La solución de los problemas está en un nivel superior de consciencia

Solucionar problemas implica ir más allá del puro intelecto.

La solución de los problemas está en un nivel superior de consciencia

No es lo mismo sabiduría que intelecto. La sabiduría es la inteligencia del corazón. El intelecto es la inteligencia de la mente.

Cuanto más amas, más sabio o consciente eres de la realidad. Cuanto más miedo tienes (lo contrario del amor), menos consciente eres y más te dejas engañar por tu propio ego (o el ego de los demás).

El corazón está gobernado por el amor, es decir, por la comprensión de que tú y yo no somos dos (igual que una ola no es distinta a otra ola, sino que son el mismo océano). Para el intelecto somos olas diferentes y punto (no ve la unidad subyacente), pero para el amor somos expresiones de la misma esencia.

La diferencia entre sabiduría e intelecto

La física cuántica empieza a acercarse al paradigma de la sabiduría cuando demuestra que “el observador influye en lo observado”. Lo que todavía no ha demostrado la ciencia es que lo observado es realmente el mismo observador. No intentes comprender intelectualmente lo que acabo de decir, pues la naturaleza dual del intelecto te lo impide.

El intelecto es muy bueno diseccionando la realidad, igual que puede diseccionar un elefante en sus partes anatómicas (trompa, oreja, cola…) pero no es nada bueno comprendiendo el conjunto (elefante) de la realidad. Para ello necesitas subir de nivel de consciencia y usar la sabiduría.

El intelecto está gobernado por el ego (que en el fondo es un pensamiento que se autodenomina “yo”). La sabiduría está gobernada por el amor y la intuición, que es una comprensión directa (y no dual) de la realidad sin la intervención de los sentidos físicos. La sabiduría sabe y el intelecto conoce (o cree conocer). El intelecto pertenece a la naturaleza inferior del ser humano, y la sabiduría pertenece a su naturaleza superior.

Del mismo modo que podemos observar distintos grados en la capacidad intelectual de las personas, existen distintos grados en el nivel de consciencia de las mismas. Y no van necesariamente de la mano. Se puede tener una gran capacidad intelectual (de memoria, de creatividad, de lógica…) pero un bajo grado de consciencia (o sabiduría). El grado de consciencia se puede medir por el grado de luz y paz que desprende esa persona. Cuanto más sabio o consciente, menos juzgas pues más comprendes. Cuanto más sabio, más ves la perfección de todo y más despiertas (con tu simple presencia) la perfección en los demás.

Cuanto más consciente te vuelves de quién eres realmente (más allá de lo que te dicen tus sentidos o tus creencias), más sabio eres. Suele ocurrir que cuanto más intelecto tienes (a menudo representado por el número de títulos académicos que tienes) más te pierdes en los árboles del ego y menos ves el bosque. Un poeta suele estar más cerca de la Verdad que un premio nobel de física. No siempre es así, pero lo que quiero decir es que hoy en día abunda mucho intelecto al servicio del ego y poco intelecto al servicio de lo que es correcto o sabio.

Cómo medir nuestro grado de sabiduría

El Doctor David R. Hawkins fue un renombrado psiquiatra que desarrolló un mapa de la consciencia del ser humano. La consciencia se puede medir (mediante un test muscular) entre 0 y 1.000 grados. Una persona que no quiere vivir (y se quiere suicidar) calibra muy bajo, cerca de 10 o 0 grados. Una persona que vive en éxtasis continuo y desprende paz, gozo y dicha, calibra a 1.000 grados y se puede considerar la más sabia.

Cuando un ser humano calibra por debajo de 200, ese ser humano vive en el paradigma del ego (cuya emoción principal es el miedo y el ansia de control o poder). Cuando un ser humano vibra por encima de los 200, empieza a estar despierto a su naturaleza superior (cuya emoción principal es el amor, la paz y la comprensión). Una persona totalmente “despierta” como cualquier gran Avatar, calibraría a 1.000 (que representa la máxima sabiduría, amor y verdad).

