La obesidad podría estar transformando el 'cerebro emocional' de los adolescentes

La acumulación de grasa abdominal podría alterar estructuras clave del cerebro joven.

La obesidad podría estar transformando el 'cerebro emocional' de los adolescentes
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A día de hoy, pocas personas desconocen los riesgos que la obesidad representa para la salud —especialmente física—. En nuestro contexto social, se han impulsado muchas campañas de concienciación desde diferentes ámbitos con el objetivo de fomentar los hábitos de vida saludable entre la población.

Es probable que sepas que la obesidad no interfiere sólo en la salud física, sino que también puede impactar en la salud emocional y mental. Sin embargo, ¿te habías planteado alguna vez que la obesidad podría cambiar la estructura cerebral? Un estudio reciente señala los cambios que se producen en el cerebro emocional de los adolescentes.

A lo largo de este artículo hablamos sobre qué es el cerebro emocional y la alarmante situación que supone la obesidad en la adolescencia. Una vez asentadas las bases, nos adentramos en los últimos hallazgos científicos sobre los cambios cerebrales y sus implicaciones. Finalmente, aportamos algunas ideas sobre las estrategias que podemos implementar en esta situación.

¿Qué es el cerebro emocional?

Cuando hablamos del ‘cerebro emocional’ hacemos referencia al conjunto de estructuras cerebrales que se encargan de procesar y regular nuestras emociones. No solo eso, sino que también están implicadas en aspectos como la memoria afectiva y la forma en que respondemos ante el estrés.

Muchas personas hablan de cerebro emocional para referirse al sistema límbico, así que puedes encontrarlo de las dos formas. Aunque son varias las estructuras implicadas en los procesos emocionales y de aprendizaje, algunas de las más conocidas son el hipocampo y la amígdala.

Es importante tener en cuenta que, durante la adolescencia, el cerebro se encuentra todavía en desarrollo y es muy plástico. Esto es especialmente importante porque implica que puede ser más vulnerable a ser modificado por la influencia de factores externos como podrían ser los hábitos de vida (alimentación, actividad física, descanso, consumo de pantallas, exposición a sustancias tóxicas, etc.) y el entorno social.

La obesidad en adolescentes: una crisis preocupante

La obesidad es una enfermedad perjudicial para la salud que interfiere en diversos aspectos de la vida de las personas. Actualmente, se considera obesidad cuando el índice de masa corporal (IMC) —obtenido con el peso y la altura de cada individuo— es igual o superior a 30.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que en el año 2022 más de 160 millones de niños y adolescentes —de edades comprendidas entre 5 y 19 años— eran obesos. Estas cifras son realmente alarmantes. Se ha observado que en países de ingresos bajos y medios la tasa de obesidad sigue creciendo, mientras que en países de ingresos altos se ha estabilizado en números igualmente preocupantes.

La OMS sugiere que este escandaloso incremento se debe, por un lado, al consumo excesivo de comestibles ultraprocesados —altos en calorías y con bajas aportaciones nutricionales— y, por otro lado, al aumento de la vida sedentaria. La obesidad puede desencadenar múltiples problemas de salud tanto a nivel físico (potenciando la aparición de diabetes tipo 2, hipertensión, enfermedades cardiovasculares, cáncer…) como emocional y psicológico.

Este punto es especialmente importante porque se relaciona la obesidad en adolescentes con mayores tasas de problemáticas de salud mental, entre las que se destacan la ansiedad, la baja autoestima y la depresión, entre otras.

La ciencia nos avisa: la obesidad puede producir cambios en el cerebro adolescente

La revista Neuroscience News ha compartido un estudio publicado recientemente en el que se confirmó que los adolescentes con obesidad abdominal presentan un aumento de determinadas estructuras cerebrales en comparación con aquellos participantes que tenían niveles de grasa saludables.

El hipocampo y la amígdala son las áreas cerebrales en las que se observaron estructuras mayores. Estos hallazgos son importantes puesto que ambas son clave en el sistema limbo o (o cerebro emocional). Por un lado, el hipocampo está relacionado con la memoria y el aprendizaje, entre otras cosas. Por otro lado, la amígdala se encarga de la percepción y el procesamiento de las emociones.

