Muchas veces tendemos a asumir que, en las relaciones amorosas, el cálculo racional y objetivo de los costes y beneficios tiene un papel muy importante. Que, si bien es cierto que el amor no tiene sentido sin las emociones, existe siempre la capacidad de tomar el control de la situación y de actuar según lo que sea más sano para nosotros.
Ciertamente, en muchos casos esto es algo que por lo general se cumple, pero es muy importante tener en cuenta que esto no siempre es así. Muchas personas se involucran totalmente en relaciones amorosas disfuncionales de las que no pueden salir y cuyas desventajas y evidentes aspectos negativos no son capaces de percibir. De hecho, la propensión a caer en este tipo de dinámicas relacionales dañinas está regulada, en gran parte, por el estilo de personalidad de cada uno.
"El Síndrome del Imán Humano: Por Qué Queremos a Quienes nos Hieren", de Ross Rosenberg, es un libro en el que se explica justamente por qué el hecho de sentir dolor por una relación amorosa no conlleva siempre un alejamiento o una ruptura, y de qué manera, a pesar de que el contexto y el entorno cultural influye, el encaje entre dos tipos concretos de personalidad puede alimentar la aparición de estos problemas.
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Entrevista a Ross Rosenberg, psicoterapeuta, escritor y conferenciante
Ross Rosenberg es conocido por miles de personas, tanto por sus vídeos publicados en YouTube (plataforma en la que cuenta con más de 75 mil suscriptores) como por su libro "El Síndrome del Imán Humano”. Esta última es una obra que ha vendido ya más de 65.0000 copias y ha sido traducida a varios idiomas, entre ellos el español.
En esta ocasión entrevistamos a este interesante autor para que nos explique más acerca del libro, las ideas que este expone sobre el amor y fenómenos psicológicos relacionados, como la soledad y la personalidad.
En el libro se habla mucho acerca del lazo que tiende a mantener unidos a narcisistas patológicos y codependientes. ¿Cómo resumirías la manera de ser de cada uno de estos dos perfiles?
La codependencia es tanto una relación como una condición individual que solo puede ser resuelta por el propio codependiente. Muchos codependientes se sienten atraídos y mantienen relaciones de largo plazo, resistentes a la ruptura, con narcisistas patológicos. La mayoría de los codependientes son personas consideradas y respetuosas de las necesidades y deseos de los demás, por encima de las suyas. Son personas patológicamente amables, responsables y sacrificadas, cuyo altruismo y buenas acciones rara vez son retribuidas.
Mientras que algunos codependientes se resignan a tener este rol aparentemente permanente, otros intentan cambiarlo, aunque sin éxito. Estas personas se enfocan en las oportunidades de evitar, cambiar y/o controlar a sus parejas narcisistas. A pesar de la desigualdad en sus relaciones y el consiguiente sufrimiento, no les dan fin. La codependencia no solo se limita a parejas románticas ya que se manifiesta, en diversos grados, en la mayoría de las otras relaciones interpersonales.
Aunque el narcisismo patológico no es un término nuevo, lo uso en este libro para representar a una persona con uno de los siguientes cuatro trastornos. Los narcisistas patológicos son personas que se ajustan a los criterios de diagnóstico de: Trastorno Narcisista de la Personalidad (TNP), Trastorno Límite de la Personalidad o Borderline (TLP), Trastorno Antisocial de la Personalidad (TAP) y/o adictos. A pesar de las muchas diferencias entre estos cuatro trastornos, todos comparten las características de personalidad, pensamiento y emociones de tipo narcisista.
En diversos grados, todos los narcisistas patológicos son egoístas, exigentes y controladores. Son personas explotadoras que raramente o de forma selectiva retribuyen algún tipo de generosidad. Los narcisistas patológicos solo son empáticos o sensibles con los demás, cuando hacerlo les da una recompensa tangible y/o cuando los hace sentir valorados, importantes y apreciados. Debido a que los narcisistas están profundamente afectados por su vergüenza personal y soledad, pero inconscientes de ello, tampoco terminan sus relaciones.
Aunque los adictos activos se incluyen como uno de los cuatro trastornos del narcisismo patológico, su narcisismo puede ser específico a la adicción. En otras palabras, cuando ellos estén sobrios y en recuperación, saldrá a la superficie su verdadero tipo de personalidad, que puede ser cualquier posibilidad.
