¿Pueden los problemas de ansiedad causar déficits cognitivos?

Veamos si las alteraciones de ansiedad tienen un impacto dañino en las habilidades cognitivas.

¿Pueden los problemas de ansiedad causar déficits cognitivos?

La ansiedad es una de las patologías psicológicas más habituales en la población general y por lo tanto una de las más estudiadas.

Sin embargo, podríamos estar ante unos efectos secundarios a los que hasta ahora no se le había dado la importancia que merecen. Con este artículo trataremos de descubrir si la ansiedad podría en algunos casos afectar al paciente a nivel cognitivo.

¿Pueden las alteraciones de ansiedad producir déficits cognitivos?

Para poder enfrentarnos a la pregunta de si pueden los problemas de ansiedad causar déficits cognitivos primero debemos considerar algunas cuestiones. La realidad es que al hablar del trastorno de ansiedad generalizada los profesionales se enfrentan a un abanico enorme de posibles síntomas, que además se manifiestan de una manera concreta o con una intensidad determinada en función de cada paciente.

Algunos de estos síntomas a nivel psicológico podrían ser una preocupación extrema y desproporcionada ante algunas situaciones, rumiaciones constantes y visualizaciones de escenarios pesimistas, percepción de amenazas en cualquier escenario, independientemente de que los estímulos sean aversivos o no, baja tolerancia a la incertidumbre o miedo en la toma de decisiones.

Las rumiaciones y la sensación de preocupación serían una constante en el individuo. Igualmente, tendría grandes problemas para focalizar su atención y también para tranquilizarse, puesto que el estado de nervios sería muy habitual. Con este escenario no es difícil anticipar que la respuesta a si pueden los problemas de ansiedad causar déficits cognitivos, va a ser afirmativa.

La pregunta que debería ocuparnos, de hecho, no es si la patología de ansiedad puede causar déficits en la cognición, sino en qué medida sucede este fenómeno, qué áreas son las que se ven afectadas y cuáles son las repercusiones que esta sintomatología puede tener, así como su reversibilidad.

Cuáles son las secuelas cognitivas de la ansiedad

Entrando en el terreno de los factores de la cognición que podrían verse afectados a causa de un trastorno de ansiedad, son varios los que podemos tener en cuenta. Vamos a repasar los más importantes.

1. Atención selectiva

En primer lugar nos encontraríamos con la atención selectiva, por la cual somos capaces de fijar nuestra atención en un estímulo en concreto, buscando un patrón específico entre toda la amalgama de información que percibimos a través de los sentidos. Esta capacidad podría disminuir a causa de la ansiedad, que dificultaría la discriminación entre todos esos datos, haciendo que la atención selectiva no fuera todo lo rápida y eficaz que debería en condiciones normales.

2. Memoria de trabajo

Una de las funciones ejecutivas donde la ansiedad podría estar interfiriendo sería la memoria de trabajo. Esta función es la que permite al cerebro almacenar información de manera temporal para poder realizar una elaboración sobre esos datos de manera activa. Cuando nos preguntamos si pueden los problemas de ansiedad causar déficits cognitivos, no debemos olvidar que la memoria puede ser una de las grandes perjudicadas.

3. Control inhibitorio

El control inhibitorio o inhibición cognitiva es la capacidad que tenemos para controlar aquellas respuestas impulsivas ante ciertos estímulos y en su lugar poder modular la respuesta a través de la razón. Cuando trastornos de ansiedad como el TAG generan dificultades en el control inhibitorio será más fácil que el paciente se deje llevar por respuestas automáticas guiadas por las emociones y la impulsividad en lugar de darle el peso al razonamiento previo.

4. Toma de decisiones

Al igual que veíamos en el punto anterior, la ansiedad podría estar debilitando nuestra habilidad de tomar decisiones racionalmente. Cuando nos vemos envueltos por los efectos ansiógenos será más probable que nos cueste tomar una decisión de manera calculada y racional. En su lugar podríamos optar por una respuesta rápida y visceral, sin evaluar correctamente las repercusiones de cada una de las alternativas que estábamos manejando para la cuestión concreta.

5. Procesamiento emocional

Otro factor cognitivo que podría verse mermado en pacientes que sufren de ansiedad es el que tiene que ver con la identificación y el procesamiento de las emociones. En ese sentido, el individuo podría experimentar dificultades a la hora de captar las emociones tanto de él mismo como de los demás. Podría no identificarlas correctamente, no hacerlo tan rápido como antes o atribuir estados emocionales que no corresponden en ese momento, afectado por lo que él está sintiendo en realidad.

6. Error fundamental de atribución

Otro efecto que la ansiedad puede provocar en nuestra cognición es la de potenciar la posibilidad de caer en sesgos, como el de correspondencia o atribución, también llamado error fundamental de atribución. Este atajo mental nos hace tender a asociar determinados comportamientos a tipos concretos de persona en lugar de evaluar razonadamente los auténticos factores que subyacen a dichas conductas.

