18 Leyendas Mexicanas cortas basadas en el folclore popular

Varias historias fundamentadas en la cultura oral mexicana, leyendas con décadas de historia.

Leyendas mexicanas cortas
Varias historias cortas de la cultura de México.Unsplash.

Las leyendas mexicanas cortas son famosas por su contenido místico y el sincretismo cultural que las conforma. Son parte importante de la cultura popular, ya que representan y al mismo tiempo transmiten valores e imaginarios sobre la vida y la muerte, lo masculino y lo femenino, la moral y la injusticia, las sanciones y las recompensas.

En este artículo encontrarás 18 leyendas mexicanas cortas, así como una breve descripción sobre este tipo de narrativas y cuáles son las funciones que cumplen.

18 Leyendas Mexicanas cortas (y su significado)

Las leyendas son los relatos que se transmiten de generación en generación a través de la palabra hablada, y en menor medida a través de los textos. Se trata de narraciones que pueden incluir elementos y personajes históricos, fantásticos o sobrenaturales, que interactúan con las personas e impactan los fenómenos de la vida cotidiana. Tienen la función de explicar situaciones humanas o de la naturaleza, y tienen la facultad de representar parte importante de los imaginarios, los valores y las convenciones sociales.

Por lo mismo, las leyendas varían de acuerdo con el lugar donde emergen y la cultura que las transmite. En las leyendas mexicanas podemos encontrar un amplio repertorio de imágenes simbólicas y representaciones míticas que cumplen funciones sociales importantes. Aunque existen muchas más, a continuación veremos varias leyendas mexicanas cortas.

1. La llorona

Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo existió una mujer que, en un intento de vengarse del hombre que amaba, asesinó a sus hijos ahogándolos en un río. Inmediatamente después se arrepintió, y ante la culpa decidió suicidarse.

Desde entonces, vaga por las calles de distintas ciudades al caer la media noche (especialmente se aparece cerca de lugares donde hay agua), y repite sin cesar “¡Ay mis hijos!”. Por esto es conocida como “La Llorona”

Las raíces de esta mujer, y los motivos que la llevan a vengarse, varían de acuerdo con la versión. Así mismo hay quienes cuentan que se trata de una mujer que se aparece específicamente a hombres borrachos y a través del susto les castiga.

2. El Popocatépetl y el Iztaccíhuatl

En el centro de México existen dos volcanes que se llaman Popocatépetl e Iztaccíhuatl, tal como habían sido nombrados un guerrero azteca, y la hija de uno de los jefes, respectivamente. Popocatépetl tuvo que ir a la guerra, pero le prometió a Iztaccíhuatl que volvería tan pronto como fuera posible.

No obstante, otro guerrero que los había escuchado y también se encontraba enamorado de la hija de jefe, le hizo saber a Iztaccíhuatl que Popocatépetl había muerto en combate, aunque esto no había ocurrido. Fue tanta la tristeza que Iztaccíhuatl decidió quitarse la vida, y cuando Popocatépetl regresó y no encontró a su amada, hizo lo mismo. En un signo de estremecimiento, los dioses decidieron reunirlos de nuevo en la forma de dos grandes volcanes.

3. El callejón del beso

Esta leyenda, típica de la ciudad de Guanajuato, cuenta que un padre receloso habían separado a su hija Carmen de su enamorado. A tal punto le disgustaba el vínculo amoroso, que le prometió casarla con otro hombre, más rico y prestigioso, que vivía fuera de país. Antes de cumplir con ello, encerró a la hija en una de las típicas casas de la ciudad, que se caracterizan por encontrarse en alto y una muy cerca de la otra, divididas únicamente por un pequeño callejón.

Para fortuna de los enamorados, la ventana de la habitación de Carmen colindaba con la de una casa en venta, que fue rápidamente adquirida por el enamorado, como única solución para su reencuentro. Así los enamorados pudieron estar juntos nuevamente.

Pero, poco después, fueron descubiertos por el padre, quien presa de la furia, clavó una navaja en el pecho de su hija. Su amado solo pudo darle un beso de despedida. Desde entonces, este callejón ha sido bautizado como el callejón de beso, y es tradición para las parejas que lo atraviesan besarse ahí mismo.