¿De qué manera suelen comportarse los narcisistas patológicos y los codependientes en terapia?
El grado del trauma de apego es predictivo del tipo de psicopatología del adulto. El niño con profundo trauma de apego que es privado de una fuerza emocional positiva, probablemente se convierta en un adulto con uno de los trastornos patológicos de la personalidad narcisista (TNP, Borderline o TAP). La extrema vergüenza que acompaña a cualquiera de estos trastornos requiere que el niño se disocie emocionalmente, que se olvide y/o no piense en ello (trauma de apego). El recuerdo del trauma sería una ruptura de la protección psicológica que el cerebro construyó para la autopreservación. La forma en que el cerebro se defendió contra el trauma del apego va a inhibir su capacidad de comprender, reconocer y sentirse mal por (empatizar) el daño causado a otros. Por lo tanto, es probable que los narcisistas patológicos adultos eviten la psicoterapia o no sean buenos candidatos para ella.
Este narcisista patológico como cliente de psicoterapia culpará a otros por sus problemas. Si son obligados o forzados a asistir a algún tipo de terapia, su participación dependerá de que no experimenten una herida narcisista. En otras palabras, pueden buscar psicoterapia y/o continuar con ella, siempre y cuando no sean culpados o responsabilizados por el daño que causan a otros, lo que inconscientemente activaría su vergüenza interna. Para los narcisistas son raros los resultados positivos de algún tratamiento.
Por otro lado, el adulto codependiente fue ese niño capaz de hacer que su padre narcisista se sienta bien al criarlo, por lo que habrá experimentado una versión más leve del trauma de apego. Su capacidad de adaptación al narcisismo patológico de sus padres, lo convertirá en el "hijo trofeo", que está sujeto a mucho menos daño psicológico (trauma). Estos niños no necesitarán defensas psicológicas disociativas. Se convertirán en adultos codependientes, que no solo recordarán su trauma de apego, sino que podrán aceptar y abordar su propia vergüenza. Este tipo de persona es capaz de reconocer sus errores, sentirse mal por ellos (tener empatía) y tener los recursos psicológicos internos para resolverlos con la ayuda de un psicoterapeuta.
Entre las páginas de esta obra se traza una comparación entre el fenómeno de la codependencia y el alcoholismo. ¿En qué aspectos del día a día se expresan estas semejanzas?
Una explicación básica de por qué los codependientes a menudo carecen de la fortaleza emocional para terminar para siempre con sus parejas narcisistas, es a lo que me refiero como "adicción a la codependencia". Al igual que los adictos que son dependientes químicamente, los codependientes buscan compulsivamente la compañía de una pareja romántica para apagar el intenso dolor emocional que los ha atormentado durante toda su vida. Cuando los codependientes se encuentran por primera vez con el narcisista, experimentan la limerencia, un golpe de intenso placer y euforia, que de inmediato adormece su batalla con la vergüenza y la soledad. Los codependientes son propensos a esta adicción, ya que es su droga de elección.
Aunque esta euforia es indescriptiblemente placentera al principio, no se puede mantener durante mucho tiempo. Después de una exposición prolongada a esta "droga", se desarrolla una tolerancia. A partir de este momento, se necesita más droga para brindar la misma cantidad de euforia. Esto es paralelo al momento en que la relación con el narcisista comienza a cambiar hacia una de conflictos, consternación y desilusión. Al igual que otras adicciones a las drogas, hay una transición hacia el momento en que la droga ya no se toma por la pura experiencia de euforia, sino para eliminar el dolor que se siente cuando desaparece.
A pesar de las crecientes consecuencias, el codependiente "adicto" no se atreve a dejar de tomar la droga, ya que al hacerlo desencadenaría su principal síntoma de abstinencia: la soledad patológica. La mayoría de los codependientes describen esto como la más dolorosa de todas las emociones. La intensa angustia que causa, al igual que otros síntomas de abstinencia, crea deseos irracionales de reconectarse con el narcisista, su principal droga de elección. A pesar de las promesas rotas, así como también el daño y el abuso soportados, regresan voluntariamente a lo que sabían que era intolerable. Si la relación es irreconciliable o demasiado arriesgada para volver, el codependiente busca otras posibles "fuentes de droga". Por lo tanto, para un codependiente, es necesario abordar la adicción; porque si no es abordada, hay una alta probabilidad de recaída.
