Se acelera el paso
se avanza, se retrocede.
!No hay olvido!
Lo Eterno
Existe algo eterno en el tiempo,
una eternidad de nosotros mismos
en eso que repetimos.
Reflejos
*Hay reflejos que confunden *
si tus ojos no miran y solo ven.
Estela
Estela que dejas al pasar
bajo la fugacidad de la mirada.
Esencia concentrada
entre la luz y la sombra.
Pasa la estela, la esencia queda.
En el primer poema vemos cómo aparece el olfato como fuerza evocadora de recuerdos, en este caso de la infancia, creando una sinestesia emocional que llega a quien lo lee.
Tanto el segundo poema como el quinto son poemas reflexivos que nos invitan a reflexionar, uno sobre la duda, mostrándola como parte de la vida, y el otro sobre el deseo, invitándonos a hacernos preguntas sobre él.
El poema "Aire" es un canto a la libertad existencial, mientras que en el siguiente poema aparece el recuerdo, irrumpiendo con intensidad, siendo capaz de producir un gran impacto en las emociones.
A continuación, en el siguiente poema, nos encontramos con la aseveración de que no hay olvido de lo vivido, que sigue presente en nuestras vidas, manifestándose de una manera u otra.
El poema "Lo eterno", a pesar de su brevedad, nos habla de cómo el ser humano tropieza una y otra vez con la misma piedra, e igual que el último poema, pone en énfasis la esencia de cada uno, esa que se puede modificar pero no cambiar, que es lo que de cada uno queda.
Y el penúltimo poema habla de que no es lo mismo ver, como acto mecánico, que mirar, que implica presencia, ser consciente y requiere de la interpretación.

Casilda Jàspez
Casilda Jàspez
Psicóloga y Mediadora familiar
En resumen, vemos como mediante la lectura de estos poemas hemos podido entre otras cosas; evocar recuerdos, reflexionar, hacernos preguntas y dar respuestas, pudiendo actuar todo ello de una manera liberadora y terapéutica.


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