La ansiedad es un conjunto de respuestas emocionales como malestar, tensión y miedo que se experimenta ante un estímulo o situación que se vive como amenazante y puede dificultar la vida cotidiana.
La presencia de ansiedad no implica patología; es una respuesta adaptativa a los sucesos del entorno. Se considera patológica cuando interfiere significativamente en la vida cotidiana.
Por otro lado, la ansiedad puede ser un rasgo cuando se presenta como tendencia natural de la persona a responder con cierto nivel de ansiedad, de forma estable a lo largo del tiempo, y refleja su forma de ser y de hacer de la persona.
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¿Cómo se expresa la ansiedad?
Se entiende que existe un estado de ansiedad cuando se produce una respuesta de tipo ansioso a un momento concreto y puntual, siendo una respuesta adaptativa a la necesidad de la situación (Allport, 1961).
Por otro lado, las personas con rasgo de ansiedad suelen ser:
- Inquietas.
- Pendientes de los estímulos externos.
- Con un nivel alto de activación.
- Gran tensión muscular.
- Dificultad para desconectar.
- No están presentes.
- Sensibles al ambiente.
Trastorno de ansiedad, ese trastorno no comprendido
El trastorno de ansiedad es uno de los conjuntos de trastornos psicológicos más frecuentes en la población. Se estima que más del 28% de la población ha tenido algún trastorno de ansiedad a lo largo de su vida. Sin embargo, no siempre es bien comprendido por el entorno de la persona, y se subestima la gravedad del problema, lo que puede llegar a afectar negativamente a la vida cotidiana. Puede llegar a provocar en la persona la sensación de indefensión y baja autoestima, que incrementa la ansiedad e incluso tristeza y depresión.
La crisis de ansiedad se plasma en la aparición brusca de numerosos síntomas somáticos y psicológicos, y una sensación de peligro inminente, en un corto periodo.
Los síntomas somáticos principales son:
- Taquicardia y palpitaciones.
- Sudoración.
- Sensación de ahogo.
- Opresión o malestar abdominal.
- Mareos, escalofríos y sofocos.
Los síntomas psicológicos que pueden presentarse son:
- Aturdimiento.
- Nerviosismo.
- Despersonalización.
- Miedo a perder el control.
- Sensaciones anormales de cosquilleo en la piel.
La terapia creativa como alternativa en su tratamiento
Estudios recientes han demostrado que se puede reducir los efectos de la ansiedad mediante la terapia creativa. La fotografía como medio terapéutico es una herramienta de alta efectividad para aliviar la ansiedad y sus síntomas.
La historia entre fotografía y psiquiatría se remonta hasta casi los inicios de la primera. Su utilización como medio de registro y documentación fue utilizado por psiquiatras a bien entrado el S.XX, cuando se descubre el potencial de la fotografía como medio terapéutico (Cornelison, 1980) poniendo el foco en el retrato del paciente.
En psicoterapia expresiva, las instantáneas fotográficas se utilizan como herramienta intermediaria entre los recuerdos más o menos olvidados junto a los sentimientos a procesar, y se profundiza en estas vivencias para re-elaborarlas y reinterpretarlas psicológicamente (Walker, 1982). El paciente se convierte en protagonista activo al ser capacitado de realizar sus propias imágenes fotográficas.
Pero fue Judy Weiser quien utilizó las fotografías como vehículo expresivo en su trabajo psicoterapéutico con niños sordos, refiriéndose a esta práctica como “PhotoTherapy” en 1973.
La gran ventaja de utilizar la fotografía es que actualmente la mayoría de personas disponen en sus móviles de cámara de fotos. Estamos habituados al uso de la cámara, por lo que no supone una barrera en su utilización. A diferencia de otras técnicas expresivas que pueden generar resistencias como la pintura o el dibujo, la fotografía conlleva cierto grado de seguridad en su ejecución.
