La base de un proceso de coaching son las preguntas. A través de ellas se consigue que el cliente explore y profundice en su propio pensamiento para averiguar qué es lo que quiere y cómo puede conseguirlo.
Con las preguntas se le da al coachee el poder que tiene para conseguir con sus propios recursos llegar al objetivo que ansía lograr. En cada sesión se van hilando distintas preguntas que van generando, a su vez, otras nuevas y que lo que hacen es generar ante el cliente un abanico de opciones que antes no había visto y que le permitirán tomar decisiones y, en definitiva, tomar acción.
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El valor de las preguntas
Una de las concepciones erróneas que existen con respecto al coaching es pensar que la labor de un coach es simplemente escuchar al cliente y aconsejarle y decirle lo que tiene hacer. Nada más lejos de la realidad. Un coach sí escucha, pero no para no recomendar, sino para poder hacer las preguntas que justo necesita formular.
Eso sí, las preguntas en coaching no están pensadas para sacar simplemente información del coachee como si de una simple entrevista se tratara. Las preguntas en este caso están encaminadas a hacer que el cliente tome conciencia de su realidad y para que se responsabilice de ella. Las respuestas generan nuevas preguntas que crean, a su vez, nuevas reflexiones y, así, se dibuja la vía de aprendizaje que realmente es un proceso de coaching.
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¿Qué preguntas se plantean en un proceso de coaching?
Aunque casi cualquier pregunta es apta para poder formularse en una sesión de coaching siempre que el coach considere que va a ser de ayuda para el coachee, existen algunas que no se recomienda emplear:
- Preguntas cerradas de sí o no. Pueden ser útiles para verificar información, pero son muy limitadas porque no dan pie a ningún tipo de exploración.
- Preguntas que empiecen por ‘¿Por qué…?’: con ellas las respuestas tienden a ser justificaciones y excusas. En coaching estas se sustituyen por ‘¿Para qué…?’, que conectan al coachee con su motivación.
- Preguntas manipulativas: las que tienen un componente crítico o, incluso, están hechas para obtener la respuesta que se desea.
En coaching, por tanto, las preguntas más eficientes son las abiertas, directas, las consideradas efectivas (qué, cuándo, quién…), las que demuestran interés (¿hay alguna razón para…?). Y, en definitiva, cualquiera de las que en coaching se denominan preguntas poderosas, es decir, que no tienen juicio, desarrollan aprendizaje, estimulan la reflexión, retan y ayudan a actuar.
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Aprender a hacer preguntas
Como hemos visto, saber preguntar de forma adecuada es clave para poder ser un buen profesional del coaching. Aunque todos sabemos preguntar, hay que trabajar el proceso de hacer las preguntas correctas para poder conseguir hacer reflexionar, darse cuenta y tomar acción a los clientes.
D´arte Human & Business School Coaching Y Pnl
D´arte Human & Business School Coaching Y Pnl
Coaching, Inteligencia Emocional, PNL, Emprendimiento, Oratoria y Ciencias de Comportamiento
En nuestro Máster en Coaching Profesional con IE y Practitioner en PNL ponemos especial énfasis en que el arte de preguntar se interiorice por completo por nuestros alumnos. Para ello, no solo explicamos de forma minuciosa toda la metodología del proceso de coaching, sino que realizamos prácticas continuas para que realmente puedan desarrollar esa habilidad y llegar a ser coaches eficaces en su labor profesional.