El alcohol y el cannabis son dos de las sustancias psicoactivas más consumidas en el mundo, si se excluyen algunas menos intoxicantes como la cafeína y la teína. Puesto que los efectos iniciales de estas dos drogas se asocian a la relajación física y psicológica, es habitual que muchas personas las tomen de forma simultánea para facilitar una sinergia.
En este artículo veremos cómo afecta al cerebro la combinación de alcohol y marihuana, así como los potenciales riesgos de esta práctica. Para ello es necesario que nos detengamos en primer lugar a analizar los efectos de cada una de estas sustancias por separado.
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¿Cómo afecta el alcohol al cerebro?
El alcohol ejerce efectos depresores sobre el sistema nervioso central; a grandes rasgos esto significa que inhibe su actividad. No obstante, si la dosis que se consume es baja el alcohol provoca una reducción en la inhibición conductual (que muchas personas asocian con un aumento de la sociabilidad) y sensaciones de relajación y liberación emocional.
Cuando la dosis es elevada aparecen signos como déficits en la memoria de trabajo y otras funciones ejecutivas, problemas de coordinación motora -incluyendo la del lenguaje expresivo-, visión borrosa y alteraciones emocionales, por ejemplo disminución del control sobre la ira. Una intoxicación fuerte puede provocar un coma etílico e incluso la muerte.
Se han descrito 5 fases de la intoxicación por alcohol en función de la concentración sanguínea de este compuesto: la fase de euforia (caracterizada por la impulsividad), la de intoxicación (que provoca descoordinación), la de confusión (en que aparecen somnolencia y disartria), la de estupor y coma y, finalmente, la fase bulbar o de muerte por parada cardiorrespiratoria.
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Efectos del consumo de cannabis
En general la marihuana produce efectos relajantes en el organismo. No obstante, las reacciones derivadas del consumo de esta droga pueden variar en función de distintas variables, entre las que destacan la dosis empleada, las características del organismo de la persona y la variedad que se utilice. La indica tiende a ser más interfiriente que la sativa.
El principal componente activo del cannabis son los cannabinoides, compuestos que se encuentran en algunas plantas y que activan unos receptores específicos en el organismo humano: los receptores cannabinoides. El más importante es el tetrahidrocannabinol o THC, que explica los efectos de relajación, distorsión perceptiva, fatiga y aumento del apetito.
Al unirse a los receptores cannabinoides, el THC altera los niveles de dopamina y de noradrenalina del organismo; esto provoca una sensación de bienestar, favorece la introspección y aumenta la conciencia sensorial, si bien también afecta de forma negativa al rendimiento cognitivo y puede causar ansiedad aguda, incluso crisis de angustia.
La combinación entre alcohol y marihuana
Dado que tanto la intoxicación de marihuana como la de alcohol disminuyen el rendimiento cognitivo y conductual (incluyendo de forma destacada la alteración de la memoria operativa), no resulta sorprendente que al tomar ambas sustancias estos efectos sean mayores que si sólo se utiliza una.
En particular investigaciones como la del equipo de Hartman (2015) sugieren que, al combinar estas dos drogas, el alcohol potencia los efectos de la marihuana puesto que aumenta la concentración de THC en sangre, y éste es el principal componente psicoactivo del cannabis.
Por contra, según un estudio del grupo de Lukas (2015), consumir marihuana altera la motilidad gastrointestinal; esto hace que el alcohol sea absorbido en mayor medida por el organismo, provocando una disminución de los efectos del alcohol.
Es importante tener en cuenta que las personas que se encuentran en una situación de dependencia física y/o psicológica de una de estas sustancias corren un elevado riesgo de desarrollar una politoxicomanía si empiezan a combinarla con la otra, dado que ejercen efectos sinérgicos y pueden actuar como sustitutivos mutuos.
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Efectos fisiológicos y psicológicos de esta mezcla
Consumir en primer lugar alcohol y después marihuana aumenta la concentración de THC porque el alcohol facilita su absorción en el tracto digestivo. Aunque hay personas que practican esta combinación de forma recreativa, puede causar reacciones físicas y cognitivas desagradables, especialmente si la cantidad de alcohol es excesiva.
En concreto, muchas personas refieren signos como palidez, sensaciones de mareo y debilidad, náuseas y vómitos. Además la mezcla de estas dos sustancias aumenta la probabilidad de que aparezcan síntomas psicológicos, principalmente ansiedad (que en ocasiones incluso deriva en crisis de angustia) y pensamientos paranoides.
El consumo combinado de alcohol y cannabis es una de las causas más habituales de accidentes de tráfico en todo el mundo. Esto se debe a que mezclar ambas sustancias empeora sensiblemente la capacidad para concentrarse y para reaccionar con rapidez, dos habilidades muy relevantes en la conducción de vehículos.