Los mecanismos que hacen funcionar al cerebro no sólo se revelan a través de los déficits causados por lesiones.
En algunos casos, es la existencia de capacidades especiales o aumentadas lo que nos ofrece pistas acerca del funcionamiento del sistema nervioso humano y de cómo un funcionamiento anómalo del encéfalo no tiene por qué ser sinónimo de deficiencias. El Síndrome de Savant, también conocido como Síndrome del Sabio, es una clara muestra de ello.
¿Qué es el Síndrome de Savant?
El Síndrome de Savant es un concepto amplio que abarca una serie de síntomas cognitivos anómalos que están relacionados con capacidades mentales prodigiosas. Puede que parezca una definición demasiado ambigua, pero lo cierto es que los llamados savant pueden hacer gala de diferentes tipos de facultades cognitivas aumentadas: desde una memoria casi fotográfica hasta la capacidad para escribir frases al revés a gran velocidad o hacer cálculos matemáticos complejos de manera intuitiva sin tener formación previa en matemáticas.
Sin embargo, las áreas en las que las personas con savantismo destacan acostumbran a estar más o menos bien delimitadas, y no tienen por qué involucrar sólo procesos relacionados con el pensamiento lógico y racional. Por ejemplo, es perfectamente posible que el Síndrome de Savant se exprese a través de una habilidad espontánea para crear piezas artísticas.
Aunque el Síndrome de Savant sirve como categoría-cajón de sastre para etiquetar muchos casos muy distintos entre sí, casi todos tienen en común el hecho de involucrar procesos psicológicos automáticos e intuitivos, que no le cuestan práctica ni esfuerzo a la persona con savantismo.
El caso de Kim Peek
Uno de los casos de savantismo más célebres es el de Kim Peek, del que ya hablamos en un artículo anterior. Peek era capaz de memorizarlo prácticamente todo, incluidas todas las páginas de los libros que leía. Sin embargo, no es el único caso de persona que presenta el Síndrome de Savant, y muchos de ellos tienen una capacidad parecida para hacer que todo que todo quede registrado en recuerdos.
Algunos problemas
Aunque el Síndrome del Sabio hace referencia a las capacidades cognitivas aumentadas, en muchos casos este viene asociado a déficits en otros aspectos, como malas habilidades sociales o problemas en el habla, y algunos investigadores creen que está relacionado con el espectro autista o con el Síndrome de Asperger.
Esto concuerda con una concepción del cerebro como un conjunto de recursos limitados que deben ser bien administrados. Si muchas áreas del encéfalo se disputan constantemente los recursos necesarios para funcionar y se da una descompensación en la manera de distribuirlos, no resulta descabellado que algunas capacidades crezcan a costa de otras.
Sin embargo, parte de los motivos por los que presentar savantismo no tiene por qué ser todo ventajas se encuentra más allá del funcionamiento autónomo del cerebro. Concretamente, en el encaje social de estas personas. Tener una serie de facultades que pueden ser etiquetadas bajo la idea de Síndrome de Savant es, en parte, percibir el mundo de una manera muy distinta a como lo hace el resto de personas.
Por tanto, si las dos partes no están lo suficientemente sensibilizadas como para ponerse en el lugar del otro y hacer la vida en común más fácil, la persona con savantismo puede sufrir las consecuencias de la marginación u otras barreras difíciles de salvar.
¿Qué es lo que origina savantismo?
La respuesta rápida a esta pregunta es que no se sabe. Sin embargo, existen indicios de que muchos de estos casos pueden explicarse por una asimetría funcional entre los dos hemisferios cerebrales, o algo que altera la manera de trabajar conjuntamente de estas dos mitades.
En concreto, se cree que la expansión de algunas áreas funcionales del hemisferio derecho que aparece para compensar algunas deficiencias en el hemisferio izquierdo podría ser la causa de un conjunto de síntomas tan variado. Sin embargo aún queda bastante para que podamos tener la fotografía al completo de un fenómeno neurológico tan complejo como este.
Referencias bibliográficas:
- Corrigan, N. (2012). Toward a better understanding of the savant brain. Comprehensive psychiatry, 53(6), pp. 706 - 717.
- Howlin, P. (2012). Understanding savant skills in autism. Developmental Medicine and Child Neurology, 54(6), pp. 484 - 484.
- Treffert, D. (2014). Savant Syndrome: Realities, Myths and Misconceptions. Journal of Autism and Developmental Disorders, 44(3), pp. 564 - 571.