Muchas veces estás enfadada/o y finges no estarlo para guardar las apariencias. Con eso lo que haces es reprimir lo que sientes, es decir, reprimes la ira. El hecho de no expresarla te lleva a tener conductas inadecuadas, que incluso a largo plazo afectan negativamente a tu vida.
En este artículo te voy a contar lo que sucede si reprimes la ira, y a mostrarte cómo expresarla de forma saludable, para recuperar tu bienestar.
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Los efectos en tu salud de la represión de la ira
La ira es la emoción que sientes cuando notas que has sido sometida a algo injusto según tus valores y patrones. En muchas ocasiones te lleva al descontrol, a tomar decisiones de las que después te arrepientes, o a dar a los que te rodean un trato con el que después te sientes mal.
Si reprimes la ira, hay efectos nocivos en tu salud física, (dolor de cabeza, problemas digestivos, insomnio, aumento de la ansiedad, depresión, alta presión sanguínea, problemas de la piel o problemas cardíacos), y también problemas en tu conducta.
Reprimes tu ira con la intención de no herir a quien la causa, y de momento te sientes aliviada/o, pero si después no tomas tiempo para expresar esa ira que has sentido, tu emoción va a salir por sí misma y sin tu control, en otra situación o en otra circunstancia de manera inadecuada.
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La ira que reprimes tiene que salir
Imagina que un día estás en una reunión con desconocidos, escuchando una charla de alguien que conoces, y te proponen hacer un ejercicio de introspección. Después de hacerlo te preguntan qué has sentido y dices, abiertamente y con tranquilidad, aburrimiento. No te preocupa expresar tu opinión.
La persona que da la charla malinterpreta tu comentario, pensando que te refieres al ejercicio en sí mismo y no a tu experiencia. Tú te das cuenta y tratas de aclarar tu comentario. Mientras lo haces, alguien dice de ti, en público, que “no se lo tengas en cuenta, es que es muy exigente”, un comentario que te ofende.
Tu ira se desata
Te sientes etiquetada, y comienzas a hacerte una serie de preguntas tipo: ¿Cómo se atreve a decir delante de todos que eres una persona exigente? ¿Cómo se atreve a interpretar lo que has dicho, de esa manera? Lo que sientes se llama ira, y se acompaña de un torrente de otras emociones que no eres capaz de controlar.
A partir de ese momento se te complica continuar con tu día de manera tranquila…. Sientes agitación y tensión con todo el mundo. Sientes una agresividad interna, que no quieres transmitir, pero te das cuenta de que te cuesta. Es lo que sucede si reprimes la ira.
Cuando usas tus recursos y la ira permanece
Terminada la reunión, intentas hacer las cosas que te han dicho que funcionan, (deporte, respirar, etc.) pero la ira no desaparece. Te das cuenta de que todo te enfada, incluso se podría decir, que estás enfadada con el mundo, sientes que el mundo es injusto contigo y que nadie te comprende.
Tienes un fuego interno que te grita: ¡escúchame! Es tu ira emitiendo señales: quiere que le prestes atención para enterarte de que hay algo personal, una necesidad tuya, de la que te tienes que ocupar. A veces la parte complicada es precisamente identificar esa necesidad.
Cómo identificar tu necesidad y evitar lo que sucede si reprimes la ira
Te recomiendo que te tomes tu tiempo, por un lado, para permitir que la emoción te atraviese, eso significa atreverte a sentirla plenamente, sin huir, y por otro para conectar con el daño interno que esa emoción te ha causado. En ese daño está la clave de la necesidad de la que te tienes que ocupar.
Elige un momento y lugar tranquilo; vas a necesitar papel y boli.
Vuelve a revivir la situación en tu mente, trata de identificar los pensamientos y juicios que están causando tu ira, y escríbelos en un papel. Con los pensamientos que identifiques, te propongo hacer un ejercicio de introspección más profundo, con una serie de preguntas, que apuntan a que te mires hacia el interior. Contéstalas con honestidad.
Te doy algunas pistas, a modo de ejemplo:
- ¿Qué te hace enojar, confundir o decepcionar? Ejemplo: me etiquetó de exigente ante los demás.
- ¿Por qué? Ejemplo: es una falta de respeto.
- ¿Cómo quieres que cambie esta persona? ¿Qué quieres que haga? Ejemplo: “Me gustaría que esa persona se disculpara conmigo”.