4. El colibrí maya

Dicen cuando los dioses mayas crearon la tierra, a cada animal le asignaron una tarea determinada. Pero, al terminar, se percataron de que no había quien transportara las ideas, los pensamientos y los deseos entre unos y otros.

Encima se habían terminado el barro y el maíz, que son los materiales con los que habían originado el resto de las cosas. Sólo les quedaba una pequeña piedra de jade, por lo que decidieron tallarla y crear una pequeña flecha. Cuando finalizaron soplaron sobre ella y salió volando. Habían creado así un nuevo ser, al que llamaron x’ts’unu’um, que significa colibrí.

Leyenda mexicana del colibrí

5. La Mulata de Córdoba

La Mulata de Córdoba fue una mujer condenada a la hoguera por el Santo Oficio, cerca de la costa al este de México. Se le atribuía el poder de la eterna juventud y ser la abogada de los casos imposibles, como los de obreros desempleados y mujeres solteras. Se encontraba siempre rodeada de hombres que con facilidad se enamoraban de ella y perdían el camino de la rectitud. Ante todo lo anterior, decían que tenía pactos con el diablo y que incluso lo recibía en su propia casa.

Hasta que fue detenida por el Tribunal de la Santa Inquisición, siendo acusada de practicar la brujería y de haber llegado en un barco que no había atracado en ninguna playa. Una noche antes de cumplir su condena y mientras se encontraba en una celda, solicitó que le llevaran un trozo de carbón, con el que dibujó un barco y pudo volar fuera de las rejas. Al llegar, los guardias sólo pudieron encontrar un olor a azufre, cuya existencia se relata hasta nuestros días.

6. El callejón del muerto

Esta leyenda cuenta que en la ciudad de Oaxaca, al sur de México, un hombre cuya tarea era encender las lámparas de aceite de la ciudad, fue asesinado ahí mismo. Había concluido su labor, pero enseguida se percató de que faltaba encender una, por lo que volvió justo antes de volver a casa. Murió misteriosamente y, desde entonces, dice la leyenda que su alma se aparece después de las 9 de la noche, para recorrer el callejón de las lámparas de aceite.

Esta es una de las leyendas de México con unos orígenes más recientes, pero no por eso deja de formar parte de la cultura popular de la región.

7. El nagual

Desde la época prehispánica, varios de los dioses que han formado parte de la cultura mexicana han tenido la facultad de cambiar de la forma humana a la de algún animal. Está facultad se trasladó después a brujos, brujas y chamanes, quienes adquieren las habilidades del animal en el que se transforman y lo utilizan en favor de la comunidad.

Así pues, dice la leyenda que los nahuales se aparecen constantemente a las personas, especialmente a la media noche y tomando la forma de animales comunes.

Esta es una de las leyendas mexicanas en las que se nota la influencia del folclore prehispánico fundamentado en muchas creencias animistas según las cuales objetos y animales no humanos tienen facultades intelectuales propias de nuestra especie.

8. El callejón del diablo

Ubicado en la Ciudad de México, cuentan que en este callejón se aparece el mismísimo diablo. Un hombre escéptico decidió comprobar tal historia, con lo que se animó una noche a caminar por ahí. Se trataba de un lugar sombrío donde se encontraban algunos árboles.

Cuando no llevaba ni la mitad del camino se detuvo, ya que creyó haber visto una sombra detrás de un árbol. Enseguida continuó andando, y cuentan que la sombra se le acercó, tomando la forma de un hombre que reía intensamente. El hombre antes escéptico salió corriendo, pero comenzó a sentir que el suelo se hundía y le atrapaba con fuerza para impedir su huída.

No obstante, logró escapar y transmitir su encuentro con el diablo a quienes se encontró por el camino. En otras versiones se cuenta que la aparición fue hacia un hombre borracho y que, para evitarla, es necesario depositar diariamente joyas y ofrendas bajo el árbol donde se aparece.

9. La isla de las muñecas

En Xochimilco, una de las delegaciones de la Ciudad de México donde se encuentra un gran lago con numerosas trajineras, se cuenta que un hombre llamado Julián Santana recolectaba muñecas abandonadas.

El hombre vivía en una de estas trajineras, y la razón por la que juntaba las figuras era para ahuyentar a los espíritus de lago. Específicamente, Don Julián ofrecía estas muñecas en símbolo de paz para ahuyentar el espíritu de una niña que murió ahogada ahí mismo.