La importancia de los estímulos emocionales

Una vez conocemos de qué manera pueden los problemas de ansiedad causar déficits cognitivos, ya que hemos realizado un recorrido por aquellos factores que más fácilmente pueden verse alterados, es el momento de estudiar uno de los elementos que más incide en estos déficits. Se trata de los estímulos de carácter emocional. No es ninguna sorpresa que un estímulo que genere emociones negativas a una persona con ansiedad, muy probablemente va a potenciar sus efectos.

En esta línea, un individuo que sufra de ansiedad en alguna de sus formas, como el trastorno de ansiedad generalizada, y que perciba un estímulo como amenazante, va a ver aumentada la sintomatología ansiógena que padece de base a causa de su patología. Ese aumento del estrés podría nublar o generar dificultades en algunas de las funciones cognitivas que hemos ido viendo anteriormente.

Especialmente se estarían viendo alteradas las capacidades que tienen que ver con la memoria de trabajo, la focalización de la atención selectiva o el control inhibitorio. Esta hipótesis se ha podido comprobar mediante un experimento en el que a un grupo de participantes se les pedía realizar tareas en las que dichas facultades entraban en juego, después de haber sido sometidos a factores estresantes que provocaban sintomatología ansiógena.

Los resultados mostraban que dichos individuos puntuaban significativamente por debajo de los componentes del grupo control, que habían realizado las tareas sin haber sido expuestos a dichas condiciones de estrés. Otra prueba más acerca de que la respuesta a si pueden los problemas de ansiedad causar déficits cognitivos es positiva.

Reversibilidad

Tras conocer en profundidad en que la ansiedad y los trastornos relacionados con esta pueden afectar a las facultades cognitivas de una persona, queda una pregunta muy pertinente por hacer: ¿son reversibles estos déficits? La respuesta es tranquilizadora: sí que lo son. La ansiedad es un trastorno que afecta a muchos aspectos de la vida de la persona que la sufre, pero la parte positiva es que se trata de una patología muy estudiada y con muchas opciones de tratamiento.

La persona que sufra de ansiedad y que inicie una terapia psicológica para remediar dicha situación, irá experimentando una mejora progresiva en toda la sintomatología ansiosa, tanto en su vertiente psicológica como física. A medida que esto suceda, los déficits cognitivos que habían surgido en este individuo deberían ir remitiendo para regresar a su estado anterior a la aparición de la ansiedad.

Para poder facilitar este proceso y agilizarlo, el terapeuta puede proponer al paciente ejercicios específicos orientados a trabajar estas capacidades en concreto. Por ejemplo, le podría encargar algunas actividades en las que el sujeto tuviera que discriminar entre diferentes elementos para localizar un patrón en concreto, abstrayéndose de las sensaciones de ansiedad.

Igualmente también puede centrarse en el trabajo de la memoria de trabajo, realizando sencillos problemas que requieran de la atención y la reflexión sobre diferentes elementos, sin llegar a ser frustrante para la persona pero requiriendo un cierto esfuerzo para poder ejercitar las capacidades cognitivas y así sobreponerse más rápido a los efectos que la ansiedad hubiera podido causarle.

La conclusión a la que debemos llegar respecto a si pueden los problemas de ansiedad causar déficits cognitivos es que sí, efectivamente puede ocurrir y de hecho es algo habitual en la amplia variedad de sintomatología y efectos, como ya hemos visto con detalle, pero esto no debe ser desesperanzador para la persona que lo padezca, ya que es un proceso reversible y que además se puede atajar de una manera más rápida mediante ejercicios sencillos.

Lo más importante, como siempre que hay un trastorno de salud mental implicado, es ponerse en manos de un buen especialista en psicología para así poder encontrar el remedio lo antes posible.

Referencias bibliográficas:

  • Calvo, M.G., García, M.D. (2000). Ansiedad y cognición: un marco integrador. Revista Española de Motivación y Emoción.
  • Langarita-Llorente, R., Gracia-García, P. (2019). Neuropsicología del trastorno de ansiedad generalizada: revisión sistemática. Rev. neurol.(Ed. impr.).
  • Packard, M.G. (2009). Anxiety, cognition, and habit: a multiple memory systems perspective. Brain research. Elsevier.
  • Sylvester, C.M., Corbetta, M., Raichle, M.E., Rodebaugh, T., Schlaggar, B.L., Sheline, Y.I., Zorumski, C.F., Lenze, E.J. (2012). Functional network dysfunction in anxiety and anxiety disorders. Trends in Neurosciences. Elsevier.

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Luis Martínez-Casasola Hernández. (2020, noviembre 6). ¿Pueden los problemas de ansiedad causar déficits cognitivos?. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/inteligencia/pueden-problemas-ansiedad-causar-deficits-cognitivos

Luis Martínez-Casasola (Madrid, 1988) se licenció en Psicología en la UAM y cuenta con un máster en Psicología Forense por la URJC y el COP de Madrid, así como con una especialización en recursos humanos. Tras varios años de experiencia en la redacción de contenidos web, ahora colabora como divulgador para medios especializados en el ámbito de la Psicología y la salud.

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