Muchas veces se pone énfasis en la idea de que dejar atrás un trastorno adictivo es una especie de lucha personal realizada en solitario, una misión que cada persona debe afrontar por su cuenta, ya que al ser una mera cuestión de “fuerza de voluntad”, las principales batallas son libradas dentro de la mente de uno mismo.
Sin embargo, esta creencia no puede ser más errónea. En primer lugar, porque la existencia de las adicciones niega la importancia de un concepto como la fuerza de voluntad, porque si algo caracteriza a esta clase de patologías es su capacidad para hacer que las personas pierdan el control de sus actos. Y en segundo lugar, porque las adicciones no se superan simplemente a través de la introspección, sino que la dimensión social del problema (es decir, nuestra manera de relacionarnos con los demás) cobra también mucha importancia.
Así pues, en este artículo veremos qué papel juega el entrenamiento en habilidades sociales a la hora de superar las adicciones.
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¿Por qué las relaciones personales son tan importantes para superar un trastorno adictivo?
En toda adicción, ya sea basada en la dependencia hacia una droga o hacia un comportamiento adictivo, hay un elemento comportamental aprendido. Es decir, un elemento que va más allá de la pura adicción química (los mecanismos de adicción que tienen lugar en el cerebro cuando el sistema nervioso es expuesto varias veces a algunas sustancias que interactúan con las neuronas), y que tiene que ver con los hábitos interiorizados por la persona, su manera de buscar amigos y de conservar amistades, estrategias para lidiar con la abstinencia, etc.
En este sentido, algunos de los aspectos que pueden llevar a una persona a progresar o a no hacerlo en sus intentos de superar una adicción tienen que ver con la manera en la que interactúa con quienes están a su alrededor en el día a día. Y es que ni el consumo de drogas, ni los referentes a la hora de saber qué hacer ante la ansiedad o “el mono”, ni la exposición a lugares que predisponen a recaer son experiencias que ocurran de manera aislada e individual. En todos ellos hay margen de maniobra para mejorar o para exponerse a riesgos innecesarios de volver a caer en la adicción.
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¿En qué consiste el entrenamiento en habilidades sociales en el tratamiento de la adicción?
Con lo que hemos visto hasta ahora, ya empieza a intuirse qué papel pueden jugar las habilidades sociales en el reto de superar una adicción. Cuando mejor sea nuestra capacidad para desenvolvernos en contextos en los que debemos relacionarnos con los demás, más recursos tendremos para evitar obstáculos en cualquier proceso de terapia, especialmente en el de las adicciones, dado que la influencia externa juega un papel importante en el mantenimiento o reforzamiento de esta clase de trastornos.
Por suerte, las habilidades sociales pueden ser entrenadas y mejoradas a través de la experiencia, lo cual resulta mucho más fácil y eficaz si disponemos de apoyo profesional en psicoterapia.
Veamos con un poco más de detalle de qué maneras el entrenamiento en habilidades sociales ayuda a superar una adicción.
1. Permite desarrollar asertividad ante los ofrecimientos indeseados
Saber decir que no en momentos clave resulta indispensable para desprenderse de una adicción. Desarrollar asertividad ayuda mucho en este sentido, porque consiste en hacerse respetar pero sin buscar la confrontación.
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2. Ayuda a gestionar los conflictos y sus implicaciones en el consumo
La adicción predispone a las personas a entrar en un estado de irritabilidad en el que es muy fácil enfadarse ante cualquier contrariedad. Por otro lado, el consumo de drogas para aliviar el enfado es una manera en la que “suelen caer” quienes han desarrollado una adicción.
Las habilidades sociales ayudan a canalizar la ira de maneras que no suponen entrar en dinámicas conflictivas al interactuar con los demás, lo cual también minimiza el riesgo de recaídas.
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3. Permite consolidar nuevas amistades lejos de los elementos de adicción
Tener la capacidad de establecer nuevas amistades lejos de los círculos sociales que frecuentaba la persona adicta (en los que el consumo de drogas o la realización de actividades potencialmente adictivas estaba normalizada) ayuda a escapar de ese círculo vicioso de recaer en parte por la presión social y por la constante exposición a la tentación.
4. Ayuda a desarrollar nuevas maneras de gestión del malestar
Las habilidades sociales pueden dar lugar a nuevas maneras de sobrellevar el malestar, tanto el generado por la abstinencia como el generado por el resto de aspectos emocionalmente dolorosos de la vida. Compartir con los demás nuestras ideas, preocupaciones y sentimientos constituye un recurso que permite aliviar el malestar a través de lo que se conoce como etiquetado emocional: plasmar en palabras lo que sentimos.
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Llaurant La Llum Residencial
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Centro de Tratamiento de Adicciones
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