La existencia de abusos y agresiones sexuales es desgraciadamente una realidad incluso a día de hoy. No es infrecuente que podamos por las noticias o leer en un periódico la ocurrencia de un caso.
Cuando hablamos de estos fenómenos, es frecuente que usemos indistintamente términos como abuso sexual o violación, empleándolos como sinónimos, Sin embargo, en realidad ambos conceptos no implican necesariamente lo mismo. En este artículo vamos a ver cuáles son las principales diferencias entre violación y abuso sexual.
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La violación y el abuso sexual: conceptualizando
Tanto violación como abuso sexual son ambos delitos sexuales tipificados y penados por ley, que pueden causar a sus víctimas grandes perjuicios y secuelas físicas y psicológicas, temporales o permanentes.
En ambos casos se observan comportamientos de tipo sexual y agresivo que se llevan a cabo sin que una de las partes consienta. Los efectos psicológicos que tiene la vivencia de este tipo de actos son de amplio alcance en el tiempo.
Esto ocurre en ambos casos, pudiendo generar sensaciones de indefensión (la víctima ha sido agredida o alguien en quien confiaba se ha aprovechado de ellos), disminución de la autoestima e incluso pudiendo generar trastornos como el de estrés postraumático, cambios de personalidad, desconfianza y recelo hacia los demás, alteraciones de la vinculación afectivo y la sexualidad, ansiedad o depresión o intentos de suicidio, entre otros.
Si bien la violación podría ser considerada un tipo de abuso sexual, y a menudo se identifica como tal, existen diferencias. De hecho, lo cierto es que por lo general no se identifica como tal sino más bien como agresión sexual. Para ver más claras las diferencias primero es necesario definir primero cada uno de los términos.
Violación
Se entiende por violación la realización del coito o acto sexual llevado a cabo mediante la fuerza o intimidación, no consintiendo una de las partes implicadas o no disponiendo de los medios para ser capaz de consentir (por ejemplo, por habérsele suministrado drogas o por estar en un estado alterado de conciencia).
Además, el concepto de violación supone la existencia de penetración, pudiendo ser ésta vaginal, anal o bucal. En los dos primeros no es necesario para ello que la parte agresora utilice los genitales, siendo también violación cuando se penetra con otras partes del cuerpo o incluso objetos.
Por lo general la violación se produce mediante el uso de la violencia, siendo un acto de agresión sexual en el que se produce contacto físico. El objetivo del o de la atacante pueden ser múltiples, no precisando que sea el de obtener gratificación sexual. De hecho, a menudo el agresor busca satisfacer su necesidad de poder independientemente, empleando el sexo como elemento de dominación de la víctima.
Abuso sexual
El abuso sexual hace referencia a todo acto llevado a cabo por una o varias personas y que supongan la limitación de la libertad sexual de otra u otras sin que éstas últimas consientan o puedan/tengan capacidad para consentir. Como abuso que es, requiere que la parte atacante haga uso de alguna característica, poder o situación que ponga a su víctima en desventaja. No se emplea la violencia física (en cuyo caso estaríamos ante una agresión sexual), pero el abusador emplea la manipulación, engaño, sorpresa o incluso coacción para conseguir sus objetivos.
Son múltiples los actos que suponen un abuso sexual: toqueteos, masturbaciones, acoso, obligar a alguien a observar la realización de actividades de índole sexual o forzar a la víctima a mostrar su cuerpo valiéndose de una posición de superioridad son ejemplos de ello. El más prototípico son los toqueteos. Algunas parafilias como el frotismo o el exhibicionismo se podrían considerar como tal.
También se incluye como abuso sexual el hecho de realizar actividades forzadas o en contra de la voluntad de la parte afectada aún cuando haya accedido a mantener relaciones sexuales voluntariamente. Por ejemplo, el stealthing sería catalogado y penado como abuso sexual.
