Si eres artista, seguramente en algún momento te habrás quejado de que las musas no acuden a ti. Se trata de una frase alegórica con la que hacemos referencia a una falta de inspiración momentánea o temporal, en la que no nos sentimos creativos.
Esta idea de ‘la inspiración que brota de las musas’ proviene de la antigua Grecia, donde cada una de las 9 musas eran responsables de ciertas artes y ciencias y se encargaban de iluminar a aquellos que se dedicaban a ellas. No en vano, y según la mitología, eran compañeras de Apolo, el dios solar por excelencia, patrón de las artes y de la adivinación, que, además (y cómo no podía ser de otra manera, tratándose de un mito griego) tuvo amores con algunas de ellas.
En el artículo de hoy hacemos un repaso por la historia que se esconde detrás de cada una de las 9 musas y detallamos qué función tenía cada una de ellas.
¿Qué son exactamente las musas y cuántas hay?
La palabra musa proviene del vocablo griego Μοῦσα y hace referencia a unas divinidades que, según la mitología griega, inspiraban a los artistas y sabios a la hora de crear. A pesar de que, tradicionalmente, su número se ha fijado en nueve, las fuentes antiguas no siempre están de acuerdo. Pausanias (110-180 d.C), por ejemplo, nombra solo a tres musas; Cicerón (106-43 a.C), sin embargo, apunta a cuatro. Otros autores insisten en que son seis las deidades inspiradoras de músicos y poetas, y solo Hesíodo (s. VIII a.C.), en su famosa Teogonía, menciona los nombres de las 9 musas que quedarán para la posteridad.
Del mismo modo, las funciones de cada una de ellas variaron también con el tiempo, y se fueron ampliando al compás de las transformaciones que experimentaba la sociedad griega. En época clásica, las musas no solo inspiraban los versos y la música de los poetas, sino que también presidían cualquier actividad que tuviera que ver con el pensamiento: la elocuencia, la astronomía, la historia o las matemáticas.
A pesar de que su denominación más común es ‘musa’ (de donde proviene, por cierto, la palabra museo), en las fuentes antiguas encontramos diversas maneras de llamarlas: emátides, hipocrénides, mnemónides, y así con un largo etcétera. Esta última forma de referirse a ellas, mnemónides, tiene relación con su genealogía, pues una de las tradiciones griegas más conocidas sostiene que son hijas de Zeus, el padre de los dioses, y de Mnemósine, la titánide que personificaba la memoria y el recuerdo.
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“Cuéntame, oh, musa...!”
Los poetas invocaban a las musas antes de iniciar un canto, tal y como encontramos en numerosos textos. Al ser llamadas, las musas descendían sobre el mortal y le hacían partícipe de su hálito divino, por lo que lo conectaban con la inmortalidad de los dioses. Al fin y al cabo, las artes pertenecían a la divinidad, por lo que un simple mortal no era capaz de acceder a ellas sin la ayuda de las musas, verdaderas mensajeras entre lo humano y lo divino.
La idea permaneció más allá de la época clásica. En la Edad Media, por ejemplo, Dante Alighieri (1265-1321) también invoca a las musas en su Divina Comedia (“¡Oh musas, oh altos genios, ayudadme!”), así como el poeta inglés John Milton (1608-1674), en su fabulosa obra El paraíso perdido.
Las 9 musas y sus diferentes funciones
Hemos visto cómo el número y las funciones de las musas han cambiado a lo largo del tiempo y se han adaptado a las transformaciones de la sociedad helena, que, por supuesto, no era igual en época arcaica que en el periodo helenístico. A continuación, listamos brevemente las 9 musas ‘canónicas’, es decir, las que recoge Hesíodo en su Teogonía y que han quedado fijadas en la cultura clásica europea.
1. Calíope, ‘la de la bella voz’
Calíope es la protectora de la poesía en general y se cree que fue la inventora del canto. Como portadora del laurel de los poetas insignes (como su propio hijo, el mítico Orfeo), es la que preside los momentos solemnes e inspira a los gobernantes para que actúen de forma correcta. Por todo ello, Calíope es la musa más importante del séquito de Apolo.
2. Clío, ‘la que da fama’
Clío es la musa de la historia, por lo que protege a los historiadores y a los narradores en general. Como tal, se la representa portando un pergamino. Señora también de la poesía épica, protege a quienes se dirigen a la gloria. En el ámbito musical, en el que todas las musas destacan, Clío es la patrona de la cítara pulsada.
3. Erató, ‘la deliciosa’
Erató es la gran protectora del amor en su sentido más bello, por lo que aleja de él la lujuria y todo lo que emponzoña al sentimiento puro. Su cabeza va coronada de rosas y porta también una cítara, con la que acompaña danzas e himnos. Por otro lado, Erató inspira la geometría, una de las ciencias relacionadas con la música divina del cosmos.
4. Euterpe, ‘la muy encantadora’
Inventora de los poderosos coros trágicos, Euterpe también lleva flores en sus hermosos cabellos y toca deliciosamente la flauta. En el ámbito del pensamiento, rige el estudio de la naturaleza y de las matemáticas, relacionadas a su vez con la armonía universal.
5. Melpómene, ‘la que canta’
Si bien es una función que comparte a menudo con Euterpe, en la mayoría de las fuentes Melpómene es la inventora de la tragedia, el acto de catarsis por excelencia y de comunión con los dioses. Creadora, a su vez, de la poesía lírica, se la representa portando la máscara de la tragedia.
6. Polimnia, ‘la de variados himnos’
Polimnia es, como su nombre indica, la musa que protege los himnos sagrados. También es la creadora de la pantomima, es decir, de la comunicación sin palabras, solo apoyada en la gesticulación y la expresión corporal. Va vestida de blanco inmaculado y protege la retórica y a los que se dedican a ella.
7. Talía, ‘la festiva’
Gracias a Talía, los instintos y los deseos básicos del ser humano se civilizaron y se adaptaron para vivir en sociedad. Por otro lado, esta musa inventó la comedia, otra expresión del teatro griego, así como la agricultura.
8. Terpsícore, ‘la que ama la danza’
La alegre Terpsícore protege la poesía ligera y la flauta, de la que es inventora según algunas fuentes. Vestida con guirnaldas, esta musa pone de relieve la belleza y la depura de cualquier vicio e irracionalidad. Su ámbito es la danza, en la que se mueve con gracia y verdadero encanto.
9. Urania, ‘la celestial’
La última musa (y, probablemente, una de las más recientes) es Urania, relacionada con la astronomía y la educación. Aparece siempre representada midiendo un globo terráqueo, e inspira a astrónomos y geómetras.


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