De manera resumida, ¿cómo se crea este tipo de uniones románticas disfuncionales entre estos dos perfiles, el narcisista y el codependiente?
A través del uso de metáforas y analogías, mi ensayo “Codependiente, no bailes” explica por qué los opuestos, codependiente y narcisista patológico, se atraen mutuamente:
Se puede decir que para que el “baile de la codependencia” se produzca, se necesita de la participación de dos personas: el narcisista que toma el control, y el codependiente que se acomoda a la pareja de baile. Estos bailarines, codependiente y narcisista, son opuestos, pero están sincronizados y encajan perfectamente. El codependiente es incapaz de desconectarse emocionalmente del otro, y se va consumiendo a medida que atiende los deseos ajenos, mientras que la parte egoísta, egocentrista y controladora de la pareja de baile ve reforzado su rol de dominación y tiende a seguir con esta dinámica relacional.
¿Qué es lo que hace que, a pesar de que ese tipo de relaciones románticas disfuncionales (narcisista – codependiente) causen malestar en términos objetivos, sea tan complicado que llegue a producirse una ruptura?
En las relaciones basadas en el Síndrome del Imán Humano las rupturas para terminar no son comunes, debido a la soledad patológica de ambas partes. Debido a que tanto el codependiente como el narcisista patológico están agobiados por su propia vergüenza, necesitan estar en una relación donde esta vergüenza no surja. Para el codependiente, esto viene en forma de soledad patológica consciente: el principal síntoma de abstinencia de la adicción a la codependencia. La soledad del codependiente les recuerda su vergüenza, que es esencialmente su creencia de que son personas fundamentalmente dañadas.
La experiencia narcisista de la soledad patológica difiere en que no emana desde dentro. Su soledad es causada por otra persona, que merece ser castigada y/o manipulada en su rol de cuidador, sacrificado y amante invisible. Si la relación se rompe y ambos individuos no han logrado un progreso significativo en un tratamiento de salud mental, serán presa de las fuerzas del Síndrome del Imán Humano. Se enamorarán de otro "bailarín" que inicialmente se sienta como un "alma gemela" pero que pronto se convertirá en su "compañero de celda".
El Síndrome del Imán Humano describiría un fenómeno por el cual una pareja tiende a permanecer unida por motivos que escapan al análisis racional de la situación que se está viviendo, a causa de los sesgos. ¿Deberíamos esforzarnos por potenciar la lógica y la racionalidad en las relaciones, o lo mejor sería aceptar que nunca podremos analizar fríamente estos vínculos afectivos y dedicarnos a combatir solo los sesgos más dañinos y destructivos?
La lógica y el pensamiento racional no son rival para el Síndrome del Imán Humano. La causa de esto se basa en la estratificación jerárquica del trauma de apego, el núcleo de vergüenza, la soledad patológica, la adicción a la codependencia y, finalmente, el problema conocido como la "codependencia". Este gráfico lo muestra.
Dado que el trauma del apego se almacena inconscientemente en una parte del cerebro al que el pensamiento consciente no tiene acceso (el sistema límbico, o específicamente, la amígdala), la única forma de curar la codependencia es acceder a estos recuerdos traumáticos e integrarlos en la experiencia consciente. Con dicha integración, la lógica, la educación y otros procesos cognitivos racionales son extremadamente importantes para el tratamiento de la codependencia. De hecho, están específicamente enumerados en mi Programa de Tratamiento de 10 etapas para el Trastorno de Déficit de Amor Por Uno Mismo (codependencia). Todas las etapas, especialmente 1 - 4, requieren de un análisis racional.
Otra forma de ilustrar lo inútil del análisis racional es el concepto de "adicción a la codependencia". Todas las adicciones, especialmente esta, son impulsadas por un impulso insaciable y la compulsión de buscar una "droga" específica que se cree que es la respuesta para todos los problemas, pero predeciblemente es una fuerza destructiva que socava todo lo que la persona valora y ama.
En el libro se habla sobre la Teoría del Continuum del Yo, que actúa como el sustento teórico y conceptual del Síndrome del Imán Humano. Sin embargo, esta teoría explica un fenómeno que se da en todas las relaciones, no solo en las que tienen entre sí narcisistas y codependientes: sentimos atracción por personas muy diferentes a nosotros en ciertos aspectos. ¿Cómo se manifiesta este interés por lo opuesto a nosotros?