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Principales diferencias entre violación y abuso sexual
Aunque relacionados, el abuso sexual y la violación no implican lo mismo, existiendo algunas diferencias clave entre ellas. A continuación se destacan algunas de ellas.
1. Uso de la violencia física
La principal diferencia que distingue ambos conceptos es la presencia o ausencia de violencia física e intimidación, entendiendo violencia física como acciones orientadas a impedir los movimientos de la otra persona o a provocar dolor y heridas.
En el abuso sexual no se emplea necesariamente la fuerza o la violencia física para someter a la persona abusada (aunque puede aparecer en algunos casos). Por ejemplo se puede emplear la persuasión o el desconocimiento de lo que está ocurriendo (es lo que ocurre en gran parte de los casos de abuso sexual infantil o hacia discapacitados).
Sin embargo en el caso de la violación, como agresión sexual que es, por lo general se emplea el uso de la fuerza, la intimidación o el uso de sustancias que ponen a la víctima en situación de vulnerabilidad al no ser capaz de consentir o negarse o bien que disminuyen su estado de conciencia.
2. Existencia de penetración forzosa
Además de que aparezca o no violencia, una de las principales características de la violación es que en ella aparece necesariamente la penetración o acceso carnal (sea con partes del cuerpo u objetos) forzada o inducida en contra de la voluntad de la parte agredida.
En los abusos sexuales sin embargo no es necesario que exista penetración. Como ya hemos dicho, se considera como tal todo acto que coarte la libertad sexual mediante medios que no sean la violencia física, no siendo imprescindible para ello necesario que exista un contacto físico entre ambos sujetos o que si se da se lleve a cabo con la intención de consumar el acto sexual.
Sin embargo hay que tener en cuenta que se pueden mantener relaciones sexuales y que sean consideradas abuso si lo que media no es la violencia sino la manipulación o el aprovechamiento de superioridad, como en el estupro (en este caso se sigue considerando abuso aún si la víctima consciente).
3. Percepción de los hechos
Otra diferencia clara se da ante la percepción de los hechos por parte de las víctimas. La víctima de violación es casi siempre consciente de lo que está ocurriendo y de que ha sufrido una agresión desde el mismo momento en que ocurre (a menos que estemos hablando de un caso en el que se han utilizado sustancias que alteran la conciencia). Si bien en muchos casos no lo hacen por miedo o por otras circunstancias, suelen ser conscientes de que han sido víctimas de un delito y que deberían denunciar o explicárselo a alguien.
Sin embargo, si bien en muchos casos de abuso sexual la víctima sí es consciente de estar siendo abusada, en otros muchos puede no serlo.
Es posible asimismo que no se viva inicialmente como algo adverso, desconociendo lo que implica o la gravedad de los hechos. Justamente eso es lo que ocurre en algunos casos de abuso sexual a menores en que inicialmente el menor puede creer que es un juego secreto entre el abusador y él, no siendo consciente de lo que ocurrió realmente hasta mucho tiempo después.
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4. Penas impuestas
Ambos tipos de delito son graves y penados por ley, pero por lo general encontramos que los actos de agresión sexual son más penados que los de abuso. Por ejemplo, la violación se castiga con penas de entre seis y doce años de prisión (ampliables si se dan determinadas circunstancias agravantes).
En los abusos sexuales la pena a aplicar va a variar enormemente según el tipo de acto realizado. En el caso de que exista acto sexual o algún tipo de penetración las penas oscilarán entre los cuatro y diez años.
La violencia a través de la dominación y el sexo
Hay que señalar que tanto las violaciones como los abusos sexuales pueden entenderse como fruto de serios problemas de conducta y de adaptación a la sociedad, lo cual relaciona estas acciones con la parafilia. Los atacantes son personas que expresan sus impulsos violentos y su búsqueda de la dominación de otros mediante la violencia y la manipulación.
Sin embargo, eso no significa que sus causas sean neurológicas: muchas veces, estos trastornos aparecen como consecuencia de un proceso de socialización deficiente.