Actualmente existe una pequeña isla con las muñecas recolectadas por Don Julián en los canales de Xochimilco, y dicen que el alma de este hombre vuelve constantemente para cuidarlas. De sta manera, esta leyenda mexicana ha dado paso a una leyenda urbana cuya realidad transcurre en el tiempo presente.

10. La princesa Donají

Esta leyenda cuenta que Cosijopi, el último gobernador del Istmo de Tehuantepec, en la zona sur de México, tuvo una hija a la que llamó Donají. Durante una guerra entre los mixtecos y los zapotecos, Donají fue capturada como rehén y posteriormente decapitada. A pesar de que su cuerpo fue sepultado, nunca se dio a conocer el lugar donde yacía su cabeza.

Tiempo después, un pastor que pasaba por la sierra oaxaqueña arrancó una azucena (flor silvestre también llamada lirio). Al hacer esto, encontró bajo la tierra lo que parecía ser una cabeza humana, y al rescatarla, la llevó a reunirse junto con su cuerpo en el templo de Cuilapam. Fue entonces cuando el alma de la princesa Donají pudo finalmente descansar en paz.

Este es otro de los muchos ejemplos que muestran hasta qué punto la muerte tiene un rol relevante en las leyendas mexicanas, y casi siempre va de la mano de elementos narrativos relacionados con el drama.

11. El árbol del vampiro de Guadalajara

Hace muchos años, un extranjero proveniente de Europa llegó a un poblado de la zona de Guadalajara, México. Era una persona extraña y reservada, pero su falta de interés en socializar con la gente de la región no era lo más inquietante.

De hecho, desde la llegada de este hombre misterioso, empezaron a aparecer primero cadáveres de animales, y luego cuerpos sin vida de niños, todos ellos desangrados.

Una noche, las gentes del poblado decidieron buscar al extranjero para enfrentarlo, asumiendo que él era el autor de los hechos. Esa noche lo encontraron intentando morder a un lugareño, así que le clavaron una estaca de madera y luego sepultaron su cuerpo bajo una pila de ladrillos.

Años después un árbol creció de entre los ladrillos a partir de la estaca de madera, y se dice que al cortar sus ramas aparecen dentro del corte regueros de sangre, de las víctimas del vampiro de Guadalajara.

12. La leyenda de Tepoztécatl

Tepoztécatl es un personaje de leyenda de la región mexicana de Morelos. Se dice que fue el hijo de una princesa embarazada a través de la magia a través de un pequeño pájaro que se posó en su hombro. Como no estaba casada, los padres de la princesa se enfadaron con ella, y la joven se vio forzada a separarse del bebé una vez se produjo el nacimiento.

Y así empezó el periplo de Tepoztécatl, cuando su madre lo abandonó en el bosque y fue recogido por una colonia de hormigas. Estos pequeños insectos lo alimentaron cooperando con unas abejas, que cedieron parte de su miel para que las hormigas se la llevaran al pequeño.

Meses más tarde, las hormigas dejaron al pequeño Tepoztécatl al lado de un agave, y este lo acogió entre sus hojas y lo alimentó con su sabia. Pasó un tiempo, y el agave dejó a Tepoztécatl sobre unos maderos y lo puso en el río, lugar en el que el niño viajó hasta que una pareja de ancianos de Tepoztlán lo hallaron y lo adoptaron en su familia.

Años más tarde, cuando Tepoztécatl ya era un joven fuerte e inteligente, un monstruo con forma de serpiente gigante llamado Mazacóatl apareció para atemorizar a los pobladores de la región, y el anciano que había adoptado al joven fue elegido para luchar con ella. Como se sentía viejo y débil, su ahijado Mazacóatl lo reemplazó, y mató a la serpiente usando un filo hecho con cristal de obsidiana.

13. Las pastoras de piedra

Esta leyenda mexicana proviene de Teloloapan. Nos cuenta que hace muchos años, dos pastoras se unieron a un grupo de peregrinos que, a partir de haber realizado promesas al Señor de Chalma, se desplazaban a su hermita caminando durante varios días, para rendirle tributo.

Pero llegado cierto punto del trayecto, las pastoras comunicaron al resto que estaban agotadas, y que se arrepentían de haber prometido ir a Chalma, de modo que esperarían allí a que el colectivo de peregrinos regresase en su camino de vuelta. Sin embargo, al empezar a caminar de nuevo, estos últimos echaron la vista atrás y en vez de divisar a las pastoras, vieron dos rocas con forma de mujer.

