Las conocidas como fake news (que podríamos traducir al castellano como ‘noticias falsas’ o, más bien, ‘falsificadas’) son más antiguas de lo que parece. De hecho, los bulos existen desde que el ser humano existe, puesto que han servido para movilizar a ciertos sectores, legitimar poderes o defender a ciertos sujetos de la opinión pública. Y todo esto, muchísimo antes de la llegada del periodismo. En el artículo de hoy hacemos un repaso a algunos de los bulos más sonados de la historia de la humanidad y ahondamos en cómo y por qué sucedieron.
7 fake news escandalosas de la historia
Antes que nada, ¿a qué llamamos exactamente fake new? Aunque el concepto al que alude es muy antiguo, el término es, por el contrario, bastante reciente. Actualmente hace referencia, en especial, a las noticias falseadas propagadas por internet, un medio que ha contribuido enormemente a difundir a nivel internacional este tipo de bulos.
Sin embargo, y como ya hemos apuntado, una fake new alude a cualquier información que ha sido falseada expresamente para un fin, ya sea promover la excitación popular, defender a alguien de una acusación, conseguir votos para cierto partido… En general, las fake news no son espontáneas ni inocentes, y apuntan a un objetivo en concreto. Veamos a continuación 7 de las fake news más escandalosas de la historia y cuáles fueron sus consecuencias.
1. Nerón y el gran incendio de Roma
Ni la más remota antigüedad se salva de las fake news. De hecho, hoy en día no podemos saber cuántos hechos históricos que tomamos como verdaderos nacieron como un bulo. Recordemos que, como se suele decir, “la historia la escriben los vencedores” y, demasiado a menudo, solo contamos con una sola fuente para conocer un hecho en concreto.
El denominado “Gran incendio de Roma” fue uno de estos hechos que, todavía hoy, hace correr ríos de tinta entre los historiadores. La mayoría coincide en que la historiografía posterior, deseosa de convertir a Nerón en un monstruo a ojos de la historia, le adjudicó el crimen y, además, puso en su boca la acusación (falsa, por supuesto) de que habían sido los cristianos los autores del incendio. Para más inri, la historia insiste en que el emperador quemó la ciudad “solo” para inspirarse para un poema.
Pero ¿cuáles son los hechos? Hay constancia de que Nerón ni siquiera se encontraba en Roma cuando se produjo el incendio. Por otro lado, cuando se enteró de la noticia, movió destacamentos de rescate para paliar los daños y socorrer a las víctimas. Y, por último, el incendio se inició en el Trastévere, un lugar donde la multitud vivía hacinada y con unas condiciones precarias de salubridad e higiene, por lo que no sería descabellado pensar en un incendio fortuito.
Sea como fuere, para la posteridad ha quedado la figura de Nerón como el gran artífice del incendio del año 64. ¿Crónicas cristianas que deseaban alimentar la “santidad” de los mártires, acusados falsamente? ¿Enemigos políticos de Nerón (que, recordemos, murió de forma violenta) que querían arrastrar su nombre por el fango? En realidad, nunca lo sabremos. Pero el bulo está ahí, y ha llegado a formar parte de los libros de historia.
2. El gran bulo medieval: la donación de Constantino
Si existe un bulo que ha trascendido los siglos es la denominada “donación de Constantino”. Nada menos que seiscientos años se mantuvo esta falsedad como cierta, hasta que, en el siglo XV, se descubrió el engaño. Pongámonos en situación. En los primeros siglos que siguieron a la caída del Imperio romano, el cristianismo (y, por tanto, el papado) luchan por afianzar su poder. En el siglo IX se menciona por primera vez un texto, la Donatio Constantini, en el que el entonces papa Adriano I apoyaba la razón de su poder. Según el documento, el emperador Constantino había cedido, en el siglo IV, parte de los territorios occidentales al papa, el germen de lo que más tarde serían los Estados Pontificios.
