Si pensamos en matemáticas o en contar, probablemente tendemos a otorgar esta habilidad a las personas. Y, en el caso en el que pensemos en animales que pueden hacer algún tipo de operación matemática, solemos imaginar animales como los chimpancés que están en los laboratorios.
Pocas personas pensarían en animales como las palomas, las gallinas o cualquier otro tipo de ave. De hecho, generalmente se tiende a valorar otras muchas cualidades que sí tienen estos animales, aunque se les sigue atribuyendo pocas capacidades en cuanto a nivel cognitivo. Sin embargo, la ciencia está demostrando una realidad diferente.
Recientemente se ha publicado una revisión en Nature Reviews Psychology que sugiere que las aves tienen más habilidades de las que se creía, especialmente en el área matemática. ¿Pájaros que pueden contar? A lo largo de este artículo exponemos diferentes puntos sobre estos hallazgos y su implicación.
¿Por qué pensamos que solo los humanos sabemos contar?
Durante muchos siglos, se ha considerado que las habilidades matemáticas eran algo exclusivo de los seres humanos. Se asumió que para poder entender operaciones numéricas era necesario tener, como mínimo, la habilidad lingüística desarrollada.
Bajo esa lógica, se consideraba que ciertos animales podían aprender trucos, repetir secuencias o reconocer patrones, pero que no eran capaces de poder ir “más allá” y realizar ciertas “operaciones matemáticas” de forma intencional.
Sin embargo, ya en la década de 1980 el estudio de la cognición animal empezó a consolidarse como un campo propio de estudio en el que confluyen aspectos de la etología, de la psicología comparada y se complementa con aspectos de la neurociencia comparada y la ecología del comportamiento.
De esta forma, los estudios comparativos empezaron a sugerir una historia totalmente diferente a lo que se había aceptado hasta el momento. Múltiples investigaciones, realizadas con especies diferentes, mostraron que son muchos los animales que cuentan con la capacidad para estimar cantidades, comparar grupos y tomar decisiones en base al número.
Un cerebro pequeño, pero brillante
Tal y como hemos mencionado, son diversas las especies que disponen de estas “habilidades numéricas básicas” y quizá surgen dudas sobre el porqué es tan llamativo que esto se produzca en las aves. Uno de los motivos es, probablemente, por el hecho de que el cerebro de las aves es realmente pequeño.
Durante mucho tiempo, se consideró que la inteligencia estaba vinculada al tamaño del cerebro en relación con el cuerpo. Por ello, se consideraba que las aves estaban muy alejadas de poder compararlas con los primates, por ejemplo.
No obstante, a medida que fueron observando detenidamente a diferentes tipos de aves se dieron cuenta de que pueden llegar a hacer cosas complejas como fabricar herramientas, reconocer letras, recordar objetos, etc.
Gracias a las investigaciones que se han realizado durante este tiempo, se ha comprendido que la inteligencia en los animales no es una versión más “simple” de nuestra inteligencia, sino que es un conjunto de soluciones evolutivas que se han creado y adaptado de forma específica para cada especie con el fin de que puedan sobrevivir y la especie se perpetúe.
¿Las aves saben contar?
Hoy en día, se sabe que el tamaño no lo es todo y que las aves disponen de un cerebro “compacto”. Es decir, aunque su cerebro es pequeño, las neuronas están conectadas de una forma realmente eficiente. Lo que quiere decir esto es que, aunque no sea muy grande, el cerebro de las aves está extremadamente bien organizado.
De hecho, se sabe que la cantidad de neuronas que alberga el cerebro de algunas aves es comparable al de algunos primates. Lo que sucede es que dichas neuronas están más compactadas y más cerca entre ellas –lo que implica gran velocidad–. Además, algo que también las diferencia de los mamíferos es que tienen núcleos neuronales especializados que llevan a cabo tareas concretas de forma muy eficaz.
Lo que se ha observado es que algunos tipos de aves pueden hacer tareas mentales complejas, incluyendo determinados aspectos numéricos, a niveles iguales –e incluso superiores en algunos casos– que los primates.
En este sentido, investigaciones previas señalan que algunos polluelos al nacer ya pueden escoger el grupo más numeroso de objetos en pantalla. Lo que esto sugiere es que este “sistema numérico” es una habilidad innata, no aprendida. Esta habilidad desarrollada por la evolución permite comparar cantidades aproximadas sin necesidad de lenguaje.
El nuevo descubrimiento
Las últimas investigaciones llevadas a cabo con aves sugieren que no solo pueden estimar cantidades, sino que pueden hacerlo en situaciones complejas y de forma flexible. De esta forma, se concluye que no reaccionan simplemente ante “mas” o “menos” de forma refleja, sino que pueden procesar los números de forma abstracta.
Más concretamente, los resultados señalan que parece que son capaces de distinguir entre números cercanos entre sí. asimismo, pueden recordar cantidades y usar dichas cantidades para tomar decisiones estratégicas –no de forma automática–. Por último, parece que las aves también pueden adaptarse cuando los estímulos visuales cambian.
¿Qué implicaciones tienen estos resultados?
Algunas personas pueden cuestionar la importancia de este tipo de estudios y hallazgos. Sin embargo, estas observaciones son cruciales puesto que nos llevan a replantearnos la forma en la que comprendemos el mundo que nos rodea y las atribuciones que hacemos sobre las capacidades que tenemos tanto los humanos como otras especies con las que convivimos.
Las aves son capaces de manejar información numérica compleja pese a tener un cerebro pequeño y sin lenguaje. Por tanto, parece ser que las habilidades matemáticas no están ligadas exclusivamente al desarrollo del lenguaje y es probable que el sentido numérico estuviera presente ya en muchas especies antes de la evolución humana.
Ya no podemos sostener la idea de que las aves son animales simples, que actúan únicamente por reflejos y de forma automática puesto que su cerebro está muy bien organizado y es muy eficiente. Como consecuencia, estos resultados nos invitan a abrir la mente y seguir investigando para comprender mejor lo que sucede a nuestro alrededor y comprender que la inteligencia es la habilidad que nos permite adaptarnos al medio.


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