¿Se puede prevenir el Alzheimer mediante el consumo de Omega-3?

Así es como el Omega-3 interviene en el riesgo de desarrollar enfermedad de Alzheimer.

¿Se puede prevenir el Alzheimer mediante el consumo de Omega-3?

Los ácidos grasos Omega-3 han cobrado mucha fama en los últimos años por sus beneficios en la salud general, en el contexto deportivo, y de múltiples enfermedades.

En este artículo los nutricionistas deportivos de INDYA abordan la relación que hay entre los Omega-3 y la prevalencia de Alzheimer.

¿Qué es el Alzheimer?

El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que se caracteriza por alteraciones en la memoria, el lenguaje, razonamiento y otras funciones cognitivas. Cada vez afecta a más personas en el mundo, sobre todo en aquellos países donde ha incrementado la esperanza de vida en los últimos años. Diversos estudios indican que la probabilidad de manifestarse alcanza el 40% en población mayor de 85 años.

Su progresión es lenta y continua, y su origen depende de diversos factores, algunos modificables y otros que no lo son. Entre los no modificables destacan la edad, el sexo y algunas condiciones genéticas. Por el contrario, hay factores que sí dependen de nosotros, como el consumo de alcohol y tabaco, la actividad física, el consumo de antioxidantes y la calidad general de nuestra alimentación. De ahí la importancia de tener buenos hábitos durante gran parte de nuestra vida, para tener una mejor vejez.

¿Qué son los ácidos grasos Omega-3?

Los famosos Omega-3 son un grupo de ácidos grasos poliinsaturados esenciales, lo que quiere decir, que debemos obtenerlos a partir de nuestra alimentación. Dentro de los ácidos grasos poliinsaturados encontramos dos grandes grupos: los Omega-3 y los Omega-6.

Las fuentes de Omega-6 son mayormente de origen vegetal, que sufrirán en el organismo una serie de conversiones hasta alcanzar su forma activa, el ácido araquidónico. Lo mismo sucede con el Omega-3, que lo encontramos en forma de ácido alfa-linolénico (ALA), eicosapentaenoico (EPA) y docosahexaenoico (DHA), nos referiremos a ellos por sus siglas para simplificar.

Es importante mencionar que al igual que pasa con el Omega-6, en caso de los Omega-3, el ALA sufrirá varias conversiones hasta alcanzar la forma EPA o DHA, que ya son bioactivas.

Los ácidos grasos Omega-3 y Omega-6 son fundamentales en procesos relacionados con la regulación de la inflamación, el correcto funcionamiento del sistema inmunitario y en el funcionamiento neuronal.

¿En qué alimentos se encuentran los Omega-3?

Los alimentos ricos en Omega-3 son muy distintos dependiendo de si son fuente de ALA, o EPA y DHA. El ALA se encuentra mayoritariamente en alimentos de origen vegetal como las nueces, las semillas de chía, de lino, cáñamo… Su conversión en el organismo es escasa, aunque en personas vegetarianas/veganas se ve aumentada.

Por el contrario, las fuentes de EPA y DHA son mayormente marinas, siendo los pescados azules la estrella: salmón, sardinas, caballa, atún… aunque también puede extraerse el Omega-3 de algunas algas.

Beneficios cognitivos de los Omega-3

Los ácidos grasos Omega-3 desempeñan una importante función en el funcionamiento del cerebro, de ahí parte sus beneficios:

  • Forman parte de la membrana de nuestras neuronas, permitiendo un mejor flujo sanguíneo cerebral.
  • Permiten sintetizar mediadores antiinflamatorios, lo que reduce la síntesis de los proinflamatorios. Esto reduce la velocidad a la que nuestro sistema nervioso se deteriora.
  • Unos niveles altos de Omega-3 se asocian a una menor pérdida de volumen del hipocampo. Esta es una región del cerebro fundamental para el aprendizaje y la memoria.
  • Mantiene la integridad de la barrera hematoencefálica. Se trata de una capa que recubre nuestros vasos sanguíneos cerebrales y la médula espinal, impidiendo que estos sean atacados por virus o toxinas que pudieran circular por el resto del organismo.

Alimentación y Alzheimer: ¿cuál es la relación?

Como hemos visto al inicio del artículo, uno de los factores modificables en cuanto a la incidencia de Alzheimer es la calidad de nuestra alimentación.

El patrón alimentario más estudiado en relación al Alzheimer es el Mediterráneo, que destaca por un alto aporte de fibra, vitaminas, polifenoles y grasa monoinsaturada y poliinsaturada, como los Omega-3.

Pero, ¿qué quiere decir esto? Que un alto consumo de frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, frutos secos y pescado (azul en especial) se asocian con una menor incidencia de Alzheimer.

La fibra y los polifenoles son compuestos que no se absorben en el intestino, y que llegan al colon donde nuestra flora los fermenta, manteniendo así unos niveles adecuados de bacterias beneficiosas, lo que tiene efectos antiinflamatorios, de los que se benefician otros muchos tejidos en el organismo.

De hecho, sabemos que un desequilibrio en este microbioma puede debilitar la barrera hematoencefálica que hemos mencionado anteriormente.

Por otro lado, los Omega-3 son fundamentales en la regulación de la inflamación, ya que de estos se derivan mediadores antiinflamatorios. En las enfermedades neurodegenerativas, y que además afectan a personas de avanzada edad, se da un estado de inflamación crónica, muchas veces sumado a la inactividad física, por lo que disponer de un componente altamente antiinflamatorio es importante.

En resumen, una correcta alimentación puede beneficiarnos de cara a la prevención de la aparición de Alzheimer.

¿Se puede suplementar con ácidos grasos Omega-3 para tratar el Alzheimer?

Si bien es cierto que el Omega-3 se ha estudiado de cara a la prevención de la enfermedad, la evidencia científica a día de hoy no encuentra beneficios claros en el tratamiento del Alzheimer.

Se trata de un campo que aún está en estudio y la relación entre Omega-3 y tratamiento del Alzheimer es esperanzadora; aunque solo podemos hablar de mejoras en el dominio de la memoria en etapas tempranas de la enfermedad.

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