Una de las máximas preocupaciones actuales en ámbito del deporte está relacionada con la motivación de los deportistas jóvenes para permitir que expriman su potencial.
Muchos son los profesionales (entrenadores, ayudantes, directivos, médicos, psicopedagogos, psicólogos, etc.) que, desde diferentes perspectivas, intentan encontrar las directrices elementales que permiten garantizar una motivación suficiente, con la cual alcanzar la máxima gratificación posible en el deporte. El problema está en que no existe un consenso entre ellos.
Sin embargo, siempre se puede pensar al revés, es decir, tener en cuenta lo que no se debería hacer si se quiere conservar la motivación de un deportista.
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Para motivar a los jóvenes deportistas hay que evitar...
A continuación se proponen 14 aspectos que conviene evitar en el mundo del deporte, sobre todo con deportistas jóvenes. Las recomendaciones son, principalmente, para entrenadores.
1. No tolerar los altibajos en el rendimiento
En el mundo del deporte, como en otros ámbitos de la vida, los deportistas pueden tener días mejores y otros peores. Lo importante es que sientan apoyo por parte de sus entrenadores y que éstos respeten y comprendan los cambios. Para ello siempre es importante prestar atención al comportamiento habitual del deportista y seleccionar las herramientas adecuadas para hacerles frente.
2. Considerar “resultado = ser”
Muchos deportistas sienten que el entorno los valora como persona según sus resultados deportivos. En estos casos, piensan que si se ha obtenido un buen resultado se “es mejor” y si se ha obtenido un mal resultado se “es peor”. La cuestión es hacer ver que uno mismo es independiente a los resultados que obtiene ya que éstos pueden estar influenciados por múltiples variables que no sólo se relacionan con uno mismo. Para ello habría que evitar comentarios como “Has perdido, eres inútil”.
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3. Limitar la participación en la toma de decisiones
El deportista debería tener la oportunidad de decidir acerca de, por ejemplo, sus objetivos o las condiciones de entrenamiento. El hecho de sentir que se tiene en cuenta la opinión personal proporciona una sensación positiva que puede aumentar la motivación y la responsabilidad conforme el deporte. Hay que procurar consultar, cuando sea adecuado, el punto de vista del deportista e intentar llegar a un consenso con él.
4. Establecer objetivos de resultado poco realistas
Es importante que los objetivos sean realistas. De hecho, es una de las bases para realizar un buen objetivo. Para mantener o aumentar la motivación es primordial que los objetivos se vean como alcanzables y que el propio deportista crea que los puede conseguir. Si de primeras se plantea un objetivo demasiado ambicioso y con el cual el deportista siente que no va a prosperar, es difícil que la motivación no decaiga.
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5. Potenciar el feedback negativo
Conviene tener en cuenta que el deportista valora mucho los comentarios positivos y alentadores. Por esta razón, centrarse en los aspectos negativos sólo puede generar que el estado de ánimo decrezca. Es lógico pensar que hay que corregir aquello que se ha realizado de forma errónea pero es importante reconocer los logros y animar en cualquier situación.
6. Fomentar un patrón de insatisfacción crónica
Todas las personas que forman parte del entorno del deportista deben tener en cuenta la situación del mismo para evitar continuar con un patrón de insatisfacción, en el caso de que éste exista. Por ello es importante ayudar al deportista a ver las partes positivas de su condición y, en ningún caso, apoyar la visión negativa.
7. Eludir el principio del Fair Play
El principio de Fair Play es el llamado “juego limpio”, es decir, la competición basada en el respeto por los demás y en ser consciente de que no todo vale en el deporte para conseguir el objetivo.
En este sentido, si un deportista siente que sus entrenadores y otros referentes le animan a eludir el “juego limpio” para obtener un mejor resultado, la motivación tiende a bajar, por el hecho de considerar que se le está alentando para que se comporte en contra de uno de los principios fundamentales del deporte.
8. Realizar entrenamientos rutinarios
La monotonía supone un desgaste en los deportistas. La falta de nuevas metas y la sensación de no progreso hace que la motivación por realizar el deporte decaiga. Es importante promover mejoras y reorientar cada cierto tiempo la carrera del deportista.
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9. Reconocer solo los resultados, “éxito = ganar”
En la evolución del deportista hay que realizar un refuerzo positivo en todo el proceso. Es un error identificar el éxito sólo con la victoria en una competición ya que un deportista puede alcanzar el éxito en base a la consecución de otros objetivos y metas. Por eso es importante tener en cuenta que el éxito se obtiene también en los pequeños progresos y concienciar de que no siempre depende de uno mismo y sus capacidades.
10. Anteponer la competición a la competencia personal
En el deporte, lo más importante es el deportista y su progresión. Por eso, se debe focalizar la atención en él y en su desarrollo personal. No se puede luchar únicamente para conseguir un resultado concreto a corto plazo, sino que se debe buscar el cambio del deportista a largo plazo.
11. Potenciar falsas atribuciones causales
Hay que ayudar al deportista a ser consciente en todo momento de las causas de sus resultados deportivos. En este sentido, no podemos hacer creer al deportista que sus éxitos y/o fracasos dependen siempre y exclusivamente de él mismo o, en el caso opuesto, del entorno.
Lo importante es encontrar un equilibrio y hacerle ver que, en la consecución de una meta, tan importantes son sus habilidades como los factores externos que pueden influenciarlas. Pero siempre ser realista y objetivo en todo momento.
12. Fomentar que cualquier reto es superable
No se puede hacer creer al deportista que todos los retos son superables. Hay que ayudarlo a que sea consciente, en todo momento, de sus capacidades pero también de sus limitaciones. Sobre todo son las limitaciones las que condicionaran la posible consecución de una meta. Por eso, es importante ser claros cuando creemos que, por más esfuerzo que se realice, el objetivo no se va a alcanzar.
13. Fomentar las diferencias dentro del equipo
Los equipos deportivos son grupos de personas que se unen en un deporte para conseguir un objetivo común. Eso hace que exista una cohesión y una identificación grupal. Para mantener estas características que, sin duda, generan sensaciones positivas, es relevante intentar potenciar las similitudes de los miembros del equipo y no focalizar la atención en las diferencias.
Si continuamente remarcamos aquello que separa al equipo es más fácil que la identificación grupal decaiga y, por consiguiente, que la motivación individual y grupal decrezca.
14. Exigir la exclusividad de la práctica deportiva
Los deportistas no dejan de ser personas con una vida personal y académica paralela a la deportiva. Por eso, y sobre todo en deportistas jóvenes que aún no han escogido dedicarse de forma profesional al deporte, es importante no exigir una completa implicación ya que puede ejercer una presión excesiva y, por consiguiente, generar un desgaste. Todo ello acaba traduciéndose en una disminución de la motivación por no encontrar satisfacción en la práctica deportiva.
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