El equipo de investigadores sugiere que el hecho de que sean más grandes las estructuras no implica necesariamente que sea algo positivo. De hecho, parece ser que puede indicar la existencia de procesos inflamatorios crónicos o incluso desequilibrio en el neurodesarrollo.

Es importante tener en cuenta que también se observó que las alteraciones de tamaño fueron más notorias en aquellos adolescentes que provenían de entornos socialmente desfavorecidos. Esto es, sin duda, un indicador de que el ambiente en el que nos desarrollamos es crucial y que las desigualdades socioeconómicas y/o culturales pueden tener un grave impacto en la salud física, mental y emocional.

En la línea de los resultados publicados en 2025, un equipo de investigadores ya señalaba en 2020 que un elevado consumo de productos ultraprocesados —hecho habitual entre los y las adolescentes— se vincula con el deterioro de mecanismos cerebrales implicados en la autorregulación y la toma de decisiones.

¿Qué repercusión tienen estos cambios en la vida diaria?

Además de los graves efectos negativos que la obesidad puede tener en la salud física, el equipo de investigadores ha señalado que también pueden darse importantes alteraciones en la salud mental, cognitiva y emocional de los adolescentes.

Por un lado, el incremento de áreas cerebrales como el hipocampo puede relacionarse con mayores dificultades para recordar información aprendida. Además, podría estar vinculado también a problemas para mantener la concentración. Como consecuencia, pueden aparecer problemas en el ámbito académico a medio y largo plazo.

Por otro lado, también hemos comentado que se puede producir un aumento del tamaño de la amígdala. Esto se puede traducir en una mayor irritabilidad acompañada de reacciones emocionales desproporcionadas. Además, pueden parecer más dificultades para manejar el estrés y una mayor vulnerabilidad a desarrollar otros problemas de salud mental.

Puesto que la obesidad es una enfermedad que interfiere en diversas áreas de la vida de las personas que la padecen, es necesario prevenirla en la medida de lo posible para minimizar el número de casos en la adolescencia. Asimismo, es de máxima prioridad intervenir cuanto antes en aquellos casos que ya han desarrollado esta condición de salud.

Para que sea efectiva la intervención, es necesario que se produzca desde un enfoque integrador, es decir, teniendo en cuenta los diversos aspectos de la vida del o la adolescente. Aunque es necesario ajustar el tratamiento a cada caso, algunas ideas básicas, pero efectivas, son: promover hábitos de vida saludable (alimentación, actividad física, descanso, etc.), reducción del tiempo de consumo de pantallas y educación nutricional desde edades tempranas tanto en el colegio como en los hogares.

  • De Moraes, A. C. F. (2025, 11 de mayo). Teen Obesity Linked to Brain Changes in Memory and Emotion Centers. Neuroscience News. https://neurosciencenews.com/teen-obesity-memory-emotion-28884/
  • Logan, N. E., & Ward-Ritacco, C. L. (2022). The developing brain: considering the multifactorial effects of obesity, physical activity & mental wellbeing in childhood and adolescence. Children, 9(12), 1802.
  • Lowe, C. J., Morton, J. B., & Reichelt, A. C. (2020). Adolescent obesity and dietary decision making—a brain-health perspective. The Lancet Child & Adolescent Health, 4(5), 388-396.
  • Organización Mundial de la Salud (OMS). (2025, 7 de mayo). Obesidad y sobrepeso. https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/obesity-and-overweight

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Nerea Moreno. (2025, mayo 27). La obesidad podría estar transformando el 'cerebro emocional' de los adolescentes. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/neurociencias/la-obesidad-podria-estar-transformando-el-cerebro-emocional-de-los-adolescentes

Psicóloga

Nerea Moreno es graduada en psicología, con mención en psicología clínica, por la Universidad de Barcelona. Cursó el Máster en Psicología General Sanitaria con la Universidad Autónoma de Barcelona. Posteriormente, se formó como experta en psicología de las emergencias y catástrofes. Tanto esta formación como la experiencia laboral en el campo, supusieron para Nerea el descubrimiento de un nuevo mundo: el trauma. Desde entonces, trabaja desde un enfoque integrador y no ha parado de formarse en trauma, sistema nervioso, apego, duelo y emociones.

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