14. La gruta de Xalapa

En la loma de Macuiltépetl, perteneciente a la ciudad de Xalapa, hay una cueva en la que se dice que una vez al año aparecen montañas de tesoros y de riquezas, visibles solo para gente en extrema necesidad. Un día, una madre que se había gastado todo su dinero en intentar curar a su bebé sin conseguir ningún resultado positivo, vio un reflejo dorado dentro de la cueva, y al entrar en ella, divisó grandes montañas de oro.

Como llevaba a su bebé en brazos, lo dejó sobre un montón de monedas y empezó a llenarse los bolsillos de riquezas, usando los dos brazos para poder cargar más y dejarlo en las alforjas de su mula, que esperaba afuera. Pero al volver a la cueva a buscar más oro y llevarlo a las alforjas, vio que tanto el tesoro como el bebé habían desaparecido.

15. La leyenda del conejo en la Luna

Se trata de una de las leyendas infantiles más populares de México e involucra al dios Quetzalcoatl y a un conejo blanco. Cuenta la leyenda que Quetzalcóatl bajó a la tierra adoptando una apariencia humana para pasar desapercibido entre los hombres.

Durante su estancia quiso visitar todos los seres de la creación, así como todos los valles, ríos, montañas, bosques y árboles que poblaban la tierra. Al cabo de un tiempo, el dios empezó a sentirse cansado y hambriento, es por eso que decidió sentarse a descansar en una roca que encontró en el camino.

Al hacerse de noche, Quetzacóatl encontró un conejo bondadoso a su lado que estaba comiendo.

-¿Qué estás comiendo? Le preguntó el díos al conejo que seguía comiendo por su cuenta tranquilamente.

-Zacate - Respondió -¿Quieres un poco? Preguntó el conejo con voluntad de ayudar.

-Gracias, pero yo no como Zacate -le respondió el dios Quetzalcóatl con resignación.

-Y qué comerás entonces?- Preguntó el Conejo.

-Nada, seguramente moriré de hambre y sed -contestó Quetzacóatl.

Ante esa respuesta el conejo se sintió muy mal y en un acto de generosidad exclamó:

-Tan solo soy un simple conejo pero puedo servirte de alimento, cómeme y así no te morirás de hambre.

Al contemplar ese acto tan noble, el dios Quetzacóatl cogió en brazos al conejo y lo elevó bien alto hasta la Luna, donde su cara quedó estampada en uno de los lados del satélite.

Acto seguido bajó al conejo de nuevo hasta la tierra para que pudiera contemplar su cara en la Luna, como recuerdo de aquel acto de generosidad que tuvo hacia el dios Quetzalcóatl.

16. La leyenda del Sol y la Luna

Cuenta la leyenda que en el inicio de los tiempos la tierra estaba oscura, en tinieblas, con una noche perpetua y sin un rayo de luz que iluminara el cielo. Al contemplar esto, los dioses que vivían en el cielo decidieron reunirse para crear el Sol y solucionar el problema.

La reunión divina se organizó en la ciudad de Teotihuacán, una de las más importantes del reino de los dioses, donde estos decidieron hacer una gran hoguera que pudiera ser vista desde todos los confines del universo.

Durante la reunión decidieron que uno de ellos debía convertirse en Sol y que cualquiera que quisiera presentarse como voluntario debería saltar dentro de la gran hoguera y después salir de ella convertido en Sol.

Solo dos voluntarios se presentaron como candidatos para convertirse en Sol. El primero fue Tecciztecatl, un dios que vestía ropa ostentosa, era fuerte, hermoso y rico, pero a la hora de saltar se acobardó y salió corriendo despavorido.

El segundo voluntario fue Nanahuatzin, un dios pobre pero valiente y con buenos sentimientos, quien saltó a la hoguera y salió victorioso convertido en Sol, ante la mirada atenta de todos los dioses del cielo.

Al ver convertido en nuevo sol a Nanahuarzin, Tecciztecatl sintió una gran vergüenza y se lanzó a la hora para salir convertido él también en Sol. Tras ese acontecimiento, los dioses coincidieron en que no podría haber dos soles y que había que hacer algo al respecto.

