Miguel Ángel Rizaldos Lamoca lleva casi tres décadas trabajando en el ámbito de la psicoterapia y ayudando a padres y madres a mejorar la calidad de vida de sus hijos pequeños. Pero este psicólogo clínico residente en Aranjuez no se limita a atender a familias; además, trabaja como divulgador explicando de manera clara y sencilla lo que nos dice la ciencia del comportamiento humano.
Recientemente, además, Miguel Ángel Rizaldos ha publicado su libro Guía para papás y mamás en apuros, una obra con la que busca informar a padres, madres y educadores acerca de todas las claves sobre el bienestar psicológico de los pequeños, sus necesidades en cuanto a aprendizaje, y el modo en el que es posible criar a los hijos de manera eficaz y sin que la propia salud se desgaste.
Guía para papás y mamás en apuros, de Miguel Ángel Rizaldos: las claves para criar y educar
Conversamos con Miguel Ángel Rizaldos para que nos explique las ideas principales que están detrás de la creación de este interesante libro.
¿Cómo surgió la idea de escribir Guía para papás y mamás en apuros?
Desde 2011 llevo escribiendo en mi propio blog. En él hay artículos sobre pautas de educación para los hijos, y estos artículos siempre me han servido como refuerzo de lo que trabajo en consulta con padres e hijos.
De este modo he querido continuar con esta labor, y el libro pretende ser una hoja de ruta para encontrar los mejores caminos de educación de nuestros pequeños tanto para padres, madres y educadores. Todo desde un lenguaje sencillo, fácil y práctico. Se conjugan en el libro mis 28 años de experiencia como psicólogo y los 16 como padre.
Abordo todos los aspectos que pueden preocupar a los padres y los que son de más actualidad. Así, los temas que trato son tan importantes y básicos como el apego, la responsabilidad, la necesidad de poner límites, la comunicación entre padres e hijos, el miedo, la regulación de las emociones, las habilidades sociales y la asertividad, el acoso escolar, la rabietas, la autoestima infantil, cómo manejar el estrés y la ansiedad, la adolescencia, el divorcio, el TDAH, y las tareas escolares, el manejo de las nuevas tecnologías como la tablet, el smartphone, el uso Internet y la redes sociales.
En la parte final del libro dejo unos capítulos para centrarme en el autocuidado de los padres y madres, y doy aquellas herramientas básicas que tienen que tener y llevar a la práctica para sentirse bien y cuidarse. En definitiva, les transmitimos aquello que hacemos, no lo que decimos que hay que hacer. Si no te cuidas como padre, madre o educador, no cuidarás bien.
En varias partes del libro haces referencia a importancia de reforzar la autoestima infantil. ¿En qué errores comunes crees que suelen caer los padres y madres a la hora de intentar que los pequeños tengan una imagen positiva de sí mismos?
Creo que el problema fundamental en la actualidad es que los padres y madres sobreprotegemos en exceso a nuestros hijos. Esto hace que no generemos confianza en ellos, ya que nosotros no mostramos confianza en que sean capaces de responsabilizarse. Esto hace que los menores tengan una autoestima baja, ya que no confían en sí mismos porque sus padres no han confiado en ellos.
Acorde con esto creo que el tener una imagen positiva de sí mismos depende de que sean capaces de enfrentar situaciones y no sean los padres quienes las solventen. El tener la disposición de enfrentar las dificultades por uno mismo, incrementará el autoconcepto, y ello hace que aumente la seguridad.
También hablas de lo problemática que resulta la vieja costumbre de poner tareas obligatorias como deberes durante el periodo de vacaciones escolares, de manera sistemática. ¿Tienes la sensación de que se da por supuesto que hacer que los niños se esfuercen por aprender algo es siempre positivo?
Desde la psicología sabemos que el aprendizaje es fundamentalmente experiencial, no informativo. Esto quiere decir que aprender no es solo recibir información, es fundamentalmente experimentar aquello que aprendes.
En muchas ocasiones se necesita de voluntad y esfuerzo para poder aprender. Pero por otra parte sabemos que tanto niños como adultos aprendemos de una manera mucho más fácil y rápida cuando emocionalmente nos sentimos bien, cuando nos divertimos. Así, existe la técnica de aprendizaje llamada “gamificación”, que es aprender mediante el juego; con dicha técnica se consiguen mejores resultados.