- ¿Qué consejo le darías para que mejore su actuación? Ejemplo: decirle que ponga atención a las palabras que usa porque cada persona tiene una sensibilidad diferente.
- Para que seas feliz en esta situación, ¿qué necesitas que esta persona piense, diga, oiga o haga? Ejemplo: "necesito que se ponga en mi lugar y entienda lo importante que es el respeto para mí".
- ¿Qué piensas de esa persona en esta situación? Ejemplo: Que no tiene derecho a hablar de mí delante de otros
- ¿Qué tiene esta situación que no quieres volver a experimentar nunca más? Ejemplo: no quiero sentir que me ponen en evidencia, ni que se “disculpen en mi nombre por decir mi opinión”.
Puede que con este ejercicio seas más consciente de tu ira, y te enfades más aún.
¿Qué más puedes hacer?
Tomar conciencia que hay un aspecto a tener en cuenta, en todas las preguntas. Tus respuestas dejan al descubierto un rechazo hacia algo, que merece la pena explorar. Sobre tus respuestas, pregúntate lo siguiente: ¿es eso cierto? O mejor dicho, ¿es verdad que te faltó el respeto? La respuesta debe ser sí o no. Si respondes "por qué... pero…" no es la respuesta y no estás haciendo el ejercicio. Si quieres continuar el ejercicio, cierra los ojos y deja que surjan las emociones, reconectando con la situación vivida.
¿Puedes saber con certeza que su intención era faltarte al respeto? ¿Cómo reaccionas cuando crees que te han faltado el respeto?
Explora lo que sientes ahora
Es posible que te sientas frustrada/o, expuesta/o, violada/o en tu intimidad, acusada/o, o más enfadada/o. Observa si esos sentimientos te están llegando asociadas a ciertas imágenes de tu pasado. Date tiempo para verlas y sentirlas.
¿Qué imágenes ves? ¿Qué otros sentimientos aparecen cuando estas imágenes emergen? Déjate sentir con ese malestar emocional, sin bloquearlo, sin intentar huir. Sostenlo.
Asocia tu emoción con tus pensamientos
Continúa con el ejercicio: pregúntate y responde: ¿quién serías tú sin ese pensamiento de “me ha faltado al respeto”? Cierra los ojos e intenta imaginarte en esa misma situación sin «creer» que se te ha faltado el respeto. ¿Qué es lo que ves ahora?
Es posible que vengan a tu memoria otras situaciones en las que no has sido respetada/o, emocionalmente hablando.
Darse cuenta del pensamiento: ese es el cambio
Al hacer el ejercicio de introspección, el pensamiento o la afirmación inicial “no me ha respetado, o no he sido respetaba muchas veces” se transforma en "no me respetaba a mí misma muchas veces, o mejor dicho, no respetaba mis emociones".
Cuando lo haces, sientes por dentro como un volcán a punto de explotar. Déjate sentir lo que sientes con la máxima intensidad que tenga. No temas, estás a salvo. Lo normal es que estalles en un llanto fuerte. Es la ira que empieza a salir, y te sientes mejor. La idea de que te han faltado al respeto ya no tiene fuerza. Tras ello, te sientes libre y, con extremo amor y ternura, y ya puedes perdonas por todas aquellas veces que no te has respetado.
Conclusión
Si tomas conciencia de lo que sucede si reprimes la ira, pondrás más atención para no hacerlo. Cuando te ocupas de expresar lo que sientes, te das cuenta de que muchas veces te “adaptas” a situaciones que van en contra de tus valores, violando así tu ser, tus emociones. Quizás has mantenido la boca cerrada muchas veces, haciéndote daño y ahora tu cuerpo y tu corazón están listos para que entiendas lo que tienes que cambiar.
En definitiva, dejar salir la ira, entender a qué aspecto de tu vida pasada afecta, a hacerte cargo de actualizar los pensamientos que tienes al respecto, y dejarla salir, para que tu cuerpo y tu emoción recuperen su equilibrio y control.
En mi consulta de terapia emocional te puedo ayudar a que dejes de reprimir la ira y aprendas a expresarla con técnicas de gestión emocional fáciles de integrar.
Ana ElÓ AnguÉ
Ana ElÓ AnguÉ
Terapeuta Experta en Gestión Emocional
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