Cambiar la perspectiva
Si algo caracteriza a la fotografía es la facilidad con la que permite cambiar de perspectiva. Desde la referencia subjetiva, la perspectiva se refiere a la forma en la que se ve algo. La perspectiva se toma como la relación que existe entre los objetos de una imagen.
Así, el punto de vista subjetivo desde que la persona interpreta el suceso desencadenante de ansiedad, se puede alterar, y es posible tomar un nuevo enfoque.
- La experiencia del juego a través de la composición y encuadre del mundo externo materializado en una fotografía, facilita dejar de percibirlo como amenazante, y relaja las tensiones.
- Ayuda a desconectar de las preocupaciones, a estar presentes y dejar los pensamientos circulares.
Para fotografiar el mundo tienes que salir
Aunque una crisis de ansiedad es inesperada, normalmente la primera aparece cuando se está experimentando una situación altamente estresante, de gran tensión emocional y alta ansiedad (Barlow, 1998).
Una crisis de ansiedad no implica necesariamente un trastorno de pánico. No obstante, el miedo anticipatorio a sufrir una nueva crisis puede provocar conductas de evitación como el miedo a estar fuera de casa, lugares concurridos, espacios cerrados como ascensores, viajar en transporte público, conducir, etc.
Para la gestión del estado de ansiedad, está recomendado hacer ejercicio, caminar al aire libre, o cualquier actividad que provoque la aparición de endorfinas. En este sentido, la fotografía es un motivador para salir fuera del entorno del hogar. La naturaleza como fuente de inspiración para la fotografía, ayuda a ampliar la zona de confort.
Poner la atención en los pequeños detalles, detenerse a observar el entorno buscando nuevas texturas, colores y formas alienta a las personas a ampliar su zona de confort. El entorno pasa a ser menos hostil, y más confiable.
Cómo reforzar la autoestima con la fotografía para aliviar la ansiedad
Una forma en la que utilizo terapia creativa para aliviar la ansiedad es la creación de fotografías sencillas. Se sugiere a la persona que realice una foto cada día como una forma de conectarse consigo misma y con el momento presente.
Entre las ventajas de utilizar la fotografía para aliviar la ansiedad destacan las siguientes.
- Disminuye la velocidad de los pensamientos.
- Se observa el entorno desde una manera nueva.
- Se presta atención al presente.
- Se fomenta la vitalidad.
- Se reflexiona sobre la propia perspectiva.
- Se da una corrección de distorsiones de ciertas experiencias vitales.
- Ayuda a reconocer momentos de cambio en la vida.
Un ejercicio simple y muy eficaz, que he comprobado en consulta, es proponer un proyecto personal de fotografía. El proyecto consiste en representar tres partes: yo, yo y el otro, yo y el mundo. Permite que se adentre en la visión subjetiva de la propia manera de ser, en la aceptación de los hechos, y en cómo se relaciona frente a los fenómenos interpersonales e intrapersonales.
Junto con el participante, se observa las fotos tomadas de una sesión a otra, con el fin de profundizar en los sentimientos y emociones evocadas por éstas.
Como terapeuta se guía a la persona con preguntas, para ayudar al descubrimiento personal y ser más consciente sobre algunos aspectos de la propia personalidad y del propio modo de ser.
La fotografía es un viaje de auto-descubrimiento no invasivo, dota de herramientas a la persona para gestionar su propio mundo emocional. La fotografía invita a tomar un momento para notar lo que se está sintiendo en el momento actual.
Referencias bibliográficas:
- Barlow, D. H. (1988). Anxiety and its disoders: The nature and treatment of anxiety and panic. New York: Guilford Press.
- Sandín, B. y Chorot, P. (2009). Concepto y categorización de los trastornos de ansiedad. En Belloch, B. Sandín y F. Ramos (2009). Manual de psicopatología (edición revisada, volumen II). Madrid: Mc GrawHill.
- Martínez, Ó., 2016. La fotografía como instrumento terapéutico en salud mental. Átopos. Salud mental, comunidad y cultura, (17), pp.66-83.