Alguien humilde que transmita paz tiene tremendo poder y tiene mucha más fuerza que 1.000.000 de hombres poco despiertos. Recordad por ejemplo el poder que demostró Gandhi. Ni todos los tanques y soldados del imperio británico pudieron vencer su paz. Pero no todos los hombres despiertos acaban bien.

La mayoría, en un mundo inconsciente, acaban marginados o asesinados. Un hombre sabio es una amenaza para el ego de muchos pues cuestiona la base poco sólida sobre la que sustentan sus vidas. Y el ego, que prefiere tener razón antes que reconocer la Verdad, opta por querer cambiar a los demás (o apartarlos) del sistema.

El punto de inflexión en la evolución de cada individuo

Doscientos es un nivel muy importante, pues es a partir de ese nivel de consciencia que uno tiene el coraje de ver su propia sombra psicológica e ir más allá de su ego. A partir de 200 uno empieza a mirar adentro y asumir su responsabilidad. A partir de 200 uno deja de quejarse (o sentirse víctima y vivir desde el miedo). A partir de 200, uno deja de seguir al rebaño de forma inconsciente pues se ha dado cuenta que eso es una forma de ceder su responsabilidad.

En este mundo la mayoría calibran (según el Doctor Hawkins) una media de 207. Pero un gran porcentaje de la población calibran por debajo de 200, y por eso se dejan llevar fácilmente por su propio ego y es fácilmente manipulable por los egos de los demás. Por eso tenemos un mundo convulso, lleno de corrupción e injusticias. Vivimos en un mundo de ovejas, gobernado por una panda de lobos que a su vez están influidos por un puñado de buitres. Es un mundo gobernado por personas que ansían el poder y usan el miedo como forma de control. Pero quienes calibran por debajo de 200 no son capaces de ver tal oscuridad. No tienen luz (consciencia) suficiente para ver lo falso como falso.

El sabio tiene la claridad suficiente para ver la realidad sin los filtros o distorsiones del ego o del miedo. Y cuando dice lo que percibe y cuestiona la narrativa oficial (para controlar al rebaño) es menospreciado o considerado un loco. Pero no los llaman locos sino “antisistema” o “negacionistas” o “conspiranoicos”. Todo eso son etiquetas para ridiculizar (uso de agresividad pasiva).

En una sociedad donde la mayoría calibra por debajo de 200 y por lo tanto está gobernada por su ego, el sabio no encaja. El sabio no sigue la norma y la mayoría lo considera como la oveja negra, es decir, lo ve como una amenaza a su sentido de pertenencia a una sociedad enferma (o inconsciente).

El ego busca refugio en el rebaño. El ego cree a ciegas en el pastor (papá estado o papá institución o papá amigos y familia). El ego proyecta su miedo en forma de agresividad cuando ve amenazada su falsa seguridad. El ego no sabe que vive en la oscuridad (inconsciencia) y tiene miedo de ver desmontada su realidad basada en cómodas mentiras. Cuando un ego ve a una persona despierta (sabia) se defiende atacando, juzgando, acusando y ridiculizando. No verás nunca a un sabio agredir ni ridiculizar a nadie porque el sabio vive en contacto con el amor, y vive tranquilo pues sabe discernir entre lo que es verdad y lo que no lo es.

Consciencia

Hay quien prefiere la verdad y hay quien prefiere tener razón

Cuando calibras por debajo de 200, tus prioridades son la seguridad, el confort, la riqueza o el poder por encima de la Verdad. Cuando el intelecto está al servicio de la Verdad (que calibra a 1.000) y no al servicio de intereses propios (ego), entonces tenemos un intelecto iluminado.

Einstein era una mente brillante, no solo por su alto coeficiente intelectual, sino porque su intelecto estaba al servicio de su sabiduría. Según el Doctor David R. Hawkins, Einstein calibraba a 499. Una de las frases más famosas de Einstein fue “no podemos resolver un problema en el mismo nivel donde lo hemos creado”. Por nivel, se refería al nivel de consciencia. El 100% de los problemas se resuelven a medida que incrementas tu nivel de consciencia y desaparecen del todo cuando subes al nivel de consciencia de 600 (que representa el primer grado de la iluminación).