A pesar de que durante toda la Edad Media existieron serias dudas acerca de la autenticidad del documento, no fue hasta 1440 cuando el humanista Lorenzo Valla (1407-1457) descubrió que el lenguaje utilizado no correspondía con la época en la que supuestamente había sido redactado. Así se descubrió que la Donatio Constantini era una falsificación medieval para justificar el poder del papado.
3. Los escalofriantes “libelos de sangre”
En los últimos años de la Edad Media empezaron a circular de forma insistente acusaciones contra la comunidad judía europea en las que se señalaba a los hebreos como autores de varios asesinatos de niños cristianos. El supuesto objetivo de los judíos sería, según estos libelos, ritualizar su sangre. Estas mentiras circularon rápidamente por la sociedad y causaron auténtico espanto.
Como suele suceder en los casos de las fake news que apelan a la supervivencia, los vecinos empezaron a desconfiar de las familias judías cercanas, así como de los judíos conversos, y se desató una auténtica fiebre de antisemitismo. Sin embargo, muchas de las acusaciones caían por su propio peso, puesto que eran radicalmente contrarias a los preceptos judaicos.
Especialmente famoso fue el caso de Simón de Trento, un niño cristiano que desapareció con solo dos añitos y del que nunca se halló el cadáver. La comunidad judía de la ciudad no tardó en ser acusada de asesinato y ritual, y quince personas fueron quemadas en la hoguera. El pequeño Simón fue canonizado por la Iglesia Católica, aunque, ya en el siglo XX, se revisó su caso y su santidad fue revocada.
4. El “Gran Engaño de la Luna”
Puede que el denominado “Gran engaño de la Luna” sea el primer gran bulo del periodismo moderno. En 1835, el periódico neoyorquino New York Sun publicó una curiosa noticia: ¡habían descubierto vida en la Luna! Como puede suponerse, la nueva causó una auténtica conmoción. De hecho, el New York Sun aumentó significativamente sus ventas en las semanas posteriores, así como el número de suscriptores. La gente estaba realmente fascinada con los artículos que el medio había ido publicando acerca de las supuestas plantas y animales que un astrónomo, Andrew Grant (un personaje absolutamente inventado) había “descubierto” a través de su telescopio.
Cuando se descubrió el engaño, el periódico se defendió diciendo que los seis artículos en cuestión no habían sido otra cosa que unos “cuentos de ficción” para entretener a los lectores. El caso acabó en nada y el New York Sun no sufrió represalias, pero el “Gran Engaño de la Luna” pasó a la historia como la primera gran fake new del ámbito periodístico.
5. El hundimiento del Maine
Por desgracia, casos como el “Gran Engaño de la Luna” establecieron las bases para la denominada “prensa amarilla”, que, poco a poco, fue expandiéndose por todo el globo. Uno de los casos más sonados acaeció a finales del siglo XIX. Dos periódicos de significativa tirada, el New York World y el New York Journal se dedicaron, durante la década de 1890, a lanzar calumnias sobre España y a predisponer a la población estadounidense contra ella. ¿El objetivo? Conseguir el caldo de cultivo adecuado para desencadenar la tan ansiada guerra, que, por supuesto, acabó llegando.
El punto álgido (y que desencadenó la contienda de forma definitiva) fue la publicación de la noticia de que la explosión del acorazado estadounidense Maine, anclado en el puerto de La Habana, había sido fruto de una maniobra española. Nunca quedaron claros los hechos (la explosión pudo deberse a un problema interno de la embarcación); sin embargo, y al grito de Remember the Maine, to Hell with Spain! la guerra ya estaba en marcha.
5. La “fábrica de transformación de cuerpos” de Alemania
Las guerras son un caldo de cultivo perfecto para la proliferación de fake news. Ya hemos visto cómo el hundimiento del Maine se usó como excusa para iniciar la denominada Guerra Hispanoamericana, más conocida en España como “Guerra de Cuba”. Algunos años más tarde, la Primera Guerra Mundial tampoco quedó incólume.
