Las hormonas son una serie de sustancias producidas por las glándulas endocrinas y que poseen numerosas funciones en el organismo. Una de las más conocidas es la testosterona, una hormona predominantemente masculina, pero que también se sintetiza en la mujer.
A pesar de ser una de las hormonas más estudiadas, son muchas las actividades del organismo en la que está implicada, así como sus beneficios para la salud y las diferencias existentes entre hombre y mujeres a la hora de ejercer su acción.
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¿Qué es la testosterona y para qué sirve?
La testosterona es una hormona sexual, clasificada como esteroidea, tradicionalmente asociada al sexo masculino. Si bien esta sustancia constituye la principal hormona masculina y se produce principalmente en los testículos, los ovarios también poseen la facultad de fabricarlos en cantidades muy pequeñas.
Esta hormona, presente incluso antes del nacimiento, es la encargada del desarrollo sexual masculino, favoreciendo el crecimiento de los órganos sexuales masculinos, del crecimiento de la musculatura, de la aparición del vello corporal y del desarrollo de la gravedad de la voz.
Una vez el hombre se ha desarrollado por completo, llegada la fase adulta, la testosterona mantiene su actividad, siendo partícipe en multitud de procesos y funciones corporales. Esto incluye, desde los mecanismos más evidentemente relacionados con ella como puede ser la capacidad sexual, el deseo y la formación de los espermatozoides; hasta otros en los que su papel es tradicionalmente menos conocido.
Estas actividades del organismo en los que se ve envuelta la testosterona comprenden:
- Ayuda a desarrollar la tonificación muscular y facilita la recuperación tras ejercicios aeróbicos y anaeróbicos.
- Potencia la producción de glóbulos rojos.
- Favorece los procesos de memoria.
- Mejora la función renal.
- Previene el desarrollo de enfermedades como la osteoporosis.
- Incrementa la densidad mineral ósea.
¿Cómo actúa la testosterona en mujeres?
Como se comentaba anteriormente, la testosterona es una hormona principalmente masculina, siendo su concentración en plasma diez veces mayor en hombres que en mujeres. No obstante, el sexo femenino es mucho más sensible a los efectos de esta.
A grandes rasgos, los efectos de la testosterona en las mujeres están relacionados con ciertos aspectos del comportamiento y de su aspecto físico. Al igual que en los hombres, la testosterona está altamente implicada en los niveles de la libido y el deseo sexual, hasta el punto de mejorar cualitativamente las relaciones sexuales.
Por otra parte, esta hormona también coopera en el desarrollo de los huesos, proporcionando una estructura ósea más fuerte y una masa muscular robusta y resistente.
No obstante, son muchas otras las funciones y dinámicas corporales femeninas en las que se ve envuelta la testosterona, aumentando cada vez más el número de estudios empíricos que tratan de establecer estas asociaciones.
Por ejemplo, uno de estos estudios realizados por la Universidad de Florida reveló datos en favor de la hipótesis de que en muchos casos cuando las mujeres perciben inconscientemente que otras mujeres están ovulando, aumentan sus picos de testosterona, aumentando los niveles de deseo sexual y ocasionando orgasmos más intensos. Este hecho contiene un componente evolutivo, por el cual cuando una mujer advertía que otra se encontraba en estado fértil ésta se convertía en una rival a la hora de reproducirse, por lo que el aumento de la testosterona facilitaba las relaciones sexuales con los hombres del grupo.
Finalmente, otros estudios relacionados con el comportamiento sexual humano han encontrado una serie de asociaciones entre altos niveles de testosterona y un aumento de la masturbación, así como un aumento de las conductas consideradas como arriesgadas.
Todo esto significa que la influencia de la testosterona en los comportamientos sexuales y otros no sexuales tanto en hombres como en mujeres es una evidencia. Sin embargo, aún queda mucho por investigar para poder afirmarlo contundentemente.
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Sus beneficios para la salud
A lo largo del artículo se ha comentado, en varias ocasiones, que los efectos de la testosterona van más allá de aquellos relacionados con el deseo y rendimiento sexual. Además, también ejerce una gran influencia en el rendimiento físico, la producción y distribución de grasa y el funcionamiento cardiovascular.
1. Energía física y cansancio
Los niveles de testosterona están directamente relacionados son la sensación física de fatiga y cansancio, por lo que cuantos más bajos sean los niveles de testosterona en una persona, mayor será la sensación de cansancio.
2. Distribución corporal de la grasa
Numerosos estudios han establecido evidencias que relacionan los niveles bajos de testosterona con una mayor cantidad de grasa corporal, la cual tiende a acumularse sobre todo en el abdomen. De esta manera, un elevado índice de masa corporal, unido a un contorno abdominal también elevado puede ser sinónimo de una alteración en la producción de testosterona.
3. Masa muscular
La testosterona se incluye dentro del grupo de hormonas anabólicas, por lo que el consumo de testosterona libre favorece la génesis de proteínas musculares, las cuales potencian el desarrollo del volumen muscular.
4. Funcionamiento cardiovascular
Tradicionalmente se han considerado los bajos niveles de testosterona como un factor de riesgo a la hora de desarrollar hipertensión. De la misma manera, uno niveles óptimos de esta hormona favorece el control de los triglicéridos, regulando también los problemas de colesterol.
¿Qué ocurre cuando se produce en exceso de esta hormona?
Los niveles altos de testosterona pueden provocar un gran número de alteraciones físicas y comportamentales tanto en hombres como en mujeres.
1. Consecuencias en hombres
Los elevados niveles de testosterona en sangre en hombres pueden ser debidos a enfermedades como el hipertiroidismo, un tumor de la glándula adrenal o como consecuencias de un consumo desmesurado de alcohol, tabaco y esteroides.
Como consecuencia, puede llegar desarrollarse la siguiente sintomatología:
- Aumento del tamaño de la próstata y problemas para orinar.
- Incremento de la producción de grasa corporal.
- Problemas de acné.
- Aumento del crecimiento del vello corporal.
- Problemas de fertilidad debidos a un descenso en la producción de espermatozoides.
- Alteraciones del estado de ánimo y cambios de humor.
- Agresividad y conductas violentas.
- Incremento del riesgo de desarrollar cáncer de próstata.
- Problemas cardiovasculares.
2. Consecuencias en mujeres
De la misma manera, unos niveles anormalmente elevados de testosterona en mujeres, o hiperandrogenismo, órganos por afecciones como los ovarios poliquísticos o por enfermedades adrenales también pueden desencadenar una serie de alteraciones físicas y de salud. Entre estos se incluye:
- Alteraciones en el ciclo menstrual como la oligomenorrea.
- Acné y problemas cutáneos.
- Hirsutismo, o incremento del vello corporal.
- Pérdida del cabello o alopecia.
- Síntomas de virilización como aumento del tamaño del clítoris, voz grave o atrofia de las mamas.