El momento de la verdad para la humanidad

Hoy en día asistimos a un momento importante para la Humanidad. Estamos ante un momento donde cada uno debemos decidir si seguir el camino fácil (y seguro) que dicta una autoridad (y unos medios de control o comunicación que propagan una única narrativa y censuran cualquier otra posibilidad) o bien seguir el camino estrecho de escuchar nuestra intuición, aunque eso suponga dejar de seguir a la mayoría.

Sabremos cuál es el camino correcto por el grado de presión o libertad que sentimos. Si algo nos presiona (y no nos deja pensar libremente), no es el camino de la verdad. Si alguien se hace pasar por nuestro consejero y usa la amenaza o el miedo como forma de coerción, no es el camino de la verdad. El camino de la verdad nunca presiona, nunca mete miedo. La verdad nos hará libres para asumir nuestra responsabilidad y además no nos ridiculizará, sino que nos amará sea cual sea nuestra decisión.

Cómo incrementar nuestra sabiduría o nivel de consciencia

La mente debe iluminarse con la sabiduría si queremos trascender (resolver de raíz) los problemas. Y la forma más fácil de incrementar nuestro grado de luz (o consciencia) es expandiendo nuestro amor. A medida que incrementamos nuestra autoestima (y, por lo tanto, el amor a la Verdad que somos), incrementamos nuestra sabiduría.

El amor empieza a manifestarse cuando perdemos el miedo a decidir por nosotros mismos (se llama coraje). Debemos aprender a amar la Verdad, aunque eso suponga la incomodidad de tener que hacer cambios de creencias, de hábitos o de relaciones. Pero recuerda que la Verdad sólo es incómoda para nuestro ego, pues vive atrapado en un sueño de seguridad, de querer agradar y pertenecer al rebaño.

Como coach personal, una de las enseñanzas que más transmito a mis clientes es el concepto de responsabilidad. Ser responsable es tener claro que “solo tú debes estar satisfecho con tus decisiones, y sólo él/ella/ellos/ellas deben estar satisfechos o satisfechas con las suyas”. Es decir, no confundamos esto que acabo de decir con “egoísmo”.

Por ejemplo, si se trata de salud, “solo yo soy responsable de mi salud, y solo tu de la tuya. Querer que yo cambie para tu sentirte seguro es ser egoísta. Quere que tu cambies para yo tener menos miedo, es ser egoísta. Dejar que los políticos decidan sobre tu salud sin cuestionarte nada, eso es ceder tu responsabilidad, pero, al fin y al cabo, es tu decisión. Pero querer que todo el mundo haga igual (porque así nos bombardean los medios), eso es un ataque a la libertad del ser humano y tratarlo como a una oveja irresponsable.

Asumir la responsabilidad de tus propias decisiones significa pensar por ti mismo y no ceder ese poder a nadie. Y para poder tomar decisiones, lo mejor es informarse bien (intelectualmente) y, sobre todo, subir tu nivel de consciencia (sabiduría). Recuerda que lo que para el ego puede ser una verdad, desde un nivel superior de consciencia, se ve claramente la falsedad. Si para el ego una serpiente representa un problema, para la sabiduría, esa serpiente no era más que una ilusión de luces y sombras y no es más que una simple cuerda expuesta a poca luz.

Algunos ejercicios prácticos

Prueba una buena alimentación (abundante en frutas y verduras y rebajando el consumo de carne). Deja de mirar las noticias y programas basura (pues calibran a menos de 200). Lee más, baila más, canta, juega y ríe más. Aprende a abrir y a escuchar tu corazón. Aprende a calmar tu mente. Júntate con personas que estén despiertas y que no se dejen llevar por el miedo. Y por qué no… invierte en un proceso de coaching para sorprenderte a ti mismo y despertar el amor y la sabiduría que habita en ti.

Sergi Mora es coach personal especializado en los problemas de la autoestima. Atiende en su consulta de Sant Cugat del Vallès y de manera online.

Psicólogo/a

¿Eres psicólogo?

Date de alta en nuestro directorio de profesionales

Artículos relacionados

Artículos nuevos

Quizás te interese