En 1917, algunos medios ingleses (en concreto, The Times y The Daily Mail) publicaron unas historias terroríficas en las que unos supuestos testigos explicaban cómo funcionaba una Kadaververwertungsanstalt, es decir, una “fábrica de transformación de cuerpos”.
Según estos “testigos”, los alemanes utilizaban los cadáveres de sus soldados para diversos fines, entre los que se encontraban la alimentación de sus cerdos y la extracción de glicerina de los cuerpos. A pesar de que Alemania protestó y desmintió los hechos, el caso es que el escándalo fue mayúsculo. Finalmente, China declaró la guerra a Alemania… que era lo que, al parecer, iban buscando los ingleses.
6. La falsa noticia del “niño crucificado” por los ucranianos
Ya en un periodo más reciente (en concreto, durante la Guerra del Donbás de 2014, preludio de la actual Guerra de Ucrania) se extendió en los medios rusos una escalofriante noticia. Según el testimonio de Halina Pyshnyak, una supuesta refugiada rusa, en la plaza Lenin de Sloviansk las fuerzas ucranianas habían crucificado a un menor de 3 años.
Sin embargo, pronto empezaron a correr dudas. ¿Nadie más, aparte de la mujer, había presenciado el acto? ¿No existían testimonios grabados de lo sucedido? Era algo extraño, puesto que, en 2014, un suceso de la envergadura de una guerra recibía una intensa atención mediática. Y, por otro lado, ¿cuál era la “plaza Lenin” que citaba la testigo? En realidad, no existía ninguna plaza con ese nombre en la ciudad de los hechos…
El escándalo fue mayúsculo. Al parecer, todo había sido una noticia falsa que beneficiaba a la propaganda prorrusa. El bulo sirvió, sin embargo, para realizar una serie de estudios sobre la rapidez con que se propagan las fake news en la actualidad.
7. La pandemia de Coronavirus
Pero si existe un hecho reciente que ha suscitado multitud de fake news ha sido la pandemia de Coronavirus de 2020. Desde a cómo se originó la enfermedad a los supuestos efectos secundarios de las vacunas; los cuatro años que duró la pandemia fueron una verdadera fábrica de noticias falsas que no hacían más que diseminar el miedo entre una población ya per se bastante aterrorizada.
El hecho de que, durante el confinamiento, la gente estuviera conectada constantemente a las redes no ayudó para nada a la contención de las noticias falsas. Por ejemplo, se dijo que la tecnología 5G era una de las causantes de la pandemia. El resultado fue que algunas instalaciones fueron salvajemente asaltadas.
Cuando comenzó la vacunación, las fake news se volvieron a disparar. Una de las que obtuvo bastante “éxito” fue la que sostenía que, a través de la vacunación, los gobiernos insertaban un microchip con el que podían controlar constantemente al individuo. Y, a pesar de que la OMS realizó llamamientos de tranquilidad a nivel global, los bulos no hicieron sino crecer, espoleados por las siempre candentes redes sociales.
Conclusiones
Las noticias falsas son tan antiguas como el ser humano. A través de ellas, cierto sector de la población intenta manipular a la sociedad o a grupos concretos, con fines variados pero que siempre confluyen en lo mismo: la obtención de un beneficio.
Bien sea la justificación de un poder (como sucedió con el papado y la falsa Donación de Constantino), o la legitimación de una guerra (el acorazado Maine, la escalofriante fábrica de cadáveres alemana, el niño crucificado de Ucrania…) o la justificación de un odio sin sentido (los casos de los libelos de sangre contra los judíos y conversos), el caso es que las fake news son altamente peligrosas.
Actualmente, con la proliferación de los medios digitales y las redes, cada vez resulta más sencillo difundir una noticia falsa, especialmente si se cuenta con el apoyo de la cada vez más escalofriante inteligencia artificial. Quizá llegará un momento en que estas fake news sean tan sofisticadas que nos sea imposible discernir verdad de mentira. Mientras tanto, sin embargo, es mejor estar preparado y no dar crédito a todo lo que cae en nuestras manos… por el bien de la humanidad.