Uno de los aspectos de los que se habla en el libro es la importancia de trabajar las habilidades sociales de los niños, y por eso das consejos para educar a los más pequeños en esta clase de competencias. ¿Crees que buena parte de los conflictos entre padres e hijos aparecen por fallos en la comunicación derivados de la desatención a este tipo de educación?
Considero que las habilidades sociales son requisitos básicos para poder mejor relacionarnos con los demás. Son tan importantes para nuestro bienestar que deberían ser implementadas desde nuestra más tierna infancia.
Desafortunadamente no existe la cultura ni el conocimiento de lo que son dichas competencias básicas de relación y comunicación con los demás. Esta carencia hace que las personas tengan muchos problemas en las interrelaciones con los otros, y por consiguiente también entre padres e hijos.
Sabemos desde la psicología que la incompetencia social hace que las personas se distancien del bienestar. Los padres, madres y educadores somos modelos de conducta y transmitimos aquello que hacemos. Por ello, si somos habilidosos a nivel social, transmitiremos estas competencias a nuestros menores.
A veces se habla de lo propensos a las pataletas que son los niños, pero también es cierto que en otras ocasiones pueden llegar a tener problemas para expresar lo que piensan y sienten. Por eso, en uno de los capítulos del libro hablas sobre cómo enseñar a los hijos e hijas a que adopten un estilo de comunicación asertivo. A la hora de criar hijos que están en la etapa de la infancia, ¿cómo se puede ayudar a los pequeños a que logren un equilibrio sin caer en la actitud puramente caprichosa ni en la represión de todo lo que experimentan?
Como es obvio, no existe una fórmula exacta o mágica para conseguir lo que uno quiere frente a los demás. La asertividad que mencionas es una habilidad social compleja, pero su uso nos garantiza un mayor equilibrio entre conseguir lo que queremos y respetar los derechos de los demás.
Básicamente, y para que nos entendamos, el comportamiento asertivo se compone de tres elementos; empatizar con el otro, hacer que el otro empatice con nosotros y, por último, llegar a una alternativa consensuada de solución, donde todos ganan y todos pierden.
En el libro dedicas los capítulos del final a dar consejos para que los padres y las madres cuiden su bienestar psicológico. ¿Crees que hoy en día se tiende a pensar que los papás y mamás deben aceptar todo el esfuerzo que conlleva la crianza de los hijos sin invertir tiempo en velar por su propia salud?
Sí, así es. Es muy frecuente en mi consulta encontrar a padres y madres que se olvidan de sus necesidades e intereses para atender única y exclusivamente a sus hijos. Esto no resulta beneficioso para la educación de sus hijos porque, como ya dije antes, las personas que no se cuidan no pueden cuidar bien.
Por otra parte, también reitero que transmitimos aquello que hacemos, si nosotros como padre o madre no nos cuidamos, nuestros hijos el día de mañana no se cuidarán. Por tanto, recomiendo a padres y madres que se cuiden como cuidan a quien más quieren.
Ser padre o madre no debería suponer dejar de tener necesidades o intereses. El velar por cubrir tus necesidades e intereses como padre o madre no hay que considerarlo egoísmo, hay que considerarlo saludable, para ti y tus hijos.
A veces, la tarea de crianza y educación que realizan los padres y madres requiere de apoyo más allá del ámbito escolar. ¿Cuáles son las señales de que iría bien llevar al psicólogo a un hijo o una hija de corta edad?
Yo siempre insisto tanto para adultos como para niños y jóvenes que para ir al psicólogo no hace falta estar mal sino querer estar mejor. Los psicólogos no solo trabajamos con personas con problemas de psicopatología, también intervenimos cuando no teniendo una patología psicológica necesitan las estrategias y herramientas que desde la psicología sabemos que generan bienestar y que hacen que enfrentemos el malestar mejor.
En los niños no es frecuente que expresen su malestar. Ellos sienten que se encuentran mal y no saben lo que les ocurre, y por ello los padres deben ser capaces de identificar las señales que indican que algo no va bien.
Habitualmente estas “pistas” son alteraciones en su comportamiento cotidiano. Si vemos que nuestro hijo lo pasa mal, que sufre, que no es feliz y no disfruta en su día a día, incluso llegando a no querer salir de casa ni estar con otras personas, lo ideal es pedir ayuda pronto. Así será más fácil comenzar a dotarle de herramientas para mejor afrontar su malestar.
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