Como describo anteriormente, el interés en los amantes "opuestos" no es consciente. El único elemento que es consciente es la sensación de la química, que se experimenta como un romance perfecto y felicidad. En medio de esta experiencia del "verdadero amor" o "almas gemelas", ambos amantes se sienten más similares que diferentes. El cese temporal de la severa soledad patológica y del núcleo de vergüenza, resulta en emociones de intensa alegría y optimismo (limerencia), y la creencia de que son amantes perfectamente emparejados y que están hechos el uno para el otro. El pensamiento consciente no puede competir con la fuerza inconsciente y omnipotente del Síndrome del Imán Humano.
Este interés inconsciente es el emparejamiento de modelos de relación, que son el resultado directo de sus experiencias de trauma de apego, y cómo cada uno de ellos se las arregló. El modelo de relación es un manual de instrucciones que guía inconscientemente a todas las personas, saludables o no, en su elección de parejas románticas. Especifica e instruye el comportamiento relacional a través de patrones y roles. También representa los procesos inconscientes responsables del emparejamiento de "personalidades opuestas", junto con la comodidad y la facilidad de la pareja de baile. Cuando estos procesos psicológicos y relacionales se combinan, los enamorados creen (y sienten) que finalmente han llegado a un santuario, donde la soledad y el núcleo de vergüenza básica ya no les pisan los talones.
De acuerdo con la mayoría de los profesionales de la salud mental orientados al desarrollo y la psicodinámica, las personas tienden a replicar las experiencias de la infancia de padre-hijo en sus relaciones adultas. Basta decir que el apego en la niñez crea un manual de instrucciones para todas las relaciones futuras. Es el director de las preferencias interpersonales, conscientes e inconscientes, también conocidas como instintos en las relaciones. Enseña a las personas las diversas "reglas" para sus relaciones.
El modelo de relación obliga inconscientemente a gravitar hacia una persona atractiva y aparentemente segura. En términos psicodinámicos, la energía emocional del una vez traumatizado niño interno, que es reprimido o bloqueado de la memoria, dirige la atracción y el proceso de cortejo. El "niño traumado" se comunica claramente con su ser adulto a través de lo que las personas llaman "intuición" y respuestas somáticas (corporales) reflexivas. Un ejemplo de mensajes somáticos positivos serían las "mariposas" en el estómago. Los negativos pueden ser experimentar náuseas o dolor de espalda.
Cuando se está en compañía de un interés romántico que tiene un modelo de relación compatible, las personas experimentan instintivamente una sensación de familiaridad y seguridad. Tristemente, nada podría estar más lejos de la verdad. Los patrones de atracción de una persona son impulsados, casi exclusivamente, por el modelo de relación de una persona: el Síndrome del Imán Humano.
Cualquier codependiente, incluido yo mismo, puede dar fe de esta conclusión. Yo era un psicoterapeuta que afirmaba ser inteligente, educado y bueno en su trabajo, sin embargo, caí presa dos veces de esposas narcisistas patológicas. A pesar de las terribles consecuencias y la humillación que sufrí debido a la elección de mi primera esposa, cometí el mismo error con mi segundo matrimonio.
Finalmente, ¿qué tipo de lectores crees que disfrutará especialmente con este libro?
Mi libro fue escrito tanto para el público en general, como para profesionales. Durante los seis años en que presenté el material del Síndrome del Imán Humano (en más de 100 ocasiones), mi estilo de presentación se volvió progresivamente más neutral (agradable y entendible para ambos grupos). El caso más común y predecible es tener al menos el 25% de los miembros de mi audiencia profesional en las lágrimas. Los profesionales no se molestan por mi uso de terminología más simple, ya que se benefician del material tanto personal, como profesionalmente. De acuerdo con evidencia anecdótica, al menos la mitad de los 60,000 libros vendidos del Síndrome de Imán Humano en inglés, fueron comprados debido a la recomendación de un psicoterapeuta.
Considerando que la mayoría de los psicoterapeutas comenzaron su carrera como codependientes, este libro tiene mucho sentido para ellos. Lo sé por los 80 seminarios que he impartido sobre el tema, las 600 reseñas de mis libros y las decenas de miles de comentarios en mis videos de YouTube.