Así pues, los dioses decidieron apagar a Nanahuarzin golpeándolo con un conejo que habían tomado entre las patas, de esta forma, el brillo del segundo Sol desapareció hasta convertirse en la Luna.

Gracias a ese episodio, hoy en todo el mundo podemos disfrutar del Sol durante el día y de la Luna durante la noche.

17. La Leyenda de Don Juan Manuel

Cuenta la leyenda que Don Juan Manuel era un caballero español que estaba casado con una hermosa mujer llamada Marina. Este caballero inspiraba miedo y respeto en muchos enemigos que se había ganado a lo largo de los años por su inteligencia y por la belleza de su esposa.

Con el paso de los años en los que Don Juan Manuel estuvo casado sentía cada vez más celos de los demás hombres de la ciudad, quienes admiraban profundamente la belleza de su mujer. Un buen día el matrimonio decidió tener hijos pero descubrieron que el caballero español no podría procrear.

Apesadumbrado e invadido por un terrible dolor, Don Juan Manuel se retiró durante un tiempo al Convento de San Francisco para encontrar un consuelo para su pena. Fue en ese momento que decidió traer a México a su sobrino, quien vivía en España, para que se hiciera cargo de sus negocios.

En ese mismo período, sus enemigos idearon un plan para acabar con él, que consistió en difundir el rumor que Marina había engañado a Don Juan Manuel con otro hombre. Al enterarse de la noticia, Juan Manuel invocó al Diablo, ciego de ira, ofreciéndole su alma a cambio de la identidad del hombre que había yacido con su mujer.

El diablo le dijo el nombre y le obligó a salir a matarlo a las 11 de la noche, pero después de hacerlo volvió a parecérsele y le confesó que ese no era realmente el hombre que había estado con su mujer. Acto seguido, el diablo le ordenó que siguiera matando hasta que él se apareciera junto al cadáver del culpable.

Al cabo de unos días, Don Juan Manuel recibió una visita en su mansión por la mañana, que le informó de que su sobrino había sido apuñalado la noche anterior a las 11 en punto. Al darse cuenta de lo que había hecho y totalmente destrozado, regresó al convento para hablar con un monje.

El monje le pidió que rezara en la horca durante 3 noches seguidas para exculpar sus pecados. Sin embargo, al tercer día encontraron al mismo Don Juan Manuel colgado en la horca.

18. La Dama Enlutada

Esta escalofriante leyenda urbana mexicana de principios del siglo XIX es muy conocida en la ciudad de Guadalajara, capital del estado de Jalisco, y fue popularizada por los serenos de la ciudad que vigilaban sus calles por la noche y se encontraban apariciones fantasmales.

Cuenta la leyenda que al llegar la medianoche en Guadalajara algunas personas vieron cómo salía de la Catedral un espectro femenino, rumbo al norte de la ciudad, sin pies y flotando de manera decidida por sus calles y avenidas.

Esta aparición con forma de mujer vestía totalmente de negro y jamás mediaba palabra, en su camino hacia el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, donde atravesaba una de las calles y después desaparecía.

Todas las noches que la enlutada se aparecía causaba la muerte de varias víctimas, todas ellas vecinos y vecinas de la ciudad. Además de eso, aquellos que decidían perseguirla también acababan siendo víctima y escuchando su escalofriante grito.

Se trata de una de las leyendas mexicanas más terroríficas y populares de todas las que se cuentan en este país, y dicho relato comparte algunas similitudes con leyendas parecidas en otras ciudades y países latinoamericanos.

  • Erbiti, A. (2004): Mitos y leyendas de México. Buenos Aires: Círculo Latino Austral.
  • Fernández del Castillo, Francisco (1991): Tacubaya. Historia, leyendas y personajes. México D. F.: Porrúa.

Psicóloga | Redactora especializada en Psicología Social

Licenciada en Psicología por la Universidad de las Américas Puebla (México). Máster en Investigación e Intervención Psicosocial por la Universitat Autònoma de Barcelona, con experiencia profesional en inclusión social y educativa así como docencia en psicopedagogía. Cuenta con estudios en política pública y derechos humanos y actualmente es doctoranda en Psicología Social en la Universitat Autònoma de Barcelona, donde trabaja temas relacionados con metodologías cualitativas, salud pública, salud mental, diversidad funcional y perspectiva de género.

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